Dos meses viviendo juntos. Dos meses en los que JaeBum había comprobado que, definitivamente, ya no podía seguir sin YoungJae; que el chiquillo era alguien indispensable en su vida.
Su mirada va de soslayo al menor, que su atención estaba plenamente en la película que habían elegido ese día.
Los viernes por la noche sonaban mejor con YoungJae viendo películas que asistiendo a fiestas con sus compañeros de trabajo o Universidad.
Una extraña sensación le invade cuando el menor intercambia miradas con él y le sonríe tan bonito como sólo él sabe. Lo piensa, lleno de paz, completo. No hacía falta nada, nadie más. Su madre no estaba y lo había asimilado, pero no habría ninguna persona como YoungJae en el mundo. Nadie era tan puro como el chico que estaba sentado a su lado.
Aún sentado se acerca más al castaño, acaricia sus cabellos y deja que su mano descanse en su mejilla mientras mira detalladamente el rostro ajeno. YoungJae lo mira a los ojos, buscando el motivo de las caricias, pero la mirada de JaeBum está perdida en él. Su corazón se acelera, pero no dice nada. Porque no es molesto, porque le gusta el cariño que JaeBum le proporciona.
En algún momento sus miradas se cruzan y el mayor retrocede rápidamente.
¿Qué había sido ese revoloteo en el estómago?
—Yo... perdón—.
—No. Está bien, hyung...
—No quiero hacerte sentir incómodo, Jae. Tienes qué detenerme cuando lo hagas—Regaña.
—No me molesta. Usted dijo que fuese sincero sobre todo con usted. Lo hago. Me gusta... ese tipo de atención. Ser como su hermanito menor es... me gusta—Desvía la mirada y el pelinegro sonríe.
—De todos modos.—Murmura con la mirada en él—Gracias por ser honesto conmigo, YoungJae.
—No, gracias a usted por dejarme ser honesto.
—Te quiero. Sé que te lo dije antes, pero es bueno recordarlo, ¿no?
—Lo es. También lo quiero, hyung.
Y ésta vez es YoungJae quien se acerca a JaeBum, para recostarse en su hombro mientras disfrutan del resto de la película.
Sí, no hacía falta nada ni nadie más.
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Por una sonrisa [2Jae]
Hayran Kurgu«Porque JaeBum necesitaba felicidad tras la pérdida de su madre; Y Choi YoungJae era un chico feliz.»