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Daba vueltas sin parar en mi cama incapaz de dormir. No sé que me pasaba pero no conseguía mantener los ojos cerrados y dormirme. Me froté la cara con las manos con cansancio. Quité las sábanas de encima y me levanté.

No puedo dormir y no sé que hacer, aun son las cinco de la mañana.

A la mierda necesito a mi novio.

Me calzo los tenis y me pongo el abrigo por encima guardando mi móvil en el bolsillo. Dejo una nota en la cocina diciendo que salí temprano al trabajo y me voy sin despertar a mi padre.

El frío aire de Manhattan golpea contra mi cara y tengo que cerrarme la chaqueta y abrazarme a mi misma. Camino deprisa por las ruidosas calles de Nueva York hasta llegar al edificio de Evan y me sorprendo al no encontrar al portero habitual. Al parecer es el portero nocturno pero al decirle mi nombre y que vengo a ver a Evan me deja pasar. Seguramente el portero de la mañana le ha hablado de mi e imagino los demás visitantes de los vecinos. Es tan reconfortante estar en su casa.

Llego al salón, el calor y el olor de mi chico calma mi cuerpo congelado.

Subo las escaleras dejando el abrigo en el sofá, corro hasta la habitación de mi hombre y entro con cuidado.

Mi perfecto novio está tumbado boca arriba sin camiseta y con las mantas cubriéndolo de cintura para abajo. Levanto las sábanas y me acurruco contra el. Esto si es el paraíso, su calorcito y su olor me envuelven y ya puedo sentir el sueño venir a mi.

—Ángel —murmura Evan.

Mierda lo he despertado. Seguro que se enfada por no avisarle y venir sola por la calle en plena noche. No había pensado bien que decirle en cuanto llegara.

—Si, soy yo.

—¿Que horas es? —se frota un ojo y se gira para buscar el despertador—. ¿Por qué no me avisaste para que fuera a buscarte? No me gusta que vayas sola en plena noche.

Ahora si que estaba despierto y para nada contento.

—No quería despertarte —me abrazo mas a su cuerpo para que vuelva a tumbarse—. Estoy aquí y estoy bien, no ha pasado nada. Ahora déjame dormir, no he dormido nada.

Suspira rendido y me retiene entre sus brazos.

—Si vuelves a venir sin llamarme para que vaya a por ti tendremos un problema Amber.

—No me gusta cuando me llamas por mi nombre, significa que estas enfadado conmigo —digo triste.

—Claro que estoy enfadado contigo —afirma—. Si te llega a pasar algo por venir a verme no podría perdonármelo en la vida.

—Pero no me pasó nada, soy una chica dura —intento sacar músculo pero no puedo mostrar nada en mi flacucho brazo—. No te enfades conmigo —hago pucheros.

—No me pongas esa carita que no puedo resistirme.

Pero aun así se mantiene enfadado con el ceño fruncido.

No me queda de otra, acaricio su pecho bajando hasta llegar a sus pantalones, intento meter mi mano bajo ellos pero su mano me frena.

—¿Intentas comprarme con sexo Angel? —me mira divertido.

Así no voy a conseguir nada.

Me doy la vuelta y me tapó quedando de espaldas a el.

—¿Ahora eres tu la que se enfada?

No respondo y sus brazos me envuelven la cintura desde atrás. Ahora si es el paraíso, ya puedo dormir tranquila.

Al despertar noto que Evan ya se ha levantando, espero que no se haya ido al trabajo y me dejara aquí sola. Me levanto de la cama y siento que me mareo, me siento de nuevo esperando a que se me pase y vuelvo a levantarme. Al llegar al salón mi atractivo y sensual novio está como siempre sentado en el sofá con el ordenador sobre las piernas y sus gafas de pasta que lo hacen tan sexy.

Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora