Después de la tempestad, llega la calma.

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En este capítulo no narrara Leo, Melissa, Omar o Sara lo hare yo espero sea de su total agrado. Disfruten

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Al despertar Leo fue el primero y se sentía totalmente feliz al tener entre sus brazos a la mujer que amaba, la miraba mientras todavía dormía, mientras más la observaba menos defectos le veía y mas se enamoraba de ella. La mirada insistente de Leo hizo despertar a Melissa, que al verlo se sintió tan plena y feliz de que por fin había superado sus miedos o al menos eso creía.

-Desde hace cuanto me miras.

-Muy poco para ser franco, pero te miraría dormir por toda la vida, te vez hermosa. –La beso, y su volvieron a unir entre carisias.

Melissa se entrego nuevamente a él, la sensación que le había producido la noche anterior se había convertido en algo que para ella era lo mejor.

Después de hacer el amor Mel se levanto de la cama, cubriéndose con la sabana.

-Te vas ya, quisiera estar así todo el día si no te molesta. –Le sonrió con picardía.

-Me encantaría pero tengo hambre y quisiera darme una ducha.

-Muy bien nos duchamos, desayunamos y regresamos a la cama de acuerdo.

-De acuerdo. –Mel sonrió y se dirigió al baño aun sin comprender lo que duchamos significaba.

Entro al baño se deshizo de la sabana que cubría su cuerpo, templo el agua y dejo que las gotas cubrieran por completo su cuerpo, cerró los ojos y disfruto el sentir el caer de las gotas, de pronto sintió unos brazos que la rodeaban por la espalda.

-Pensé que no vendrías. –Mel se dio la vuelta para tenerlo de frente.

-Y perderme de esto jamás. –La beso con ternura pero con mucha pasión y deseo.

Y ahí  bajo las gotas de agua se fundieron en uno solo, al terminar de ducharse, Leo comenzó a vestirse frente a ella y Mel solo lo miraba sentada en la cama aun con la toalla enredada a su cuerpo.

-Amor te puedes resfriar si no te vistes. –La miro y comenzó a reír. –No me digas que te avergüenzas de vestirte enfrente de mí, después de lo que paso no creo…

-No es eso. –Lo interrumpió. –Es solo que no tengo ropa, ayer se mojo toda y ahora no tengo que ponerme.- Leo comenzó a reír.

-Amor tu ropa ya está seca, espera y te la traigo. –Salió en busca de la ropa.

Mientras ella esperaba a que Leo regresara se puso a observar con detenimiento su habitación, le agradaba lo que veía, tenía todo en orden,

-Me hubiese gustado deshacerme yo de esto. –En ese momento entraba leo con la ropa y miraba su diminuta ropa interior.

-Eres un pervertido, creo que ahora te voy conociendo. –Se puso colorada y le arrebato la ropa y lo hizo salir de la habitación.

Leo se quedo afuera sonriendo,  el hacer sonrojar a Mel era muy satisfactorio para él. Después de que se vistió salió con una enorme sonrisa al verlo cocinar.

-Huele delicioso, creo que podría acostumbrarme a esto.

-Pues deberías, sabes que si quieres yo podría cocinarte todos los días. –Las palabras de leo llevaban otra intención que Melisa no entendió.

-Eres un amor, pero creo no podrías preparar mi almuerzo todos los días.

-Y por qué no.-Pregunto algo contrariado.

-Pues porque tendrías que madrugar para ir hasta mi casa a prepararlo. –Dijo con obviedad.

-Eso es fácil de arreglar. –Sonrió al darse cuenta que Mel aun no comprendía.

Buscando la felicidad  #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora