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Tengo el corazon en un puño del miedo que siento. Quiero correr dentro de la casa para comprobar que todo esta bien pero Evan se adelanta bloqueando las puertas.

Iba a quejarme cuando mi movil suena en mi manos y es mi padre quien llama.

—Papa —respondo al instante alarmada—. Alguien ha entrado en casa

—Cariño, ¿donde estas? —pregunta con miedo.

—En la puerta de casa en el coche del señor Michaelson —le informo y veo por el rabillo del ojo como Evan me mira mal por llamarle por el apellido, mi padre suspira aliviado.

—Cariño, no entres en casas, vale? Ha sonado la alarma y no es seguro —asiento aunque no puede verme—. Pasame a Evan por favor.

Le tiendo el teléfono y enseguida se lo lleva a la oreja.

—Si —dice—. Esta bien, Vicent —contesta a lo que le dice mi padre y asiente a lo que le esta contando a pesar de que no pueda verle—. Esta en buenas manos, no dejaré que le pase nada —dice por ultimo a mi padre antes de colgar.

Me devuelve el móvil y arranca sin decir nada.

—¿A donde vamos? —pregunto confusa, como no me responde bufo molesta cruzándome de brazos e insisto—. Señor Michaelson, dígamelo —su silencio me esta molestando demasiado—. O me dice ahora mismo donde vamos o me bajo del coche.

—No te atreverias —dice por fin

—Pruebame —replico desafiante.

—Vamos a mi apartamento —dice sin apartar la vista de la carretera, pero se esta riendo—. Como se nota que eres hija de Vincent, los dos sois igual de cabezotas.

A pesar de mi preocupación y molestia con el no puedo evitar reír antes su comentario.

Entramos por un portal a un garaje muy grande y limpio lleno de coche caros de un edifico muy caro y subimos por el ascensor que nos lleva directamente hasta la ultima planta abriéndose en el salón principal de un lujoso apartamento duplex.

—Me encanta tu piso —digo girando sobre mi misma para observar todos los rincones.

—No está mal —dice con pena y me hace fruncir el ceño—, pero es muy solitario.

—Ya, claro —digo ironica—. Como si no pudieras ligarte a cualquier chica que desees. Estas buenisimo cualquier mujer se te tiraría encima, señor Michaelson —me sorprendo por lo que acabo de decir—. Mierda Amber, callate ya —digo en voz alta para mi misma sentándome en el sofa de cuero negro.

—Eres muy divetida, Amber —me dice riendo mientras se quita la chaqueta del traje—. Y te he dicho que no me llames señor.

—Mas bien soy una bocazas —digo dandome en la frente con la mano—. Cuando estoy nerviosa no suelo mantenerme callada.

—¿Por qué estas nerviosa?

Esa pregunta es dificil, muy dificil.

¿Por qué estoy tan nerviosa?

Puede ser por el echo de que alguien entrara a mi casa o simplemente porque su cercania me pone muy muy nerviosa. Esta tan bueno que me babeo encima. Sus ojos azules mirandome me hacen sentir vulnerable y transparente ante el.

No me doy cuenta de lo cerca que esta hasta que me sujeta las manos, me hace levantarme y me rodea con sus brazos. Huele tan bien, es una agrable mezcla a hombre y after shave de HUGO BOSS.

—No pasará nada —murmura acariciando mi pelo—. ¿Tienes hambre? —asiento sin apartarme, es tan agradable estar pegado a el. Siento una increible conexión con el y estoy segura que el tambien la siente—. ¿Por qué no elijes lo que te apetezca mientras me cambio?

Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora