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Llevaba casi una semana sin ver a Evan y esto empezaba a agobiarme. Le echo de menos, muchísimo. Necesito su cariño y que me de como solo el sabe. Era horrible estar tanto tiempos separados pero su trabajo y mis exámenes nos mantenían ocupados, distraídos y muy muy estresados. 

Aunque no pudiera verle nos hemos comunicado por mensaje y no habia noche donde no le llamara solo para oír su voz, pero eso no compensa el hecho de que mi cuerpo reclame el suyo y mi piel desee sus manos acariciándome suavemente haciéndome estremecer. Por no hablar de sus besos, esos benditos besos que saben como el cielo, mi novio es un experto besando haciéndome sentir millones de emociones con solo el roce de sus labios.

Por eso mismo el sábado por la mañana no lo aguanté mas y me escapé temprano de casa dejando una nota sobre que estaba en la biblioteca estudiando, y me fui a la oficina de Evan.

Necesitaba verle. Estar separados tanto tiempo esta consumiéndome y me deprimo cada día mas. 

Como siempre saludé a la señora de la recepción que he descubierto que se llama Margaret y que le cae la rubia de bote tan mal como a mi. Y se ha ganado mi confianza cuando me ha dicho que conoce todas las reuniones de Evan, mas de una vez la perra no me ha permitido el paso y gracias a Margi —si ella y yo nos hemos echo amigas— he podido colarme en el despacho de mi novio.

Por eso nada mas verla me informa que mi hombre saldrá de la reunión en cinco minutos. Subo contenta hasta la ultima planta y al llegar al final del pasillo no hay perra a la vista.

Me adentro en el despacho que por suerte esta abierto y me siento en la silla de Evan. Su portátil sigue en la mesa soy tan curiosa que no puedo evitarlo, levanto un poquito bueno mucho la pantalla y casi me da un infarto. Me tiene a mi de fondo de pantalla, es un poco preocupante el echo de que sea una foto durmiendo en su piso pero me encanta que me tenga a mi en su escritorio. Es tan tierno, seguro que me echa de menos tanto como yo a el.

La puerta se abre lentamente y oigo como la voz de Evan le da ordenes a la rubia de bote. Me acerco rápido a la puerta y cuando esta entrando salto de golpe sobre el asustandolo y que se tambalee hacia atrás cerrando la puerta de golpe y cogiéndome en brazos como un rayo para evitar mi caída.

—Amber —me riñe impresionado y antes de que me eche la bronca del siglo por hacer eso le callo con un beso.

—Te he echado de menos —digo besuqueando su cara notando como sonríe.

—Y yo a ti ángel —murmura saboreando mis labios.

Me deja con cuidado en el suelo llevándome con el hacia su silla sentándome en su regazo.

—¿Has estado cotilleando, Amber? —había olvidado cerrar el portátil así que seguía encendido.

—No —digo arrastrando la última letra para parecer inocente.

—Eres una chica mala.

—Me gusta tu foto de fondo tienes una novia muy guapa, tiene mucha suerte de tenerte —me burlo.

—Yo si que tengo suerte —dice acercándose para besarme.

— Evan, necesito... — dice un hombre entrando de golpe en el despacho sobresaltándonos y levantándome de golpe del regazo de Evan—. Siento interrumpir.

—No pasa nada, Adam. ¿Que necesitas? —pregunta Evan poniéndose en pie y acercándose a su empleado.

Le entrega unos papeles y enseguida se marcha. Evan se apoya en la pared suspirando cansando.

—Lo siento —digo apenada.

—No es culpa tuya Angel —dice acercándose y levantando mi mentón para que mire sus preciosos ojos azules.

—Es que necesitaba verte, te echaba mucho de menos —me sincero—, pero no fue buena idea venir.

—No digas tonterías. Yo también me moría de ganas de verte y no me pude alegrar mas de tu sorpresa, menos el susto que me diste —me río y suspiro—. No tiene gracia, me has quitado diez años de encima. 

—Lo siento —digo a punto de besar sus labios cuando la bendita puerta vuelve a bendita se abre de golpe esta vez interrumpiendo la rubia de bote en mitad de un bonito momento.

—¿Que hace ella aquí? —dice de forma despectiva y veo como la cara de Evan se endurece.

—Primero no vuelvas a interrumpir en mi despacho sin llamar y segundo no vuelvas a hablar de Amber así, entendido? —dice de forma tan dura que hace que la rubia de bote lo mire asustada, incluso a mi me da miedo y eso que he visto la parte sensible de mi chico.

—Disculpe señor Michaelson —dice de forma penosa con su fea cara llena de botox —. No sabía que estaba aquí.

—Pues acostúmbrate guapa —le espeto molesta—. Soy su nueva asistente —digo sorprendiéndolos a ambos.

—¿Que? —pregunta cruzándose de brazos mirando a mi hombre.

—Ya la has oído —le dice Evan echándose hacia atrás en la silla.

—Pero eso es parte de mi trabajo —replica cambiando su postura de un pie a otro.

—Ya no —intervengo yo con una sonrisa triunfal.

La rubia de bote se marcha echa una furia dando un portazo.

—¿Mi asistente? —pregunta riendo mi novio.

Me vuelvo a sentar en sus piernas rodeando sus hombros con mi brazo y asiento diciendo:— Dijiste que me echabas de menos y así podremos vernos mas seguido sin que nadie sospeche y sin escondernos.

—Bueno no parece tan mala la idea, ser tu jefe será divertido —sonríe con malicia y eso no me suena bien.

—Seras un buen jefe con tu novia, verdad? —digo poniendo ojitos tiernos.

—En el trabajo hay que ser profesional señorita Donovan —dice serio.

—Como usted diga señor Michaelson —me burlo rodeando la mesa hasta quedar al otro lado y apoyo las manos en el cristal.

— abes que no me gusta que me llamen señor, señorita Donovan.

—Lo sé, señor Michaelson —me burlo y Evan se pone a mi altura poniendo las manos en la mesa cerca de las mías. 

— No juegues con fuego Amber — me reta con una sonrisilla de lado.

—Hay que ser profesional señor Michaelson —repito sus palabras burlándome —Y puede que me guste quemarme.

Su cara se acerca mas a la mía a punto de besarme pero se aparta un poco.

—Espera — pulsa un botón en una especie de mando que hay sobre la mesa bloqueando la puerta, bendita tecnología—, no dejaré que nadie vuelva a interrumpir.

Por fin sus labios hacen contacto con los míos derritiendome de placer. Evan suelta un gemido en mi boca y yo sonrío satisfactoria, pero parece ser que hoy es el día de joder los momentos bonitos ya que el puñetero teléfono suena, Evan se separa de mi soltando el aire por la nariz con fuerza y levanta el teléfono de mala gana.

—Que pase —dice sin mas tocando un botón del mando desbloqueando la puerta. Se sienta en la silla y yo en la que está detrás de mi.

La puerta se abre y la cara de mi novio cambia de tranquila a sorprendido.

—¿Vincent? —dice sorprendido con los ojos muy abiertos.

Me giro de forma brusca haciendo crujir mi cuello—:¿Papa?



Me giro de forma brusca haciendo crujir mi cuello—:¿Papa?

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Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora