CAP.30 ¿Al fin?

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Literalmente no tenía ni idea de dónde podía estar Matteo, si estaría en la pista o en su casa, primero di una vuelta por el establecimiento pero no lo encontré y para encontrarlo en la calle me iba a resultar imposible, era buscar nutre toda una ciudad a una persona.

Quería llamarlo, pero quería encontrarlo en persona para poder darle como una mini sorpresa, pero me iba a resultar imposible encontrarlo si no estaba en la pista, busqué en el parque pero tampoco estaba y el momento de mi entrenamiento se acercaba, pero pronto recordé que tenían entrenamiento los Jam & Losers y fui a observar de lejos a ver si Matteo estaba ahí, pero no, solo estaba la chiquita insoportable y sus amiguitos, no estaba Matteo.

Mis opciones y mi tiempo se acababan, no sabía dónde más buscar y ya tenía que irme a entrenar, llegué a la pista y parecía que me estaban esperando a mi, pues ya estaban Juliana y todo el equipo.

—¿Y? ¿Hablaste con el? ¿Por qué esa cara?— preguntó Ámbar cuando llegué, pero mi rostro no expresaba ni un poco de felicidad, pues no había hablado con Matteo, ni siquiera lo había visto.

—No, no lo encontré— dije un poco decepcionada de lo que estaba diciendo piques yo esperaba regresar al entrenamiento feliz después de hablar con él.

—Ay, ya, no es el fin del mundo, hay más tiempo después del entrenamiento, pronto hablarán ya lo verás— dijo Ámbar como palabras de consuelo mientras me tomaba del hombro, pero era cierto, había muchísimo más tiempo después del entrenamiento.

—Tienes razón, gracias, vamos ya a entrenar— dije mientras caminaba para ir a entrenar, me serviría para despejar mi mente.

Terminando el entrenamiento, fuimos directo a la zona de la cafetería como ya era costumbre, pero ahora yo con la esperanza de encontrarme a Matteo allí, pero al entrar, no estaba allí.

—Simón ¿No has visto a Matteo?— preguntó Ámbar cuando vio pasar a Simón cerca de nosotras, pues creo que ella pensó lo mismo cuando entramos a la cafetería.

—No, no lo he visto en todo el día, ni si quiera fue al entrenamiento— dijo Simón también extrañado de no haber visto a Matteo en todo el día, pues literalmente pasa aquí sus tardes, pero de todos modos yo ya tenía presente que no fue a su entrenamiento.

—Que raro— dije pues creo que a todos nos parecía extraño que no se apareciera por el lugar.

—Bueno Emi, pues si no aparece creo que tendrás que esperar— dijo Ámbar igualmente un poco decepcionada de no haberlo encontrado.

—Pues no queda de otra— dije olvidando todo lo que pensé que podría pasar en este día.

Mis amigos y yo hablamos un rato en la cafetería mientras tomábamos algunas bebidas como ya era costumbre nuestra, hasta que llegó el momento de irnos a casa, todos nos despedimos y para ese entonces todas mis ilusiones de ver a Matteo y hablar con él se habían acabado ¿Mañana por fin lo podría ver para hablar con él? Solo quedaba esperar, cosa que ya se me estaba haciendo costumbre.

Salí del establecimiento con todos mis amigos pero al salí cada uno tomó su camino a casa, ese era el momento en que nos separábamos, yo como ya había dicho me voy caminando pues no es mucho el recorrido que tengo que hacer.

En el camino me sentía observada, sentía la presencia de alguien más, que no iba caminando sola, que alguien me seguía, mi corazón se aceleraba y yo ansiaba llegar pronto a mi casa, pues no faltaba mucho, cuando en medio el silencio escuché una voz.

—No sabes cuanto espere para este momento— dijo una voz cuando ya faltaban escasos metros para llegar a mi casa.
Quise ignorarlo, pero mi curiosidad por esa voz familiar me hizo volear de inmediato.

—No lo puedo creer— dije con una sonrisa dibujada en mis labios al ver su rostro, ese mismo que había visto hace ya algunos meses en aquella competencia, ese mismo rostro que me enamoró perdidamente, que al fin estamos solos, sin nadie que nos pudiera interrumpir.

No pude más, ni siquiera sabía que decir, pero solo tenía clara una cosa, quería abrazarlo, tanto tiempo, tantas peleas, tantas cosas que tuvimos que pasar y yo solamente quería un abrazo, así que no dudé en acercarme a él y abrazarlo.

Duramos varios segundos con nuestro abrazo, pero llegaba el momento de separarnos, así que lo hicimos, nos separamos ambos con una sonrisa en el rostro.

—¿Todo está aclarado?— preguntó Matteo rompiendo el silencio, pues parecía que ninguno sabía que decir.

—Solo había que escuchar— dije pues con eso las cosas se habrían resuelto mucho antes.

—Mejor tarde que nunca— dijo Matteo como consuelo, pues yo estaba un poco arrepentida de no haberle escuchado antes.

—Mis amigos ayudaron mucho— dije riéndome, pues ellos habían sido como los cupidos en esta historia.

—Tus amigos dan miedo a veces— dijo riéndose también, supongo que por lo qué pasó ayer, de lo cual n yo no tenía ni idea.

—Solo buscan lo mejor para mi, así somos entre nosotros— dije justificado cualquier cosa que hayan hecho.

—Que bueno que ya está todo bien entre nosotros— dijo Matteo, cambiando de nuevo al tema principal, pues esto se trataba de nosotros.

—Así se disfruta más la vida— dije sonriente, pues estaba feliz y disfrutando del momento, pues no podía ser más feliz.

—Nos vemos mañana, te quiero Emilia— dijo Matteo alejándose un poco, pero tomando mi mano, pues era tarde y cada uno tenía que llegar a casa.

—Nos vemos, te quiero— dije apretando un poco su mano y aún con mi sonrisa, las despedidas siempre son difíciles, aun que tengas la certeza de que lo volverás a ver al siguiente día.

Nos soltamos de las manos y yo caminé hacia mi casa, solo faltaban algunos pasos para llegar, entré pensando en todo lo que acababa de pasar y luego pensé en lo que no pasó.

Matteo y yo aún no estábamos juntos. Solamente habíamos resuelto nuestro mal entendidos y ya estábamos felices el uno con el otro, estaba claro que no nos podíamos hacer novios de la noche a la mañana pero, perdí la cuenta de cuánto tiempo llevamos en esta situación, resolviendo problemas, todo ese tiempo que despreciamos que pudimos haber aprovechado en nosotros.

¿Cuándo pasó esto? |Emitteo| •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora