Yo, sentada en una mesa con Benicio.
Matteo, llegando hacia dónde Luna estaba.
Tan cerca, pero tan lejos.Narra Matteo
Llegué al Jam&Roller en busca de Luna, tenía una rosa para ella, siempre han sido sus flores favoritas y como disculpa siempre le regalo una.
Llegué y no la encontraba, hasta qué volteé y la vi pasar. Casi corriendo me fui hasta donde ella estaba de espaldas.—Luna— le dije cuando llegue donde ella estaba.
Volteo sin saber quién era, pero tal vez reconociendo mi voz.—¿Qué? Ah eres tú— dijo Luna dándose la vuelta para luego irse.
—No Luna, no te vayas por favor— le dije a Luna para que se quedara, cosa que parecía poco probable para como estaba la situación.
—¿Qué ocupas?— dijo Luna, sin parecer interesada en lo que le pudiera llegar a decir.
—Ocupo que me perdones— dije sacando la rosa que sostenía detrás, en la espada.
Ofreciéndosela como una disculpa.—¿Crees que fue poco? No Matteo esto ya se terminó y no volverá a empezar, yo ya no puedo— dijo Luna ya un poco molesta, tomando la rosa.
—Luna, pero entiende por favor, solo fue un halago— le dije intentando resolver las cosas, estaba ya desesperado.
—¿Un halago nada más? ¿Qué onda con todas esas veces que los encontré juntos? Y no sé qué más pudieron haber hecho sin que yo los viera— dijo Luna dándose la vuelta.
Se acercó a la barra y dejó la rosa, pasa irse de ahí.—Luna, por favor— dije ya desesperado cuando vi que se marchaba.
—No Matteo, esto ya se terminó, por favor ya no lo compliques más— dijo Luna con una lágrima saliendo de sus ojos.
Esto parecía estar perdido, las cosas no iban para nada bien en mi vida y cuando creí que lo había perdido todo y que nada podría poner las cosas peor...
Volteé hacia mi izquierda y ahí estaba Emilia sentada... Había visto y escuchado todo.
Narra Emilia
Llegó Matteo con Luna, se rompió la pequeña ilusión que tenía de que esa rosa fuera para mi.
Y cuando de la dio a Luna no pude más que desilusionarme, pero más que nada enojarme ¿Cómo podía Matteo seguir tras ella? Está claro que ella ya no quiere nada más.—Emilia...¿Estás bien?— preguntó Benicio cuando vio mi reacción, yo estaba en shock, simplemente no podía creer que Matteo siguiera detrás de ella.
—Mejor que nunca gracias— respondí, cuando el enojo ya me había invadido.
Luna se había ido, dejando la rosa en la barra y cuando Luna se fue, es posible que Matteo se haya dado cuenta de su error...
Había perdido a Luna y estaba a punto de perderme a mi o bueno, a perder lo que pudiera llegar a pasar conmigo.Me paré de mi asiento y me dirigí hacia con Matteo, lo veía con la misma cara si. Cambiar de expresión, mientras tanto él parecía preocupado por lo que se venía.
—No te mereces más— dije lo más sería que pude, estaba furiosa, no había mejor forma de echar a perder todo.
—Emilia, espera— dijo Matteo cuando vio que estaba a punto de irme con Benicio.
—¡¿Espera que, Matteo?! ¿A qué por fin te rindas con Luna? No Matteo conmigo no vas a estar jugando, no soy estúpida si es lo que crees, yo tengo sentimientos y no te voy a dejar que estés jugando son ellos cada vez que quieras, ni ahora, ni después, ya fue suficiente, nunca pensé que esto fuera a terminar así— le dije a Matteo con las lágrimas saliendo de enojo, no podía creer que Matteo se estuviera portando así.
—Emilia vamos— dijo Benicio tomándome de los hombros para salir de ahí.
—Suéltala Benicio— dijo Matteo cuando vio a Benicio cerca mío.
—Matteo por favor, ya no digas nada, Benicio que ha portado mucho mejor que tú— le dije a Matteo molesta.
Benicio y yo caminamos hacia la pista para entrenar y olvidarme de todo lo que había pasado.
Terminó el entrenamiento, así que tomé mis cosas para rápidamente irme a casa y yo ya no podía más, mi cabeza daba vueltas, parecía todo una mentira, peor que un mal sueño.
Benicio me acompañó a casa.—Gracias, por todo— le dije a Benicio mientras caminábamos, últimamente se había estado comportando muy bien conmigo.
—No es nada, eres importante para mí y perdón por todas esas veces que te incomodé— dijo Benicio con un poco de pena.
—No ya no te preocupes todo bien— le dije para que y no se sintiera mal.
Llegamos rápido a mi casa, pues está cerca de la pista, me despedí de Benicio y entré a casa. Justo al llegar estaba vibrando mi celular, estaba entrando una llamada. Era Ámbar.
*Llamada*
—¿Hola?— pregunté para comenzar la conversación.
—Emi, ¿Ya te fuiste?— preguntó Ámbar, es cierto que lo le avisé nada y apenas hablamos en el entrenamiento.
—Si, ya me fui, no me sentía del todo bien, así que me regresé rápido a casa— dije mintiendo en cierta parte, pero yo solo quería dormir y olvidarme de todo lo qué pasó.
—Necesitaba contarte algo, pero bueno, espero que te sientas mejor y que vengas mañana— dijo Ámbar un poco desconcertada de no encontrarme.
—No te preocupes igual y si voy mañana al entrenamiento y me cuentas todo— dije para que Ámbar estuviera tranquila.
—Chao— dijo para despedirse.
—Nos vemos mañana— le dije sin ganas.
*Fin de la llamada*
Llegué a mi cuarto, realicé mi rutina de noche y me dispuse a dormir, tratando de olvidar y despejar mi mente de todo lo que había pasado hoy, ya no podía ver a Matteo de otra manera, seguía enamorada pero ya no quería estarlo, solo quería que esta sensación se acabara.
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¿Cuándo pasó esto? |Emitteo| •Terminada•
FanfictionHola, soy Emilia. Esta es una historia de... ¿Amor? ¿Puede ser esto amor? Claro, pero... amor prohibido, o solamente miedo a amar a alguien incorrecto, ¿incorrecto alguien? ¿O lo que los demás puedan decir de ti? Por el simple hecho de querer estar...