Narra Ariana
Estaba junto a Diego y sus amigos en la fiesta, pero no sé cómo, éstos desaparecieron, dejándonos solos a Diego y a mí.
- ¿Te lo estás pasando bien? - dijo para intentar romper el hielo, a lo que asentí sin aportar nada a la conversación.
- Bueno, hay algo que tengo que hacer en esta fiesta - comenté y Diego puso toda la atención en mí.
- Tengo una lista de cosas que hacer antes de morir, y una de ellas es besar a alguien que no conozca mucho en una fiesta - sonrió, pues sabía que prácticamente le estaba diciendo que quería besarlo.
Sin decir nada más le besé y, aunque creía que no iba a significar mucho, sí que lo hizo, pues mi corazón se aceleró por algún motivo.
Pero cuando me separé y giré mi cabeza para no mirarlo a los ojos, ya que me daba vergüenza, me encontré con Gazzy. No podía creerlo. Me había visto besar a Diego.
- Mierda, qué mierda - susurré por lo bajo.
Volví a mirar a Diego y de nuevo a Gazzy. Noté cómo el chico a mi lado miraba al que estaba a unos pasos enfrente, y viceversa.
- Por favor, no se peguéis - le dije a Diego, pero no sé si pudo oírme.
Gazzy se le abalanzó.
- No la toques - gritó, mientras intentaba darle un puñetazo, que por suerte solo le rozó.
- No, Gazzy, para - le cogí por los brazos para que me mirara y se tranquilizara, y su expresión cambió por completo.
Ahí es cuando empezó su discurso. Diciéndome cosas que ni por asomo nunca nadie me había dicho jamás y que por lo tanto era lo más bonito que nunca nadie me había dicho. Sentía muchas cosas a la vez. Quería besarle, pegarle, abrazarle, gritarle, dejar que me quite las bragas, tirarle un vaso a la cabeza y decirle "te quiero". Me sentía fatal, pues no sabía qué iba a responder a eso, así que lo interrumpí dándole un beso.
Fue un beso un poco corto, pues no fue con lengua ni nada. Un simple pico que me hizo tener no sólo un zoológico en mi estómago, sino que también un helicóptero que con cada vuelta que daban sus aspas, descuartizaba a los animales que por allí corrían.
Tal vez haya otras palabras para describirlo, pero yo soy así de macabra.
El beso terminó, y ambos nos quedamos mirándonos el uno al otro, mientras Diego nos observaba a ambos. Y menos mal que la voz de Trippie por un megáfono hizo que dirigiéramos la mirada hacia él.
- Eh, atención. Me han contado estos chavales de aquí que hay otra fiesta en el hospital abandonado que está aquí al lado - señaló a dos personas que estaban a su lado. Me puse de puntillas para ver quiénes eran, pero no alcancé a verlos.
- Vamos a trasladar la fiesta allí, recoged vuestras cosas y salid de mi casa, putos - rió y tiró el megáfono, estrellándolo contra el suelo.
Gazzy me volvió a mirar, como preguntando con la mirada si quería ir a aquella fiesta.
- No sé, yo... - Diego puso sus manos encima de mi hombro y del de Gazzy, interrumpiéndome, lo cuál agradecí ya que no sabía qué iba a decir.
- Vayamos a la fiesta - Gazzy lo miró con una mirada de asesino psicótico, que hasta a mí me asustó.
- No me toques - le dio un manotazo que le hizo quitar la mano de su hombro, a lo que reí internamente, tanto por la forma en la que Gazzy le pegó que por la cara que puso Diego de persona con retraso mental grave.
- Venga, sí, vayamos todos juntos - ésta vez fui yo quien colocó sus manos en los hombros de ambos. Los dos me miraron, Diego con una cara feliz, como si nada malo pasara. Parecía como si se le hubiera olvidado que hace un minuto casi le destrozan la cara. Y Gazzy me miró con el ceño fruncido, diciendo "no" con su rostro.
Rodé mis ojos y entrelacé mis brazos entre los de ellos, quedándome en medio. Después comencé a caminar a paso decidido, arrastrándolos detrás de mí. Aunque más bien solo arrastraba a Gazzy, que soltó un suspiro digno de una foca pariendo antes de comenzar a caminar.
No sé realmente por qué quería ir a la fiesta. Quizá para evitar conversaciones incómodas con Gazzy, aún sabiendo que igualmente las iba a tener después.
Éramos de los últimos que aún seguían en aquella casa, sino fuera porque Trippie aún seguía en ella. Cuando me fijé, pude ver que estaba hablando con un chico y una chica de rostros conocidos. Eran Mandy y Justin. ¿Habían sido ellos los que le habían informado de la otra fiesta?
Al fin, salimos y seguimos a la multitud, que se dirigía hacia la derecha.
Llegamos a nuestro destino, un hospital abandonado. La recepción estaba decorada por un par de focos de colores, unos altavoces y una bola de discoteca, y la gente que allí se encontraba bailando llevaban todos una máscara que me resultaba familiar de haberla visto en alguna película.
Cuando todos los que nos habíamos unido a aquella fiesta estábamos dentro, la música se paró y empezamos a oír cómo se cerraba la puerta por la que habíamos entrado con llave.
Todos nos giramos a ver qué pasaba, y la persona que estaba cerrando, iba acompañado de un tío que llevaba también máscara y estaba agarrando un arma considerablemente grande.
Me asusté bastante, ya que parecía muy real. Apreté las manos de los dos chicos que me acompañaban, y ni me miraron, ya que tenían su mirada puesta en el tío que iba supuestamente armado.
Cuando su acompañante terminó de cerrar, se dio la vuelta para mirarnos. Parecía una chica, pues tenía el pelo largo, y también llevaba máscara.
Nadie decía nada, solo se oían un par de susurros, pero nada más. De repente, los enmascarados desaparecieron subiendo unas escaleras, pero a los pocos segundos se empezó a oír algo por los altavoces, que nos hizo olvidarnos de lo que acabábamos de ver.
Todos nos giramos para mirarlos, como si así pudiéramos oír mejor. Tras soltar un sonido como de tele rota, una voz de mujer robotizada comenzó a hablar:
Esto no es una prueba. Este es su sistema de emisión de emergencia anunciando el inicio de la purga anual autorizado por el Gobierno del país.
El uso de armas de clase 4 y de nivel inferior está permitido durante la purga. El resto de armas están prohibidas.
Se ha concedido la inmunidad a la purga a los funcionarios gubernamentales de rango 10 y no se les deberá hacer daño.
Después de sonar la sirena, cualquier delito incluyendo el asesinato, será legal.
La policía, los bomberos y los servicios de urgencias no estarán disponibles hasta mañana por la mañana a las 7 en punto cuando concluya la purga.
Bendito sean nuestros padres fundadores y Estados Unidos, una nación renacida.
Que Dios les acompañe a todos.
Y una sirena empezó a sonar tras aquel escalofriante mensaje.
Yo reí, pues sabía que ese mensaje es el que sale en las películas de la purga, y pensé que sólo era una broma. Aunque más bien lo deseé, pues no quería morir esa noche.
Miré a mi alrededor, y todos los que proveníamos de la fiesta de Trippie, estábamos siendo rodeados por los que llevaban máscaras. En serio me estaba comenzando a asustar.
Entonces una chica de pelo castaño con su cara escondida tras la máscara, hizo un movimiento rápido, sacando una pistola de su bolsillo y disparando en la cabeza a alguien que, acto seguido se desplomó en el suelo, haciendo que todo el mundo gritara de terror.
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Lil Pump, mi vecino(?) [TERMINADA]
Fanfic"No creía que me pudiera a llegar a enamorar de él, de mi vecino, del famoso y aclamado Lil Pump, un drogadicto a los 17 años, ¿qué pensarían mis padres?" 《Lil Pump, mi vecino... ¿o algo más?》 -Empezada: 05/05/18 -Terminada: 26/07/18