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Corrió todo lo que su cuerpo soportaba, su corazón se había acelerado de una forma increíble mientras tomada una gran bocanada de aire cada vez que podía. Sus ojos ahora mismo podrían estar color carmesí, reflejando el odio puro que sentía recorrer sus venas.


Sin darse cuenta llego hasta el límite del territorio, solo tenía que atravesar el pueblo y llegaría a la manda de Truman; pensó en las posibilidades de verle, solo la Dios Luna sabia cuan anhelaba volver a verla.


Miro alrededor, todo estaba tan tranquilo y desierto; la luna se mostraba esplendida en aquel cielo oscuro mientras las estrellas la rodean pero sin opacarse las una a las otras. Rodeo al pueblo por la parte del bosque para así poder llegar hasta la manada Dagger, no le tomo más de veinte minutos estar frente a la casa, las luces estaban apagadas.



— No debí haber venido....— murmuro viendo la casa — solo la estoy poniendo en riesgo.



Cuando estaba por dar media escucho el chirrido apenas audible de la puerta al ser abierta, la maraña color caoba fue lo primero que vio y el olor a vainilla alboroto a Agni.



— Thiago.... — cerro la puerta con extremo cuidado y corrió hasta el puro, este le abrió los brazos pero lo que recibió a cambio no era lo esperado — eres un imbécil.



Lo había cacheteado.




El asombro en el rostro del joven era evidente, llevo la mano a la zona afectada y la sobo suavemente.


— ¿Qué ha sido eso?


— Un poco de lo que mereces — solo fue hasta ese momento que se dio cuenta de las lágrimas acumuladas en sus ojos color chocolate y como su quijada se mantenía elevada.



Estaba furiosa.



— ¿Ya lo sabes cierto? — pronuncio con un nudo en la garganta.



— ¿Por qué? — pregunto — ¿por qué no me le dijiste tú? ¿por qué ella? — trato de que las lágrimas no la traicionaran.


— No lo entenderías.


— Entonces explícame porque de verdad que no lo comprendo — tiro de sus cabellos con impotencia — ¿es acaso porque ella es la hija de un alpha y yo no? ¿es porque soy omega? ¿es por eso?.



— ¡No! — respondió enseguida — por supuesto que no es por el hecho de que seas omega — dijo — hay cosas que no sabes...


— Vamos, dilas entonces.


— No puedo.


— Si solo querías jugar conmigo te hubieras ahorrado la molestia de haber venido a mi casa — retrocedió un paso — yo solo le pedía a la Diosa Luna poder encontrar un compañero esplendido como le ocurrió a mi madre, que me aceptara sin importarle mi posición — dijo apenas audible, perdida en un recuerdo — pero ahora no sabes cuánto lamento haberlo hecho.



<< Has que pare... no podré seguir, dile que la amamos maldita sea >>



— No puedes decir eso — negó levemente — sabes que te amo...



— No es cierto — negó con incredulidad ella — tu no me amas, quizás tu lobo sí pero tu no.



— Te amamos desde el momento que te vimos — dio el paso que ella retrocedió — y desde entonces sabíamos Agni y yo que daríamos la vida por ti sin pensarlo dos veces — trato de tomarla de la mano pero ella rápidamente se alejó.



Sacrificio [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora