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A los dos días vuelve mi padre bastante feliz por los progresos en su trabajo. Me alegro mucho por el. 

Las cosas en clase van bastante bien. Kassian se esta convirtiendo en un buen amigo, tanto para mi como para las gemelas. Estos dos días está pasando mucho tiempo con nosotras y se esta volviendo muy cercano, pero no de la manera que el cree. 

Puede que le haya besado pero no sentí lo que debería. Y en mas de una ocasión a intentado volver a besarme pero conseguí librarme de maneras sutiles.

Hoy viernes por la mañana papá y yo estamos desayunando tranquilos antes de ir al instituto.

—Cielo, necesito que me hagas un favor al salir del insituto —me informa—. Voy a estar muy ocupado y necesito que le lleves unos papeles a mi socio. Y no podré ir a buscarte.

—Esta bien, papi. Le diré a Kassian que me traiga.

—Gracias cariño —me dice dandome unas carpetas que guardo en la mochila.

—Nos vemos a la noche, compraré tu pizza favorita —dice dándome un beso y levantándose.

Me lleva al instituto y como todos los dias hacemos nuestra rutina de ir a clase, recreo, vuelta a clase y salida.

Papá me envia por mensaje la dirección del trabajo de su socio y me pide que se los entregue a el en persona. Kassian tan amable me lleva hasta allí.

Al llegar al pequeño edificio me adentro hasta la recepción y pregunto por el socio de mi padre. La mujer me señala el ascensor y me dice que suba hasta el último piso y que la secretaria me indicará el despacho.

Tal y como me indicó una polioperada rubia de bote —se le nota un montón la raíz— con un minitraje de falda y americana me guia hasta su mesa, coge el teléfono y me hace pasar al despacho del señor. Odio ese estereotipo de que las rubias son tontas, pero con las de bote no se equivoca.

Atravieso las grandes puertas marrones y me encuentro un gran despacho con muchas estanterias llenas de libros ordenadamente, unos pequeños sofás junto a la mesa, la típica mesita llena de alcohol y licores, unos grandes ventanales con preciosas vistas de mi ciudad favorita. Y enseguida mi vista se centra en el gran escritorio de madera junto a una silla de espaldas a los ventanales. La silla esta girada y no me permite ver al hombre sentado, solo su bonita cabellera castaña oscura.

Carraspeo intetando llamar su atención y funciona. El hombre se gira en su silla, y literalmente siento mi corazón pararse durante un segundo.

Un hombre con traje gris oscuro, camisa blanca y corbata azul oscuro, su mandibula perfecta rodeada de una fina barba, pomulos marcados y unos preciosos ojos azules.

Esta hablando por móvil, pero al verme enseguida se despide y cuelgua.

—¿Como estas Amber? Sientate por favor —le hago caso y me siento en una de las sillas frente a el.

—¿Sabes como me llamo? —pregunto extrañada a lo que el rie.

—Por supuesto. Tu padre habla mucho de ti y te conozco desde que eras solo un bebé.

Mis ojos se amplian sorprendidos. El hombre se levanta, rodea la mesa y se sienta sobre la mesa delante mia.

—Tus padres y yo eramos compañeros de universidad —me explica

—¿Conocias a mi madre?

—Era una mujer increible —me explica de forma nostalgica—. Siento mucho que no la conocieras. Es cruel que yo haya pasado tanto tiempo con ella y tu no.

Asentí bajando la cabeza sintiendo los ojos humedos.

—Bueno Amber, ¿me trajiste los papeles? —pregunta cambiando de tema y lo agradezco, el tema de mi madre es algo que me pone muy triste.

Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora