CAPITULO 3

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Saque de mi bolso el bate de madera y lo sostuve firmemente, avance hasta llegar a la cocina, estaba asquerosa y por primera vez hubiera querido estar en la cocina de mi madre. No vi nada, camine hacia una escalinata de madera y decidí subirla, había otro pasillo pero este no era tan largo como el de abajo, observe una puerta a mi izquierda que contenía una cuelga de madera y tenía el nombre de...

—Tim...— me dije, de repente sentí que algo se me acercaba, voltee bruscamente y coloque el bate sobre mi espalda, pero no fue nada, decidí abrir la puerta y soltó un fuerte rechinido, era un cuarto de niños repleto de juguetes horribles, algunos estaban deformes y parecía que su mirada siempre te seguía. Percibí un fuerte olor que provenía de un baúl, me acerque y vi que tenia letras amarillas que formaban una palabra "magia", me atreví a abrirlo y al ver lo que estaba adentro, quise salir corriendo de esa casa.

—no puede ser— me dije, era él, el niño Tim, estaba en el baúl muerto, era un cadáver, tenía el cuello cortado y doblado, pues era muy grande para caber allí, tenía los ojos abiertos y me miraba fijamente, tome mi bate y...

—querido niño!!!!!!!!! — oí decir a la anciana, cerré el baúl con cuidado y me apresure a bajar por la escalinata, al estar abajo, la vi en la cocina con lo que parecía ser un pedazo de pastel de chocolate de hace unos cien años atrás.

—en dónde estabas? Te hice una tarta de chocolate— me dijo llevándome a la silla de la cocina, y poniéndomelo en frente. Sonó el timbre de la puerta y la anciana fue a ver quién era, yo me levante de mi silla y me asome hacia el pasillo pero no la vi.

—¿A dónde vas? — me sorprendió por detrás de mí, pegue un salto y casi la golpeo con el bate.

—No has terminado tu pastel— me dijo con una sonrisa y al mismo tiempo acercándose lentamente a mí y yo, a la par retrocediendo.

—Creo que ya es tiempo de que me vaya— le dije intentando esquivarla.


—No iras a ningún lado— me dijo mientras se acercaba a mi mas y mas.

—yo creo que si— le dije y luego la empuje, tan fuerte que casi rompe la pared destruida y desgastada, corrí hacia la cocina y subí la escalinata, entre al cuarto de Tim y me quede allí detrás de la puerta a esperar que viniera y darle el golpe, pero no vino.

Baje las escaleras despacio, no vi nadie, corrí hacia el pasillo y vi la puerta abierta corrí lo más rápido que pude hacia ella pero antes de que llegara, se cerró bruscamente por una persona, era alta y parecía tener la figura de...

—Que es...— me dije mientras sostenía el bate con más fuerza. Me asuste cuando vi que la figura que parecía ser controlada por hilos y era, el payaso de la foto, no tenia ojos, los orificios estaban vacios, tenía una gran sonrisa, que era sostenida por unos alambres a los extremos de sus mejillas, parecían haberlos clavado en ellas y darle vueltas para que no se salgan.

De inmediato el payaso se abalanzo hacia mí, yo con mi bate en la mano, le golpee y partí la cabeza como había hecho con mi padre, pero esta vez el cráneo se partió hasta lo profundo, abriéndose y saliendo así el poco de sangre que quedaba, mientras observaba, no me daba cuenta de que la anciana que estaba detrás de mi había enredado los hilos con el bate y no podía sacarlo, la anciana corría hacia mí, corría y corría, yo luchaba por sacar el bate pero mis esfuerzos eran inútiles, al ya estar la anciana muy cerca de mí, voltee rápidamente cuando vi que una persona viva abrió la puerta y lanzo un hacha, este se elevo por los aires dando vueltas, y sentí como pasaba justo un centímetro por mi oreja, hasta que vi a que le había dado.

La anciana se encontraba detrás de mí con la cabeza partida casi a la mitad, me miraba fijamente y se fue cayendo hasta chocar con en piso. Observe como se hundía en el charco de sangre al igual que mi madre, pronto recordé que no estaba solo, voltee a ver a la persona, volví a tomar el bate pero seguía enredado.

—créeme querido, eso hubiera sido muy doloroso— me dijo con toda normalidad, al entrar al pasillo pude verla, era una mujer digamos de cuarenta y seis años aproximadamente, tenía el pelo recogido en un moño y pocos mechones de pelo que cubrían su cara, tomo el hacha llena de sangre y lo desenterró de la cabeza de la anciana y corto los hilos que sostenían mi bate.


—ven conmigo querido, debes tener hambre— me dijo saliendo de la casa, yo decidí seguirla pero llevaba conmigo el bate en mi mano, por si alguna otra cosa me llegara a suceder. La seguí hasta llegar a donde estaban las demás pocas personas que había logrado ver, me dirigió hacia una pequeña casa que parecía ser una panadería como la del señor Baker, entre allí y pude percibir el olor de panes recién hechos.

—siéntate, ahora vuelvo— dijo y se dirigió a lo que parecía ser una puerta trasera, a los pocos minutos regreso con el hacha pero estaba limpia, y después de recostarlo sobre la pared, saco una bandeja de panes del horno, se veían deliciosos.

—Come querido, come lo que quieras— me dijo colocando 10 de los panes redondos sobre un plato en frente de mi. Yo no pude evitar el hambre que tenia y me los devore, ella cogió mi bate, lo lavo y me lo trajo de vuelta. Termine de comer mis panes y tomando el plato otra vez, me sirvió otros 10 mas, los cuales me devore.

—Esto te servirá— dijo mientras me ponía un vaso de madera muy grande lleno de algún liquido, no pregunte y solo me lo bebí antes de terminar mi segunda ronda de panes, estaba deliciosa la bebida nunca antes la había probado.

—¿Qué es? — pregunte con curiosidad mientras seguía comiendo.

—crema de malta, yo la invente, es una receta muy creativa y saludable— dijo quitándome el plato y seguía poniéndome más, pero esta vez me sirvió solo cinco, pues la bandeja que había hecho era nada más para 25 panes, e igual los devore como antes.

—disculpe señora, puede decirme donde estoy— le dije mientras me servía mas crema de malta.

—Ya suponía que no lo sabías querido, este pueblito también fue destrozado por la gran guerra— dijo mientras deslizaba el vaso.

—Bienvenido al refugio— me sonrió.

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La llamada del Reflejo ©Where stories live. Discover now