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Lo primero que hice al llegar a casa fue darme un larga ducha caliente pero al volver a mi habitación casi pego un grito al ver a Evan sentado en mi cama.

—¿Que haces aquí? —susurro grito del susto.

—Demostrarle a mi chica que la amo —me dejo caer en la cama y suspiro—. También te traigo tu regalo de navidad.

Me levanto de golpe quedando sentada a su lado.

—¿Que? 

—Lo he encargado hace semanas pero no pudieron tenerlo a tiempo —saca una pequeña cajita roja de terciopelo y la pone en mis manos. La miro sin saber que hacer o decir:—Ábrelo.

Levanto la tapa con cuidado y me quedo asombrada al ver el precioso collar de oro en forma de corazón rodeado de pequeños diamantes, me llevo la mano a la boca impresionada.

—¿Te gusta? 

—Es precioso Evan —tiene una sonrisa enorme y le brillan los ojos de ilusión—, pero esto es muy caro.

—Por ti vale la pena —coge la cajita de mis manos sacando el collar—. Déjame ponértelo.

Me giro y aparto el pelo para que pueda ponerlo. Rozo el colgante con mis dedos y no me puedo creer que se gastara tanto dinero en mi.

—Gracias —murmuro—, pero yo no te compre ningún regalo.

—Tu ya me diste el mejor regalo que se le puede hacer a un hombre —lo miro alzando una ceja curiosa—, tu virginidad.

Mis mejillas se tiñen de rojo y como siempre Evan se ríe de mi vergüenza.

—Me encantas —dice agarrando mis mejillas dándome un beso lento y cariñoso. 

Nos metemos en mi cama y dormimos abrazados, hoy si dormí de maravilla.

Al despertar me desilusiono al no ver a Evan a mi lado, pero lo que si hay es una hermosa rosa roja sobre mi mesilla junto a una caja de oreos.

Si que pone empeño en que le perdone, y si sigue así acabaré engordando.

En clase sigo huyendo de Kassian, que por suerte el no insiste en hablar conmigo. Lo que si me han dicho las gemelas K es que lo han notado muy deprimido. 

Como siempre me subo al coche de mi novio y vamos a comer juntos al mejor lugar del mundo. En la empresa cuando el tiene una reunión le pido saltármela para hacer unos recados para mi padre, que en realidad es mentira pero el no tiene por que saberlo. 

Antes de salir he metido mis ahorros en la cartera y ahora estoy entrando en una joyería eligiendo un regalo para Evan. Encargo el que mas me gusta y en dos días lo tendrán listo.

Vuelvo al despacho y me siento en su silla a esperar mientras me como mis galletas. 

—No debería comprarte tantas galletas —dice la voz de Evan entrando por la puerta—, te vas a volver diabética por comer tantas.

—No-o zon tan-tas —digo con la boca llena mirando todos los envoltorios vacíos sobre el escritorio.

—Ya, ya —rodea el escritorio y se acerca a darme un beso—. Umm sabes tan dulce y no solo por las galletas.

Sonrío como boba y Evan comienza reírse alzo las cejas y pregunto:—¿De que te ríes? 

—Tienes los dientes negros por las galletas.

Cubro mi boca con mi mano muerta de vergüenza intento salir corriendo para limpiarme pero los brazos de Evan me retienen.

—Yo te los limpio.

Estampa sus labios contra los míos dándome un mordisquito en el labio inferior para que abra la boca para el. Su lengua se cuela en mi boca y la explora como solo el sabe derritiendome en sus brazos.

Quería llevarle ahora mismo a su piso y se que el no se opondría pero no podemos irnos del trabajo. Ahora mismo solo puedo pensar en arrancarle la ropa y chuparle esos abdominales.

—No sé lo que esta pensando esa cabecita tuya tan sucia pero sea lo que sea quiero hacerlo.

—No sabes a lo que acabas de decir. 

Cogí su mano y lo llevé hasta la salida ignorando a los demás a nuestro al rededor.

En cuanto llegamos a casa me lancé a quitarle la corbata y le arranqué de golpe la camisa rompiendo los botones.

—Mi Angel esta muy salvaje —salté a sus brazos y lo besé con tanto deseo y pasión que me consumía. 

Me llevó en brazos hasta su habitación quitándome la camiseta por el camino y me depositó en la cama. Dejando besos húmedos bajó por mi vientre hasta llegar al botón de mis pantalones, los quitó lentamente hasta tirarlos al suelo y luego bajó despacio mis braguitas negras haciéndome desesperar.

Besó mis muslos subiendo hasta llegar a mi feminidad, su boca hizo contacto y sentí que moría de placer.

Chupó, beso y mordisqueo sin parar enloqueciendome cada vez mas mientras gemía su nombre una y otra vez pidiéndole una y otra vez que no parara mientras acariciaba su pelo derritendome por el placer y el deseo. Volvió a mi boca, se quitó los pantalones y calzoncillos y se introdujo en mi de forma brusca pero placentera. Y no tener que preocuparnos de usar condones era mucho mas delicioso sentirle al completo.

Nuestras caderas chocaban y la habitación se llenaba de mis gemidos. El sudor perlaba la suave piel de Evan, mi cuerpo entero temblaba por sus embestidas fuertes y rápidas. Su miembro crecía mas y mas dentro de mi y estaba tan duro que lo sentía al completo.

Sus brazos comenzaron a tensarse y mi cuerpo reaccionaba como un flan a su toque y la presión en mi vientre comenzó a ser mas y mas fuerte. Un líquido caliente comenzó a llenarme y sentí que ya no aguantaba mas y llegué al orgasmo gritando y clavando mis uñas en su espalda mientras el dejaba salir todo dentro de mi.

Evan se dejó caer exhausto a mi lado y lo abrecé.

—Voy a ir al infierno —dice suspirando.

—¿Porque dices eso?

—Cada día contigo me salto mas de una ley —me río como tonta mientras acaricio su torso desnudo—. Te he dejado beber alcohol, he dejado que mientas a tu padre, me he escaqueado del trabajo, has faltado a clase por mi, me he acostado con una menor y lo he disfrutado. Definitivamente iré al infierno.

—Todas esas cosas las has echo por mi culpa, así que iré al infierno contigo.

—Entonces será un infierno agradable —dice besando mis labios.





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Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora