¡Ahora todo tiene sentido!

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Me despierta la luz del sol. Abro los ojos y me giro hacia el lado de la cama de Dylan, que para mi sorpresa no está.

Oigo el ruido del agua proveniente del baño. Toco la puerta y preguntó:

—¿Dylan estás ahí?

El ruido del agua desaparece y se oye una voz que dice:

—No, soy un total desconocido al que le gusta ducharse en un baño ajeno—responde con ironía, el muy vacilón.

Suspiro algo aliviada, aunque en el fondo sabía que era él, claramente.

Tal vez me esté volviendo paranoica pero este sitio no me gusta nada. Todo es muy raro, incluso la gente.

Entonces sale Dylan del baño.

—Buenos días—lo saludó y me acerco a él para darle un beso de buenos días.

—Igualmente—me responde mientras me devuelve el beso.

Ahora soy yo la que entró al baño, no sin antes coger algo de ropa: unos pantalones de chándal grises y una sudadera de Adidas de un tono similar. Debido a que estoy en un laboratorio no me importa como voy vestida la verdad.

Al salir me encuentro dos bandejas de comida cosa que una de ellas ya la está comiendo Dylan.

—El desayuno—dice mientras mastica un trozo de croissant.

—¿Cómo sabían qué los dos estábamos aquí?—digo por el hecho de que había dos bandejas y no una.

—Bueno, primero fueron a tu habitación y como no estabas decidieron buscarte en la mía.

No puedo evitar sonrojarme un poco, por vergüenza quizá.

Empiezo a comerme el desayuno. Un croissant y un café.

—Claro porque como nos han estado "vigilando" mientras estábamos en ese infierno saben que... bueno... entre nosotros hay algo—intuyo algo avergonzada.

—¿Qué entre nosotros hay algo?—repite Dylan—. Después de todo ¿solo hay algo entre nosotros?

—No iba a malas—me explico—. Solo digo que no hemos tenido tiempo para hablar de lo nuestro, de lo que somos y eso.

Asiente de forma que da ha entender que tenía razón. Pero justo en el momento en el que iba a decir algo más aparece un chica con aspecto de farmacéutica. Ya sabes bata blanca, gafas y moño.

—Señorita Winchester y Señor Jones, acompáñenme—nos ordena.

Ambos nos miramos y nos dirigimos hacia ella. Hemos acabado de desayunar justo cuando ha venido.

Salimos de la habitación de Dylan. Vamos por detrás de la chica farmacéutica.

Tal vez fuera cosa mía pero, me parece que de vez en cuando mira hacia atrás, no para ver si la seguimos, sino del mismo modo como cuando le tienes miedo a algo y tienes que tenerlo vigilado por si te ataca. Es como si nos tuviera miedo. Debido a que no dice nada me adelanto un poco más para quedarme a su lado.

—Disculpe—digo intentando sonar amable—¿A dónde vamos?

—Al despacho del responsable de estas instalaciones, el Señor Montgomery—responde.

Me paro para quedarme al lado de Dylan.

—Es la hora—dice—. Por fin llegan las respuestas.

En este momento soy un caos de sentimientos. Es evidente que este momento iba a llegar, pero, no se si estoy preparada para escuchar la verdad. Aunque por una parte quiera.

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