Salí de los lockers directamente a la salida, ya me dirigía casa.
Llegué en poco tiempo, pues no es muy lejos y me voy patinando, por eso me es tan fácil ir y venir.
Llegué a casa y como ya era costumbre mía, realicé mi rutina de noche y me fui a la cama.Llegó el día siguiente y como toda la semana tenía entrenamiento todos los días hábiles y era hora de irme.
Antes de dormir, analicé mucho la situación actual con Matteo, aún no estaba lista para hablar con él, no sé cuanto tiempo pueda pasar.De lo único que puedo estar segura es que realmente quiero estar junto a él, por qué el me hace sentir diferente, me siento segura junto a él, pero un así sintiendo todo eso, no dejo de darle vueltas a la advertencia de Benicio.
Creo que por el momento no estaba segura de hablar con él, tenía que esperar y saber si estoy dispuesta, pero yo seré la primera en hablarle para decirle lo que siento.
Llegué a la pista y era un poco temprano pero Benicio tenía una maestría en puntualidad, él siempre llegaba antes que yo, así que nunca iba a estar sola cuando llegara.
—Hey, hola— dije cuando vi a Benicio sentado, en el celular, como de costumbre, nunca lo soltaba.
—Hola— dijo Benicio despegando la mirada de su preciado celular.
—Y como siempre, se le otorga el premio al más puntuado a... Benicio— dije riéndome mientras aplaudía y le entregaba mi botella de agua. No había nadie más puntual que él.
—Ja, no veo el problema en ser puntual— dijo Benicio ya que siempre le recordaba lo puntual que era.
—Lo sé, lo sé, por eso siempre llego después de ti— dije mientras me sentaba junto a él. Lo presentía, se venía una buena charla.
—Pero mira que bueno que eres puntual, así que tenemos tiempo para que me cuentes, como vas— dijo Benicio llegando directo al punto, que chismosito que había salido.
—¿Cómo voy de que o qué?— pregunté cuando ya sabía perfectamente a lo que se refería, lo único en lo que pienso ahora mismo, Matteo.
—Hazte, sabes perfectamente de quien te estoy hablando— dijo Benicio riéndose, vaya, parece que todos se dan cuenta de lo mala que soy disimulando.
—Pues ya no sé ni qué pensar— dije solita do un suspiro antes de hablar.
—¿Por qué? ¿Qué es lo que no te deja dormir?— dijo aún riéndose, pues era cierto, el hecho de solo pensar en que Matteo me podía engañar, cuando ni siquiera somos algo, no me dejaba dormir.
—Pues lo que me dijste, quien me asegura que no va a hacer lo mismo conmigo— dije un poco preocupada, esperando obtener algo que me ayudara a resolver esto.
—Emilia— dijo Benicio tomándome del hombro, de alguna manera que me tomara del hombro me hacía sentir paz con lo que estuviera a punto de decir.
—¿Qué pasa?— pregunté al oír mi nombre, quería saber qué era lo que me iba a decir.
—Perdón por no decírtelo antes, pero creí que tú lo deducirías— dijo Benicio, pero lo interrumpí antes de que pudiera completar su oración.
—¿Qué cosa?— dije rápido dándome cuenta que lo había interrumpido.
—Si me dejas terminar— dijo Benicio riéndose, por qué nunca lo dejo terminar sus oraciones.
—Pues sigue— dije riéndome, literalmente nuestras conversaciones se basaban en reírnos de lo que el otro decía.
—Mira, yo sé que te dije que nadie asegura que no te vaya a hacer lo mismo que a Luna, pero nadie te ha dicho qué tal vez a ti te quiere más que a Luna— dijo Benicio como un abuelo aconsejador, era excelente dando consejos.
—¿Tu crees?— dije cuando pensé en la posibilidad de que Matteo realmente estuviera enamorado de mi.
—Si, a parte Emilia, nadie dijo que el amor es fácil, es complicado pero siempre se puede salir adelante— dijo Benicio haciendo que miles de respuestas llegaran a mi.
—¡Hey chicos!— dijo Ramiro llegando con Ámbar.
—Hay que comenzar— dijo Ámbar, para comenzar a entrenar.
Nadie dijo mucho durante el entrenamiento, pues solamente entrenamos y las charlas las dejamos para después, así es como se trabaja en un buen equipo.
Acabo el entrenamiento y Juliana antes de dejarnos ir, nos dio un anuncio.—Chicos, próximamente habrá una fiesta en patines aquí en la pista, así que por favor prepárense bien, los Red Sharks tienen que destacar— dijo Juliana, muy contenta por lo que se venía.
Parecía que iba a haber una fiesta en algunos días. Y otra vez iba a ser el momento de triunfar de los Red Sharks.
Todos salieron de la pista y yo me quedé un rato patinando, tenía que aclarar mis ideas, era súper extraño que yo no pudiera pensar claramente, era demasiado raro en mi, no tener una idea clara de lo que quiero.Que algo no deje de dar vueltas en mi cabeza y que ese algo fuera alguien, aún peor, esto nunca me había pasado y no quería que así continuara.
Inmersa en todos mis pensamientos, sin que nada ni nadie me interrumpiera, escuché a lo lejos una voz, esa voz que no me deja dormir en las noches y no me saco de la mente, esa voz en la que no dejo de pensar.
—Emilia— dijo Matteo gritando cuando me vio tan distraída patinando y dando vueltas sin sentido en la pista.
Ni siquiera pude reaccionar bien solo volteé, yo no estaba lista.—Matteo— dije, ya que solo tenía eso en la mente, no había nada más, esto no se iba acabar hasta que no habláramos de una vez frente a frente.
—Matteo— dijo otra voz gritando a lo lejos, pero yo no alcanzaba a ver quien era quien gritaba «Matteo» pero no hacía falta, era Luna.
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¿Cuándo pasó esto? |Emitteo| •Terminada•
FanfictionHola, soy Emilia. Esta es una historia de... ¿Amor? ¿Puede ser esto amor? Claro, pero... amor prohibido, o solamente miedo a amar a alguien incorrecto, ¿incorrecto alguien? ¿O lo que los demás puedan decir de ti? Por el simple hecho de querer estar...