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Todo alrededor perdía volumen, todo perdía sentido, lo único que lo mantenía cuerdo era el dolor que presionaba su pecho. Su vista solo veía a los doctores y enfermeras salir y entrar de la habitación donde se encontraba su madre, la desesperación y la cordura amenazaban con tomar su cuerpo. Faltaba tan poco para que las lágrimas fueran derramadas, faltaba tan poco para que su fuerza cayera en pedazos.

Unos brazos rodearon su cuerpo, por su olor sabia enseguida de quien se trataba y solo hasta ese momento se permitió derrumbarse, sus lagrimas se escaparon y la agonía en el que estaba sumergido era un poco menos doloroso, porque ella tenia ese poder en él; era su tormenta, pero también era su calma.

— Todo estará bien — acaricio su cabello con cariño — la Diosa Luna nunca nos abandonará, solo no pierdas la esperanza.

— Es que no se en que momento paso— limpio sus lagrimas con la manga de su suéter — estábamos conversando y de la nada empezó a gritar del dolor no las quiero perder...


— Y no lo harás, ya verás que no.


Thiago no tardo en escuchar las palabrerías de su padre al pedir información acerca de Leah y ver como el personal se quedaban estáticos.


— Señor Black — hablo Naima lo suficiente alto para que Ethan lo escuchara.


— ¿Qué demonios ha pasado? — pregunto aun alterado, Thiago se levantó del asiento y miro a su padre.


— No han salido a decir nada — respondió — estaba muy mal cuando ingresamos, el dolor no la dejaba estar, ella en verdad sufría...


— Tu madre es fuerte, ella saldrá de esta — pronuncio Ethan aquellas palabras para calmar a su hijo, pero también para consolar el dolor que crecía en su pecho.


— ¿Dónde están? — la voz de Damián atrajo la atención de padre e hijo, la preocupación surcaba su rostro.


Hace solo unos instantes se encontraba finalizando la ceremonia cuando uno de las omegas de la casa llego con desesperación hasta Ethan quien se altero al instante de escuchar lo que la mujer le había dicho, no dijo nada y corrió al coche, en cambio Damián camino hasta la mujer y le pregunto lo que sucedía sin pensar que sus palabras nublarían su día.


— Nuestra Luna se ha puesto muy mal, su vida y de la pequeña está corriendo peligro...


Y ahora se encontraba en aquella sala de espera, con su corazón bombeando con rapidez y la desesperación por saber de su pequeña.


— Díganme algo por la Diosa — el tono de su voz se elevó.


— Lárgate de aquí — contesto Thiago — tu ya no tiene s ningún derecho de estar aquí.


— Ella es mi...

— No — lo corto el puro — mi hermana dejo de ser tu mate a partir de hoy, tu ya le has entregado tu vida a alguien más — su mandíbula estaba tensa — ¡lárgate!

— Thiago... — intento calmarlo Naima mientras jalaba su brazo — no pierdas la calma, hazlo por tu madre.


— Es mejor que te retires Damián — hablo Joseph quien había escuchado las palabras de su sobrino apenas ingreso a la sala.


— No pueden...

— Te mantendré informado de todo — le dijo en voz baja Joseph — pero por el momento es mejor que no estés aquí.


Sacrificio [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora