El camino a Canadá no está siendo nada aburrido la verdad. No paramos mucho pero de vez en cuando paramos para dar un paseo y disfrutar de los pequeños lujos como ver una puesta de sol o hacer un pequeño picnic, y con las bromas e ironías de Dylan es imposible aburrirse.
Estamos apunto de cruzar la frontera hacia Canadá pero hoy no hay casi nubes y, para disfrutar de este clima, Dylan y yo haremos un picnic para la cena.
Pero antes nos hemos cambiado de ropa. Dylan a escogido unos pantalones de color rojo escarlata y una chupa marrón oscura. Está guapísimo. Por mi parte, yo he elegido unos botines marrones, unos pantalones vaqueros ceñidos y un abrigo verde acompañado de un pañuelo azul.
—Dylan, ¿qué crees que nos pasará cuando esto acabé?—le pregunto con cierta intriga mientras termina un sándwich.
—Sinceramente, no lo sé—dice tras un suspiro—. No sé cuando va a terminar esto y tengo el presentimiento de que el final no está precisamente cerca. Además, prefiero vivir el momento.
En ese momento Dylan traga el último bocado de su sándwich. Recogemos todo lo que hemos usado en el picnic y él se tumba encima de su preciada manta y yo a su lado, me pasa el brazo por debajo de la cabeza y observamos las estrellas que se divisan en el cielo.
—Lena...—dije Dylan con un tono de relajación extrema.
—Dime—le respondo.
—Siempre he querido hacer esto con la persona que más amo en mi vida, es decir, contigo—me dice con un tono un tanto emotivo.
En ese momento le miro. Él me devuelve la mirada y nos besamos y nos abrazamos.
—Te quiero, Lena Winchester—me dice.
—Te quiero, Dylan Jones—le respondo.
Entonces se acerca a mí y lo primero que hace es coger mi pañuelo y salir corriendo con ella puesta. Eso me pilla por sorpresa. Solo tardo unos segundos den ir detrás de él y justo cuando lo alcanzo, se abalanza sobre mi sin parar de reír, me levanta del suelo colocándome en su espalda como si fuera un saco de patatas.
—¡Dylan, para!—grito entre risas—. ¡Déjame en el suelo!
Solo escucho carcajadas procedentes de él.
Al final me dejo en el suelo.
—¡Qué tonto eres!—le reprocho y dándole un beso.
Después, seguimos contemplando las estrellas. Hasta quedarnos dormidos.
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Al día siguiente, Dylan me despierta ya antes de que yo pueda decir nada, el castaño me pone la mano en la boca para que no emita ningún sonido. Cuando consigo ver lo que hay a nuestro alrededor, veo a un perro el cual nos olfatea y de vez en cuando nos mira extrañado.
—No podéis estar aquí—dice una voz desconocida para nosotros.
En ese momento Dylan y yo nos giramos y vemos a un cazador de unos cincuenta años y armado con una escopeta.
—Tranquilo, ya nos marchamos—dice Dylan dándole a entender que no queríamos meternos en más problemas.
—Tener cuidado, estamos en coto de caza y os podrían confundir por un animal y dispararos-nos advirtió el cazador.
—¿Es tuyo el perro?—pregunto intrigada.
—Si, espero que no os haya molestado. Yo soy Henry. Parecéis cansados, no vivo muy lejos, ya la hora que es, si queréis venir a desayunar a mi casa.-—nos ofrece el leñador.
Ambos aceptamos su oferta y llevamos el coche hasta su casa. Una vez allí, nos ofrece una taza de café y unas pastas a cada uno, cosa que nos alegra saber que vamos a tomar café caliente.
—Henry, ¿Tú vives aquí?—le pregunta Dylan mientras termina de beber su taza de café.
—No, yo vivo en un pueblo cercano pero en temporada de caza vengo a pasar aquí los fines de semana—responde Henry.
Después de desayunar Dylan y yo recogemos nuestras cosas. Cuando ya estábamos subidos en el coche recordé que se nos olvidaba la preciada manta de Dylan y acto seguido fui a recogerla, pero cuando vuelvo, veo que unos hombres del laboratorio en el que nos apresaron tienen a Dylan.
¿¡Pero cómo pueden habernos encontrado!?
Los veo desde la ventana, Entonces observo y veo a Henry hablando con uno de los hombres del laboratorio. A continuación afino mi oído y logro escuchar lo que dicen.
—Gracias Henry por habernos ayudado de esta manera, todo está listo para el experimento—le dice el hombre a Henry.
—No hay de que, lo que sea por mi hermano-le responde el supuesto cazador.
En ese momento me fijo en un diploma en la pared. " Diploma al mejor cazador de Montana para Henry Montgomery". Henry es el hermano del director del laboratorio, del Sr. Montgomery.
—¿Por casualidad no sabrás donde está la chica?-le pregunta el hombre.
—Estaba con él-responde Henry.
—Tranquilo, no andará muy lejos, la encontraremos—dice el hombre.
Seguidamente me asustó y escapo por la ventana. Corro lo mas rápido que me permiten mis piernas y me escondo detrás de unas rocas.
Un rato después, compruebo que se han ido y observó que se han dejado el coche. En ese mismo momento, escucho a alguien detrás mío e intento escapar pero con lo torpe que soy me doy contra un árbol y me desmayo.
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Me despierto aturdida después de varios días, me cuesta ubicarme hasta que recuerdo que secuestraron a Dylan y para comprobarlo voy al último lugar donde lo vi. Una vez confirmada su desaparición decido actuar y ponerle fin a esta situación. Ya basta de escapar, es hora de hacerles frente.
Me subo al coche pero después de recorrer un par de kilómetros, me doy cuenta de que no voy a llegar y decido poner a prueba mis poderes y me concentro en volar, en salvar a Dylan y a mi padre, y desmantelar esa organización que se dedica a joder la vida a jóvenes inocentes. Entonces abro los ojos mis patas felinas a varios metros del suelo. Ahora si, voy a acabar con todo esto.
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Metahumanos
Teen Fiction[COMPLETADA] Soy Lena, Lena Winchester. Un día, aparecí perdida en un bosque. Sin recordar nada, sin saber cómo o por qué estaba allí. Con la única compañía de un chico desconocido. Ninguno de los dos sabíamos como llegamos allí. Juntos intentarem...