Evan me mira sonriente cuando me giro.
Esta con su habitual traje perfectamente planchado, su maletín colgado al hombro, esas gafas que lo hacen tan atractivo y un café para llevar en la mano.
—Señor Michaelson —es lo único que consigo articular—, ¿que hace aquí?
Levanta su café obvio y yo me río tontamente.
—Mi empresa está aquí al lado. ¿Y tu que haces por aqui?
—Salí del instituto y me apeteció quedarme aquí un rato —le cuento—. Es mi cafetería favorita.
—La mía también —murmura sorprendendido.
—Emm... —digo nerviosa—, ¿quieres sentarte?
—Me gustaría, pero precisamente tengo que ir a casa de tu padre por unos asuntos —dice misterioso—. ¿Quieres que te lleve?
Miro por el ventanal del local, la lluvia sigue callendo y no tiene pinta de que vaya amainar.
—Si no es molestia.
—Claro que no —me sonríe sin mostrar los dientes—. Vamos.
Guardo mi libro en la mochila, la cargo al hombro y pago mi café.
Al salir del local la lluvia nos moja cuando nos acercamos al coche.
Llegamos en poco tiempo y al salir del coche corro hasta dentro de la casa con Evan pisándome los talones.
—Hola cariño —me recibe alegre mi padre—. Oh, Evan —dice sorprendido al ver a su socio detrás de mi.
—Me lo encontré en una cafetería y se ofreció a traerme —le informo para que no se preocupe.
Mi padre asiente en respuesta y los dos se van a su despacho.
Yo subo a mi habitación, me doy una ducha y me pongo mi pijama de unicornios.
Bajo a cenar al algo y Mery me prepara un sandwich y me tiro en el sofá para comérmelo. Me meto un gran bocado en la boca y justo aparece Evan saliendo del pasillo. Mi boca está llena de comida saliendo por los lados, rápido me cubro la boca con la mano y el capullo de Evan se ríe.
—Me gusta tu pijama —me guiña un ojo sonriendo y se marcha.
Mis mejillas se tiñen de escarlata intenso por la vergüenza.
Me voy a la cama temprano por culpa de que mañana hay instituto. Me meto bajo las sábanas y caigo en los brazos de morfeo.
Una respiración suave choca contra mi nuca, sus suaves manos me rodean la cintura pegando su cuerpo al mio.
Me besa el cuello lentamente bajando el tirante del sujetador, dejando besos humedos mientras sus manos me acarician el abdomen acercándose despacio hasta mis braguitas y rozando por encima.
De un rápido movimiento me hace girar y me deja caer contra la cama subiéndose sobre mi.
Sus labios se unen con los mios mientras siento como su cuerpo se frota contra el mio.
Sus manos acariciando mis pechos me excitan tanto.
—Evan —gimo bajito.
—Te deseo mucho, ángel —murmura en mi oreja mordiendola con suavidad.
La poca ropa desaparece y me tengo que agarrarme a las sábanas cuando sus caderas se unen con las mias y se mueven con suavidad.
Gemidos salen de mi labios sin parar con cada movimiento, dándome calor y placer.
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Atracción sin limite ✔️ (Atracción #1)
RandomGuapo, joven, soltero con perfectos abdominales y penetrantes ojos azules. ¿Quien puede resistirse a eso? Uno de los mejores socios de mi padre y mi mayor pesadilla. Con ese perfecto y musculosos cuerpo se cuela en mi sueño y me hace sentir todo y...