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Caos





Era la palabra perfecta para describir todo lo que pasaba en aquella familia; pero también el sufrimiento luchaba por el segundo papel en aquel estelar.


Thiago empezó a quejarse cuando sus brazos se sentían pesados y la mayor parte de su cuerpo no respondía y peor aún, su lobo no daba señales. Removió un poco la mano y solo entonces un chirrido molesto fue captado por su audición.


— Deja de moverte que solo te estas lastimando — resonó una voz en aquel lugar.


Apenas y logro levantar la cabeza para ver el dueño de la voz, su tono de piel lo delataba y ni hablar de su vestimenta. Fue entonces que fue consiente de las cadenas en cada una de sus extremidades, de la suavidad del colchón donde estaba encadenado y de lo bien que estaba resguardado aquel lugar.


— ¿Por qué tengo estas mierdas? — pregunto con voz pastosa.


— Época de celo — contesto Dan con simpleza.

— ¿Hoy empezó? — negó con la cabeza.


— Desde ayer — el príncipe vampiro se levantó de su lugar y miro el escaso paisaje que le permitían aquellos barrotes de la ventana — no te espantes si no logras comunicarte enseguida con tu lobo — explico — Sophia te inyecto una pócima, menciono algo sobre controlar — miro al chico — dijo que estarías muy alterado....




La realidad lo golpeo de lleno.




Su cerebro empezó a conectar los vagos recuerdos aun traslucidos para su memoria, la rabia e impotencia se reflejaron en su rostro.


— ¿Dónde está? — pregunto — dime que no le hicieron daño que ella está bien Daniel habla.


El joven vampiro no le quedo más que decir la verdad, la cruda y pura realidad.


— Desapareció — dijo después de un pequeño silencio — nadie sabe en dónde está, si se fue por su cuenta o alguien se la llevo, lo siento amigo.


— ¡Quítame las cadenas! — grito Thiago desesperado — necesito salir a buscarla... suéltame.


Era inútil, pareciera que en vez de recuperar fuerza esta se iba agotando. Y contra su voluntad sus parpados se fueron cerrando poco a poco dejándolo así en la oscuridad.








(...)













La época de celo ya había acabado, esos endemoniados tres días al fin habían terminado; había sido su primera época, una muy desastrosa. Involuntariamente suspiro, se le antojaba melancólico y soñador, de esos que duelen, pero alivian a la vez.





— Naima dice mamá que si vas por más fruta — la voz de su hermanita la sacó de su ensoñación, se las arregló para darle una sonrisa, asintió.


— ¿Quieres acompañarme? — tomo la canasta que traía Renata y la colgó en su brazo, mientras el dinero lo guardo en un bolsillo de su pantalón.


— ¡Si! — chillo la niña contenta.



Ambas hermanas Spinter's hicieron camino hacia el centro del pueblo. Habían logrado salir de aquella horrorosa manada; lo recordaba como si fuese ayer, todo fue rápido y difícil de procesar.


Jamás olvidaría aquella escalofriante sensación de perder la vida, de cómo pudo haber dado su último aliento, aún mantenía fresco el recuerdo de él, llego a tiempo, vaya que lo había hecho.




Sacrificio [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora