No sabía cómo reaccionar, frente a esa puerta a punto de entrar estaba Matteo, no tenía la mínima pizca de interés en querer hablar con él, así que en cuanto lo vi, di un paso hacia el costado dispuesta a caminar, pero no contaba con qué él también lo iba a hacer, pero obviamente con otra intención.
—¿A dónde vas tan rápido?— preguntó Matteo extrañando cuando vio que no me quedé ahí para hablar con él.
—A un lugar donde no estés— dije molesta, era cierto no tenía el interés de hablar con él, pero tampoco no era algo que quería evitar.
—¿Y ahora por qué tan enojada?— preguntó aún más extrañado, es cierto, no le había dado ninguna explicación, solo me enoje con él después del beso, para él no había nada por lo que pudiera estar molesta.
—¿Cómo qué haces muchas preguntas no te parece? Esto ya parece interrogatorio— respondí, evitando contestar su pregunta, no era capaz de contestar dicha pregunta, no estaba lista para responderla.
—Bueno, bueno, ¿Que haces aquí?— dijo Matteo, tratando de cambiar el tema.
—Vine con Luna— dije cuando noté que su pregunta era bastante estúpida, era obvio que venia con Ámbar, no tengo ni idea a qué más podría venir.
Justo al terminar su frase su cara no me sorprendió, era de esperarse ver sorpresa en su rostro.—Obvio no, vine con Ámbar ¿A qué más podía venir aquí?— le dije antes de que pudiera decir cualquier cosa, pero de inmediato Matteo cambió la expresión en su cara.
—No sé, yo vengo muy seguido aquí— dijo Matteo con una sonrisa en sus labios, estaba claro, no podíamos cambiar de tema ni por un segundo, solo nosotros.
¡Hace un bonito clima!, ¡Patinas muy bien!, ¿Cómo has estado?, ¡Ya viene mi cumpleaños!, ¡Mañana es el festival!, tantos temas y escoge el único que no quiero.—Si ya se que vienes muy seguido aquí— dije lo más sería que pude para que esto no pasara de dónde ya está, demasiado lejos.
—Emilia— dijo Matteo cambiando la expresión en su rostro, parece que cambia su rostro cada que hablo.
—¿Si?— respondí, siguiendo con mi seriedad, él parecía estar serio.
—¿Qué te pasa?— preguntó Matteo un poco preocupado, lo podía notar en su tono de voz, en realidad le preocupaba que estaba pasando.
—Ya me tengo que ir— dije evitando la única respuesta que tenía para darle.
Dije mientras me movía al costado para huir de ahí.—No, Emilia ¿Qué te está pasando? O mejor dicho ¿Por qué tu cambio de actitud conmigo?— me preguntó muestras me tomaba de la cintura evitando que me fuera de la entrada de la mansión.
—Para nada, no he cambiado nada— dije, tenía las palabras en la punta de la lengua a punto de salir, pero sin fuerzas para hacerlo, estaba a punto de explotar.
—¿Fue por el beso?— preguntó Matteo, había dado justo en el blanco para hacerme explotar, no había vuelta atrás.
—¡Si, fue por eso y!— le dije exaltada, no me dejó terminar para el empezar a hablar.
—¿Por qué? Creí que te iba a gustar— dijo exaltándose un poco con lo que había dicho.
—¡Matteo claro que me gustó pero!— le dije casi llegando a gritar, pero volvió a interrumpirme.
—¡¿Entonces qué pasa?!— dijo el también casi llegando a gritar, él no entendía nada de lo que me estaba pasando.
—¡Si me dejas terminar! Matteo, claro que estuvo bien, pero tú estás con Luna— dije, calmando más la situación, ya habíamos dejado de casi empezar a gritar.
—¡Ay no puede ser! No me digas que ahora te importa como se sienta Luna— dijo un poco enfadado, parecía que a él era al que no le importara Luna.
—Luna no me importa y parece que a ti tampoco— le dije a Matteo, pero de inmediato cambio de expresión, no sé había dado cuenta de lo que dijo hasta que se lo repetí.
—¿Entonces que?— dijo pareciendo no importarle lo que había dicho, aún que claramente le tomo importancia.
—Tener que ser la otra— le dije a Matteo bajando la mirada. Me había mostrado frágil ante el, nunca lo había hecho ante nadie.
—Emilia— me dijo, no había más que decir, se había quedado en silencio.
Cuando vi que no dijo nada más, supe que ya era momento de irme y sin tiempo de detenerme y nada que me pudiera decir para hacerme regresar, salí de ahí, perdiendo a Matteo de vista.
En el camino iba pensando en todo lo que había pasando entre nosotros, cuando mis ojos se empezaron a humedecer.Narra Matteo
Emilia me había dejado sin palabras, solo tenía su nombre en mi mente y no podía decir nada más.
Se fue sin terminar nuestra conversación, ambos habíamos quedado en blanco, no me esperaba para nada lo que me dijo.
Estaba parado frente a la puerta pensando en todo lo que habíamos paso juntos, desde principio a fin, cuando noté una gota correr desde mi lagrimal hasta el suelo, me sentía terrible.—¿Qué haces aquí parado?— escuché la voz de Luna detrás de mi. Me di la vuelta de inmediato, sin darme cuenta de que seguía llorando por... Emilia.
—¿Te pasa algo Matteo?— preguntó Luna preocupada al verme llorando por lo que había pasado anteriormente.
—No, todo bien, pero no me puedo quedar— le dije a Luna un poco apresurado, tenía que irme.
—Pero a penas llegaste— dijo Luna un poco triste, pero preocupada al mismo tiempo.
Y mientras Luna hablaba me cayó una gota de agua en el hombro, pero pronto se hicieron más, había empezado a llover.—Ves, es una señal, te tienes que quedar, no puedes salir así— dijo Luna un poco más feliz, era un resfriado o quedarme con Luna.
—No, de verdad que no puedo— le dije a Luna desesperado, me tenía que ir y si. Dejarla decir una palabra más salí corriendo de la mansión, en medio de toda la lluvia que caía sobre mi...
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¿Cuándo pasó esto? |Emitteo| •Terminada•
FanfictionHola, soy Emilia. Esta es una historia de... ¿Amor? ¿Puede ser esto amor? Claro, pero... amor prohibido, o solamente miedo a amar a alguien incorrecto, ¿incorrecto alguien? ¿O lo que los demás puedan decir de ti? Por el simple hecho de querer estar...