56. Infinitamente tercos

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Maratón por los 2k (parte 3 de 3)

Jajajaja, para recompensar la demora, aquí les dejo un cap medio larguito. Espero disfruten de las locuras de estos Abichuelos. 


Capitulo dedicado a: @crishalejandre (Jajajaja, quería dedicarte un capitulo acorde a tus locuras jajajaja. Uno que sea bipolar, perver y tan tierno que provocan diabetes jajaja ok no. Gracias mi Gaby por acompañar a los Abichuelos en sus aventuras. MIL GRACIAS MI GABY)











Jen me había informado que solo había una salida para ese quirófano, por lo que yo me planté frente a la puerta, esperando que ella salga. Ni siquiera me importó la cantidad de tiempo que me pasé allí parado, sin moverme, solo por encontrar a Aby. 

En el momento en que iba a ir a la máquina de bebidas del pasillo, noté como la puerta azul se abría, dándole pasó a Abigail. Ella finalmente había salido a enfrentarme.

A medida que se alejaba de la puerta del quirófano, fue quitándose el gorro que sostenía su cabello, sin quitarme la vista ni por un segundo. Yo también caminé hacia ella con un tanto de nerviosismo. Obvio quería correr abrazarla, pero tenía miedo de que ella reaccionara mal. 

—Creí que vendrías la semana que viene—ella habló sonriendo fingidamente.

—Sí, se supone pero... volví por ti—susurré, quedando frente a frente. Estaba tan cerca de su rostro.

—Gracias—ella permanecía seria.

Ambos nos quedamos en silencio mirándonos, y sin hacer nada más. Ya hasta se empezaba a poner incomodo.

—¿Podemos hablar?—pregunté, y ella esquivó su mirada de la mía.

—Mmm, bueno...—ella de pronto alzó la vista y la dirigió hasta atrás de mi. Seguido a eso señaló algo detrás de mi con admiración—. ¡Oh por dios! ¡Mira eso!

Dejándome llevar por la curiosidad, me volteé para ver lo que ella miraba, pero no me encontré con nada anormal. Lo único raro, fue ver que de pronto alguien salió corriendo a mi costado.

¡Aby se había ido corriendo!

—¡Oye, tú!—exclamé, y enseguida la seguí detrás.

Abigail ni siquiera volteaba mientras gritaba su nombre, solo seguía corriendo como alma que lleva el diablo, y obvio yo no me quedé atrás. Sin descanso la seguí a través de los pasillo, en medio de gente que nos veía.

Estábamos haciendo el ridículo, pero no importaba.

—¡Abigail Mendoza, te exijo que te detengas!—le gritaba, mientras esquivaba una camilla.

—Ahora no—dijo ella entre jadeos.

Cuando noté que ella estaba por doblar en una esquina, noté que justo por donde ella pasaba corriendo estaba colocado un letrero amarillo de piso mojado. Quise advertirle que fuera con cuidado, pero no lo logré. Ella de pronto se había resbalado, provocando que chocara en el piso cual costal de papas.

Eso le pasaba por intentar huir de mi.

—¡Mierda!—gritaba Aby tendida en el piso, poniéndose una mano sobre su trasero.

Tu recuerdo en mí- (Christopher Vélez- CNCO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora