Soy un tigre blanco

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Ahora viene la parte difícil: ¿cómo narices activo mis poderes?. Tengo que pensar rápido. Me estoy jugando la vida de Dylan.

Vamos Lena piensa, piensa, piensa,....  ¡Ya lo tengo! ¿Y si me pongo en peligro?

Salgo corriendo de la cabaña, dirigiéndome al árbol donde había escalado.

Llámame loca, pero si me tiro de allí, estoy segura de que se activan. Eso o me mataré, que también.

Lo mejor será tirarme por la mitad o así. O sea, no desde la copa. Por sí acaso.

Sin perder ni un segundo, espero a subir y a subir. Llego a una rama lo bastante potente como para soportar mi peso, así que me apoyó allí.

Miro abajo. Mala idea.

Un consejo, si tienes vértigo y te subes a un lugar bastante alto, nunca mires abajo.

Miro abajo y por poco que caigo antes de tiempo.

¡Por Dylan! Pienso.

Me dejo caer.

Justo a unos escasos centímetros del suelo pasa algo que no se como explicarlo. Es como si mi cuerpo se moviese solo. Se pone de tal forma de que caigo en una posición, con la rodilla derecha hacia delante y la izquierda bajada con el puño derecho en el suelo. En plan super épico, y lo más importaten no me he abuerto la cabeza.

Me quedo sorprendida. Estoy segura de que eso tenía que ver con los poderes. Bueno, en parte ha funcionado.

Por lo que me ha dicho mi conciencia, tengo que valerme por mi misma. Puede que a Dylan le alla funcionado el método en la que los poderes salen poniéndote en peligro.

No sé que me da, que no es mi caso. Aunque lo que he hecho ha sido bastante antinatural.

Tengo que intentarlo de otra forma y sea lo que sea, tiene que ser rápido.

Bien, pensemos. Cada vez que tengo uno de esos sueños es cuando me, digamos, inspiro. Es cuando tengo claro que hacer. Igual me tengo que concentrar en lo que quiero. Como hizo Dylan, cuando me lanzo las piedras.

Me dirijo a la zona del desierto y me siento en la arena. Me pongo comoda. Cierro los ojos e intento concentrarme en Dylan.

No pasa nada.

Intento relajarme, aunque sea difícil en un momento como este. Cojo aire y me concentro.

¡Por Dylan! Pienso otra vez. Ya que la otra vez me funciono, tal vez esta vez también.

Poco a poco, empiezo a ver algo.

Al principio, está borroso pero cada vez se ve mejor. El lugar es el desierto. Parece que está muy lejos de aquí, debido a que siento mucho calor de repente. Y entonces, lo veo.

—¡Dylan!—lo llamo.

Como era de esperar, no me oye. Aunque, creo que no es que no me oiga porque lo esté viendo en mi mente, que también, sino que está inconsciente.

Intento hacer una especie de zoom en la imagen y veo que tiene quemaduras por todo el cuerpo y tiene la camiseta puesta en la cabeza, de forma que no le de tanto el sol. Pero ni con esas.

Su respiración es cada vez más débil. Como me advirtió mi conciencia. Se está muriendo.

Verlo así me entristece.

No deberíamos habernos separado y para empezar no deberiamos estar aquí. Los dos teníamos una vida. Una familia.

Nos lo han arrebatado, a saber porque.

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