CAP.13 No hay escapatoria

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Narra Emilia
Me fui a la pista y pronto llegó mi equipo, yo estaba sentada y llegó Ámbar y se sentó junto a mi.

—¿Qué pasó en la cafetería Emi?— preguntó Ámbar extrañada por qué salí de ahí enojada y con Matteo tomados de la mano.

—Benicio, me quería besar pero no me dejé y llegó Matteo— le dije, esta vez no había otra salida más que decir la verdad, aún que no le quería contar lo qué pasó después.

—¡¿Benicio está igual contigo?!— dijo Ámbar un poco sorprendida, bueno al parecer a Benicio no le importa nada.

—Si, se pone insoportable cuando estamos solos— Dije respondiendo a su pregunta, bueno parecía que Ámbar había dejado el tema de Matteo atrás.

—Pero espera, si vi con quien saliste— dijo Ámbar, bueno, yo estaba equivocada, si lo recordaba.

—Vengan, vamos a entrenar— dijo Juliana hablándonos a Ámbar y a mí que éramos las que estábamos sentadas.

—Te salvaste, pero podemos seguir hablando después del entrenamiento— dijo Ámbar, como una maestra a punto de regañar a su alumno.

Acabó el entrenamiento e iba hacia la salida esperando no escuchar la voz de Ámbar pero me resultaba inútil salir corriendo para que Ámbar no me hiciera su tan esperado interrogatorio, solo me quedaba esperar, hasta que escuché su voz.

—No tan rápido Emilia, tú y yo tenemos cosas pendientes, vamos a mi casa y te quedas a dormir— dijo Ámbar muy inteligentemente, allí no habría escapatoria. Solo podía decir que sí y tratar de no contarle todo lo qué pasó.

—Vamos— le dije con falta de entusiasmo, no estaba para nada convencida de ir.

Llegamos a su casa y al entrar nos encontramos con Luna la cual no pudo reaccionar al vernos, solo tenía su misma cara de confusión de siempre, de hecho creo que solo me estaba viendo a mi. Si supiera que besé a su novio...
Subimos y entramos al cuarto de Ámbar, estaba a punto de comenzar el interrogatorio.

Era de noche y el interrogatorio, había comenzado.

—Entonces Emilia, cuéntame, qué pasó— dijo Ámbar dispuesta a escuchar qué pasó con Matteo después de que salimos, pero como siempre Emilia buscando cómo evadir el tema.

—Pues ya te dije, Benicio me quería besar y Matteo lo apartó de mi— dije convencida, sabiendo que no iba a lograr concernieran a Ámbar.

—Sabes que no me refiero a eso, pero ¿Que estaba haciendo Matteo ahí?— dijo Ámbar, sabe que te quiero evadir el tema y yo también quería saber que estaba haciendo Matteo ahí.

—La verdad no sé qué está a haciendo Matteo ahí, lo vi al llegar y estaba solo, no sé si estaba esperando a alguien, pero no lo creo— dije dándole toda una explicación de lo que pensaba sobre Matteo en la cafetería, Ámbar cambió su cara a sorprendida confundida.

—Ah, parece que lo pensaste mucho Emi, hiciste toda una teoría de por qué estaba ahí ¿Celosa de que estuviera esperando a alguien?— dijo Ámbar, era muy inteligente, dedujo que efectivamente, yo pensé un largo tiempo que estaba haciendo ahí tan solito.

—Fue una pequeña deducción que acabo de hacer en este preciso momento, mi querida Ámbar— le dije con un tono burlón, claramente era mentira, lo pensé mucho tiempo.

—Lo que tú digas Emilia— dijo Ámbar con tono sarcástico y con una sonrisa.

—¿Ya es todo tu interrogatorio?— pregunté, mala decisión preguntar, la había regresado al tema.

—No, Emilia...¿A dónde se fueron tú y Matteo después de todo el drama de Benicio? Pero aún más importante ¿Por qué se fueron juntos?— preguntó Ámbar decidida a obtener respuestas de mi parte ya que no le había dado alguna respuesta en concreto.

—Pues, a ningún lugar en especial, solo salimos del lugar— dije, estando segura de que Ámbar no aceptaría para nada esa respuesta.

—Mira, Emilia, estás ocultando algo y ora nada me voy a quedar así, tienes dos opciones... Me dices qué pasó o me dices qué pasó— dijo Ámbar ya un poco molesta. No tenía escapatoria, mi única salida era la verdad.

—Fuimos al parque— dije, no podía decir más, no me salían las palabras para seguir contando lo qué pasó.

—¿Y que más?— preguntó Ámbar, por qué si, mi respuesta no tenía nada de especial que no quisiera contar.

—Y platicamos— dije, sin saber nada más que decir.

—Emilia, te voy a decir algo, no soy una persona a la que puedas llamar paciente, así que por favor, habla— dijo Ámbar, estaba al borde de explotar, era hora.

—Y... nos... nos— no pude terminar, Ámbar es de esas personas que te puedes llegar a poner demasiado nerviosa.

—Puedes terminar tu frase por favor— dijo Ámbar demasiado sería y enojada

—Nos besamos ¿Estás contenta?— le había contado a Ámbar, lo único que no quería que supiera, de inmediato la cara de Ámbar había cambiado de enojo apunto de explotar a felicidad combinada con sorpresa, la verdad no podía percibir nada, solo pensaba en todas sus posibles respuestas.

—Wow, Emilia, me venciste, me sorprendes— dijo Ámbar feliz, espera...¿Qué? ¿la vencí? ¿En qué?.

—¿De que hablas?— le preguntó te a Ámbar, literalmente me había perdido en esta conversación.

—Lograste que Matteo notará tu existencia y hasta se besaron, wow, en serio, estoy sorprendida— dijo Ámbar, parecía orgullosa, pero de inmediato mi cara cambió de un total nerviosismo a seguridad total.

—Te lo dije y siempre te lo dire Ámbar, nada es imposible para mí y mucho menos algo de interpone en mi camino— dije levantándome de la silla en la que estaba sentada, viendo como Ámbar arqueaba una de sus cejas, para después guiñarle el ojo mientras me acosara a en la cama, ora por fin dormir.

— Y yo te dije que dejaras de copiar mis frases— dijo Ámbar tratando y riendo.

Por fin nos quedamos dormidas después de aquella platica.
Pasaron las horas y ya era la mañana siguiente.

—Ámbar ya me voy— le dije a Ámbar a medio día.

—Está bien, te quiero Emi— dijo Ámbar quedándose otra vez dormida.

Salí de su cuarto orgullosa de aquella platica y al salir de la casa, justo en la puerta, estaba nuestro tema principal.

¿Cuándo pasó esto? |Emitteo| •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora