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Estaba dormida desnuda entre las sabanas de Evan. Después del ejercicio que hicimos hace unas horas, dormí mejor que nunca. 

Abrí los ojos y Evan estaba a mi lado mirándome fijamente sonriendo.

—Buenos días Angel, o ahora debería decir diablilla —dice riendo.

—Buenos días —le respondo acercándome a darle un beso y me doy cuenta que aun seguimos desnudos, mi cara se puso muy roja de la vergüenza.

—¿Después de lo que hicimos te sigues avergonzando preciosa? Sigues siendo mi angelito inocente —se burla y yo le doy un golpe en el brazo que no le hizo ni pizca de daño—. ¿Te sientes bien?

Hago un sonido de afirmación y parece relajarse:—Me siento de maravilla. Duele un poco pero ha sido perfecto —sonrío acariciando su mandíbula con ya creciente pelo.

Evan se levanta como si nada y yo me cubro la cara avergonzada, oigo su risa por mi reacción. Se acerca a mi y me quita las manos de la cara y me doy cuenta de que se ha puesto unos pantalones de chándal pero dejando a la vista el borde de los calzoncillos negros que lo hacen tan sexy.

—Sigue durmiendo si quieres aun es temprano —me da un beso y se marcha.

Vuelvo a cubrir mi cuerpo desnudo y sigo descansando un rato mas, pero el sueño me evade. Me levanto y me pongo la ropa interior y una camiseta del Evan.

Salgo de la habitación en busca de mi hombre, pero no esta en el salón. Una suave música sale de una de las habitaciones del pasillo. Me acerco allí movida por la curiosidad y la boca se abre hasta el suelo.

Mi chico esta tumbado en un banco levantando pesas sin camiseta, chorreando sudor haciendo ver su piel reluciente y con cada movimiento se le marcan los músculos.

—Joder —murmuro alertándolo de mi presencia, al verme me sonríe—. Esto es una crueldad ya por la mañana. 

—¿Que pasa Angel? —pregunta levantándose y limpiando su sudor de la frente con la toalla.

—Yo te diré lo que pasa —me lancé a sus brazos devorando sus labios. Soy adicta a Evan Michaelson y no tengo suficiente de el. 

Después de una sesión intensiva de besos y caricias nos fuimos a desayunar. Y como a mi chico le encanta hacerme feliz va sin camiseta por la casa, torturando mis hormonas ante tan agradable vista.

Me sentía una mujer nueva, al lado de Evan sentía miles de emociones increíbles y después de lo que hicimos me siento aun mejor.

Y deseaba experimentar todas esas cosas nuevas y mas con el. Solo podía imaginar mi futuro a su lado. No podía dejar de pensar como sería si nos casáramos o tuviéramos un bebé. No me importaba la diferencia de edad, mi mente seguía pensando como sería tener en mi vientre un mini Evan. Sería el bebé mas hermosos del mundo, con los ojitos de Evan y ese maravilloso rostro.

—Amber vuelve —la mano de Evan paso por delante de mi cara despertándome de mi ensoñación. Estaba sentada en la encimera de la cocina y se coloca entre mis piernas—. ¿En que tanto piensas?

—No te lo digo que me da vergüenza.

—Venga ángel. Ya he visto ese precioso cuerpito desnudo, no me tengas vergüenza —me dice acariciando mi mejilla. 

—No —digo de forma infantil.

—Vamos Angel —insiste—. No me obligues a sonsacartelo —dice sonriendo con maldad.

Hago un movimiento con mi mano fingiendo que me cierro la boca con cremallera. Como no digo nada Evan empieza a hacerme cosquillas, me revuelvo entre sus brazos riendo sin parar. 

Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora