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El silencio fue escalofriante, su semblante no había cambiado ni un poco, pareciera que no escucho nada de lo que el joven le había dicho.



— No — fue la primera palabra que dijo tras su silencio — tenemos un acuerdo muchacho, no me importa quién eres, haré que cumplas con tu palabra — tomo un trago de licor — te casaras con mi hija.


— ¿Estas usted sordo? — pregunto al borde de perder la paciencia — le he dicho que encontré a mi mate, que no puedo llevar a cabo el trato, ella apareció


— Y puede desparecer en un siéntanme — chasqueo la lengua — con una simple orden mis hombres tienen la autorización de matar a todos en esa casa.


— No puedes hacer eso.... — gruño.

— Claro que puedo — sonrió con sorna.

— ¡Entienda! — estallo — ahora que tengo mate el consejo no validará lo que he pedido — se levantó de la silla y se puso a la defensiva — y si usted tan siquiera le toca un pelo a ella o su familia, lamentara tanto haber nacido.

— Si tu cumples con la parte del trato — hablo — yo no le diré al consejo de tu transformación, el convenio de las manadas y que mandaste a matar a tu compañera.


— ¡Miente! — sus ojos pronto fueron lobunos — usted está mintiendo, nada de que lo ha dicho es verdad — sus parpados cubrieron aquello que tanto ansiaba esconder — yo nuca haría nada de eso.

— Claro que lo hiciste muchacho — dejo la copa vacía sobre el escritorio — ¿Qué acaso no viniste a mí por una alianza? — arqueo una ceja — además, lo de tu transformación es verdad, solo una pequeña mentira de tres, nada que no se pueda resolver.

— Eres un....


— Cuida tus palabras Thiago — amenazo — recuerda con quien hablas.

















(...)













Dos días después








Los ayudantes en la casa entraban y salían de la casa para ir directo al jardín; unos con hermosos arreglos florales, sillas, mesas, telas y todo lo necesario para esa noche.

— Esto es una locura — dijo impactado Zafir — ni en tu cumpleaños había visto algo así.

— Oh cállate — bufo — Leah está exagerando.

— No fue tu madre quien la organizo — ambos chicos miraron al hombre en la puerta — deberías saber que este tipo de cosas se le dan mejor a Sophia y Alina.

— Daniel — saludo Zafir — siglos sin verte — bromeo.


— No cambias chiquillo, no cambias — sonrió.

— Pensé que no vendrías — hablo esta vez Thiago — digo, un vampiro entre tantas bestias....


— Pues te diré — se encogió de hombros — llevo tantos años en la manda que ya soy un miembro oficial de aquí, además — tomo un bocadillo de la charola que iba pasando — no me perdería por nada del mundo el cumpleaños de Leah.

— Exageran mucho para ser solo un cumpleaños.


— Quizás no solo sea un cumpleaños más — camino directo a las escaleras — uno nunca sabe que sorpresa depara la vida.

Sacrificio [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora