Sus labios y cejas se fruncen, mirando detenidamente la estufa frente a él.
¿Cómo era cocinar?
Había visto a JaeBum hacerlo. O bueno, había estado con él mientras lo hacía. No prestaba mucha atención a sus acciones, solo miraba su rostro y cuerpo, y ya. Era distraído.
Hace un mohín. Había dicho que no estaría sin hacer nada, pero no se había dado cuenta que tampoco sabía hacer mucho.
¿Y cómo podía aprender?
Mira dentro del refrigerador, sintiéndose incómodo; como un intruso. Habían cosas que ni sabía qué eran. Atrapa su labio inferior en sus dientes.
Sabía lo que era el internet, porque su hyung Jackson le había mostrado un video gracioso en su celular; en YouTube, y le explicó que ahí encontrabas videos de todo tipo. Entre ellos los tutoriales.
Y esa sería su primera tarea. Ver tutoriales. De como cocinar y hacer otras tareas domésticas.
No sabe dónde hay un celular, JaeBum había salido con el suyo a la Universidad, pero ve ese aparato que alguna vez llevó su otro hyung; JinYoung, al refugio, para hacer una tarea.
A él sí le había prestado atención cuando encendió el aparato y recordaba el nombre de donde Jackson vio el video.
Se queda unos segundos, casi minutos, mirando la pantalla frente a él.
¿Y si JaeBum hyung se molestaba?
Como si de una invocación se tratase, la puerta se abre y JaeBum inmediatamente se quita el abrigo y lo pone en el perchero.
—Estoy en casa—Llama, y YoungJae tiene ganas de llorar.
Porque no tiene nada preparado para que su hyung coma. Y porque la caricia en sus cabellos le hace sentir demasiado bien; querido.
Nunca se sintió de esa forma. Nunca antes alguien que no fuese su hyung Jackson, –O en muy raro caso su hyung JinYoung–, le habían demostrado afecto físco. Jamás.
Quizá la anciana con la que vivió, pero tampoco era muy afectiva. Era más palabrería que nada. No había contacto físico. La anciana normalmente enfermaba mucho y tampoco quería perjudicar al pequeño que le hacia de su vida algo más bonito.
Y su madre...
él no quiere recordarlo, por lo que niega varias veces, intentando sacar los pensamientos.
—¿Quieres usar la computadora?, ¿necesitas ayuda?—Sus manos van a los hombros del menor.
—Quiero aprender a cocinar—Un murmullo sale de sus labios, siendo tímido. Timidez que se borra cuando se levanta de golpe, con una preciosa sonrisa surcando sus labios y sus ojitos brillando de emoción y entusiasmo—¡Quiero que cuando llegue a casa tenga una riquísima comida en la mesa!, haré comida deliciosa y después aprenderé a hacer pasteles para usted. Y luego-, luego voy a saber hornear galletas.
JaeBum sonríe, admirando al chico.
Recuerda la herencia. De la que había sido enterado hace no muchas horas.
—¿Qué te parecen unas clases de cocina?—Cruza sus brazos.
—¿Usted me va a enseñar?—Con entusiasmo pregunta.
—Yo podría hacerlo. Pero me refería a una persona que sea muy bueno en ello. A un curso. Tengo un conocido que da cursos de cocina, enseña desde lo más básico, creo que podríamos hablar con él.
—¿De verdad?—Observa cómo se acerca hacia él lento y seguro.
—Sí. Te agradará Mark hyung y estoy muy seguro de que él te va a amar—Sus manos van a las mejillas ajenas.
—¿Por qué está tan seguro de eso?—.
—¿Quién no te puede amar, YoungJae?—Ríe por el comentario, pero se queda estático tras la reacción de YoungJae.
No sabía qué hilo había tocado.
«—¿Mami me ama?
—No, YoungJae. Mamá no te ama. Yo no te quería en mi vida—.»
Sus ojos se llenaban de lágrimas.
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Por una sonrisa [2Jae]
أدب الهواة«Porque JaeBum necesitaba felicidad tras la pérdida de su madre; Y Choi YoungJae era un chico feliz.»