•Capítulo 8•

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Estaban ahí.

Ambos estaban en un mismo lugar y estaban abrazados, aquello parecía tan lejano para Yoongi, el primero en despertar de su pequeña siesta. Aspiró el aroma natural de Jimin y sonrió embelesado por ello, cuánto quisiera despertar con aquel aroma todas las mañanas.

Su mirada se posó en la mesa de centro delante de ellos y su atención se centró en un post-it amarillo patito que llevaba una letra que no reconocía, tal parecía ser la Taehyung por ser impareja y poco legible.

—"Salí con Jungkook, no me esperen despiertos, pillines".

Leyó mentalmente, sonrió con sorna y miró a Jimin preguntándose qué habría dentro de su mente ¿qué pensaba cada vez que lo rechazaba por sentirse mal? ¿Le dolerá por no estar juntos o le dará igual? Sabía que si no aprovechaba su oportunidad no podría ver a Jimin de cerca hasta que el omega pueda soportarlo otra vez.

Se levantó con cuidado y cuidando no despertar a su omega fue a por su posible solución, un cinturón de seda para bata. Sonaba tonto sí pero debía intentarlo. Volvió al lado de su pelirosa y aprovechó el tiempo que le quedaba con su bebé, verlo dormir tan pacíficamente a su lado era lo más satisfactorio que podía haber visto, notar que su cuerpo no lo rechazaba lo hacía sentir especial y querido.

Pero todo tiene final.

Jimin comenzó a removerse entre sus brazos y poco después Min le vio abrir los ojos confundido, el pelirosa olisqueó el aire unos segundos, lo que provocó infinita ternura en el mayor aunque no realizó respuesta alguna, y finalmente sus miradas se encontraron.

Park no cabía en su sorpresa, parecía haber visto una fantasma. Yoongi sonrió ladino y el pelirosa comenzó a alejarse logrando deshacer la sonrisa del mayor, otra vez ese sentimiento de rechazo se coló en el pecho del pelinegro, rápido recordó su plan y sujetó a Jimin por ambos brazos.

—Jimin, escúchame, te ataré esto a los ojos. No pienses en nada.

Rápidamente el moreno actuó y amarró la correa de seda alrededor de la cabeza del pelirosa, pronto el menor dejó de moverse y Yoongi pudo respirar más tranquilo.

—¿Me explicas el porqué de esto?

—Si no me ves, no te enfermaré.

Y eso fue una puñalada al corazón del omega. Nunca quiso sentirse así respecto a su predestinado, nunca quiso rechazarlo y alejarlo pero así era su naturaleza. Él sabía que a Min le dolía su indiferencia pero ¿qué podía hacer? Si llegaba a un extremo moriría.

—Hyung, no me enferma. Yo...es nuestra naturaleza.

Yoongi lo sabía también, aún así, había algo en él que le recordaba que por más que lo intentara, cuando tuviera a Jimin entre sus brazos sin una venda o mareos, lo rechazaría de igual manera.

—Eso lo sé, Minie. Ven, échate aquí—. Tomó suavemente el brazo del menor y lo empujó hacía él, logrando recostarlo en su pecho. Jimin olfateó al Alfa disimuladamente y pronto sintió un nudo en la garganta ¿le habían dado náuseas, en serio? Qué asco de persona era. Se centró en no enfermar, él podía hacerlo, lo que tanto anhelaba cuando era un niño estaba pasando.

Pero no de la manera que él deseaba.

Su Alfa era un supuesto mujeriego que probablemente lo cortejaba por órdenes de su padre.

Hoseok era un Alfa altamente imponente si quería que alguien haga algo, por ello a veces a los demás les daba miedo acercarse a un enfadado Hoseok.

¿Él es mi Alfa?[YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora