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Leyó toda la noche y parte del día; las líneas parecían ser infinitas, no había salido de su habitación hasta llegar al punto final de ese gran libro antiguo. Miles de ideas surgieron en su cabeza, unas razonables otras no tanto, pero al final de cada una, alguien salía herido.

— Nunca debí acceder a esto — la inconfundible voz de Daniel resonó en aquella habitación.

— Sabias que de alguna manera lo conseguiría.

— Eso es lo que más me aterra — empezó a dar tirones en sus cabellos — te pareces tanto a él...

— No te atrevas a volver a decirlo — siseo — me repugna saber que soy algo de él.

— Pero es tú....

— Dejo de ser mi padre, él está muerto para mí.


Daniel decidió no decir nada más, era un tema delicado y del cual no debía involucrarse, al menos por el momento.

— ¿Qué es para ti aquel tipo? — la pregunta del muchacho saco de balance al príncipe.

— ¿Bladimir? — callo de golpe cuando se dio cuenta que le había revelado el nombre.

— Bladimir — repitió — creo que sabes más de lo que pienso.

— Es mejor que te alejes de todo esto Thiago — aconsejo — esta mierda no es para ti, es caótica, he visto como destruye todo a su paso, no dejare que suceda lo mismo contigo.


El futuro Alpha analizo las palabras del príncipe vampiro, no le fue difícil unir sus palabras con los hechos de sus padres.

Leyó aquellas líneas en el viejo papel, lo había encontrado; los beneficios de ser puro, al fin sentía un respiro de tanta presión.

— Creo que ya es muy tarde.










(...)










Estar de nuevo en aquel lugar la llenaba de recuerdos, desde el más dulce hasta el más amargo y cruel; se abrazó a sí misma, el lugar parecía más frio que de costumbre.

El silencio era tan espeluznante que le hacía querer salir de ahí, se sentía igual de vacío de cómo lo recordaba, una sonrisa triste apareció en su rostro, la última vez que estuvo aquí fue hace más de diez años.

— Tía — la encantadora voz de Fara rompió el silencio, los cálidos brazos de la chica la rodearon — no la esperaba ver por aquí — su rostro era tan expresivo al igual que al de su madre.



— Ya ves, sorpresas de la vida.

— Ni que lo digas — sonrió, pero de pronto esta decayó — me entere de lo de Thiago — sus finos labios hicieron una mueca — lo siento tanto tía...

— No te preocupes — un nudo se empezó a formar en su garganta — sabíamos que algún día él tendría que enterarse.

Fara estaba a punto de volver hablar cuando la voz de Ethan la interrumpió.

— ¿Leah? — los ojos de Ethan no creían lo que veían, aquella castaña se encontraba a escasos metros de él.


Dan empezó a ronronear al sentir el aroma de su mate, lo volvía loco, Akira le hacía perder la cabeza. Pero había algo diferente, la hostilidad y agresividad hacia su lobo por parte de Akira se encontraban por los suelos, algo andaba mal.

Desde su primer encuentro con el humano y la bestia, Akira había marcado distancia, siempre se reusaba a hablar con Dan y cuando lo hacía, se encargaba de echarle en cara todo el daño y heridas que habían dejado. Leah y Akira se acolaban muy bien, la humana era pureza mientras en aquella loba blanca chispeaba un poco de maldad, nobleza y soberbia, tranquilidad y caos, amor y odio. Ellas eran como el día y la noche.


— ¿Le paso algo a Thiago? — las palabras quemaban al salir, no imaginaba algo así, se rehusaba a pensar si quiera que su hijo estuviera más herido, porque por la Diosa Luna juraba que daría su propia vida con tal que su hijo ya no sufriera más.


— Esta en la manda — respondió después de un momento — Daniel esta con él y los demás lo estarán cuidando de lejos....


— ¿Temes que pierda el control? — recordó aquella larga platica que tuvieron hace años, ninguno de los dos sabia a profundidad el tema de los puros, por lo que reunieron toda la información que pudieron y se pusieron al corriente.


Ambos sabían que su hijo poseía en sus manos una gran habilidad que lo ayudaría a ser alguien poderoso pero también podría ser el culpable de su propia destrucción.


— Necesitamos hablar — no lo negó, tampoco lo afirmo, pero cualquiera que le viera sabía que aquella castaña estaba sufriendo.


— Vamos a mi despacho — concordó con Leah — Fara — llamo a su sobrina — Damián llegara en cualquier momento ¿le puedes decir que se vaya adelantando? — la chica asintió.

— Si tío — este asintió.

No dijeron nada más, los dos adultos se dirigieron hacia el despacho, ambos estaban tensos ante la situación tan delicada que estaba frente a ellos. Ethan se fue directo a sentar en su silla mientras Leah se quedaba de pie delante de aquel escritorio color caoba. Ella sabía muy bien que debía permanecer de pie, debía verse firme y decidida; respiro unas cuantas veces para buscar el valor que se había ido hace unos instantes.


Vamos Leah, tu puedes.

Se repitió mentalmente, suspiro por última vez para soltar aquellas palabras mortales.

Márcame de nuevo — soltó — hazme tu luna.




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¡SE PRENDIÓ ESTA COSA!

¡Hola!

No sé qué decir :v bueno, aquí el cap de la semana. Les recuerdo que contamos con un grupo de Facebook, el link esta en mi perfil, todos son bienvenidos

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Pd: ¿les gustaría que les dediquelos capítulos? ¿quién dice yo?

¡Nos leemos después!

— Liz <3

Sacrificio [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora