21. El inicio de los problemas

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Maratón parte 2 de 3


El corazón se me iba a salir a causa de la desesperación que tenía. Cada vez que mi celular timbraba durante la espera a que me contesten, era una tortura. Yo sabía que en cuanto escuchara la voz de alguno de mis padres, iba estar en serios problemas.

—Aló—dijo una voz masculina tranquila.

—Hola papito—saludé con temor.

—Hola mijita, ¿Cómo estas?—me dijo pasivo, algo me me extrañó y a la vez me causó aun más terror.

—Aquí, intentando dormir un rato—mentí nerviosa —. ¿Y tú que haces? ¿Cómo está todo por allá?

—Se podría decir que bien—él suspiró cansado—. Las cosas están normales, a excepción de que te extrañamos.

—Yo también los extraño mucho—admití moviendo mis dedos nerviosa sobre la baranda de la terraza.

Mi padre se quedó callado por un rato. Internamente me estaba imaginando que estaba a punto de explotar por la ira. Él cuando era bueno, era muy bueno... pero cuando era malo... ¡Dios me libre!

—Princesa, tú sabes que siempre he estado muy orgulloso de ti—él admitió con la voz suave—. La verdad desde que eras pequeñita has sido una buena niña. No tendría porque quejarme de tus actitudes ni de las cosas que haces, porque a la final siempre has sido en ejemplo en todo. Es por eso que hasta siempre recalco que tú eres el perfecto ejemplo a seguir para Jos. Pero... en honor a todo lo que confío en tí, voy hacerte una pregunta y espero que sepas hacer lo correcto cuando me la respondas ¿Lo harás?

—Claro pa. Confía en mí—le dije con sinceridad. Creo que finalmente veía hacia donde se dirigía esa pregunta.

—Esta bien, así lo haré. Espero no me decepciones... más—él tomó un momento de silencio y soltó la pregunta—. ¿Verdaderamente sigues siendo esa niña que jamás me ha decepcionado?

Yo sabía cual era la respuesta a esa pregunta, y entendía a la perfección que la respuesta iba a terminar rompiendo el corazón de mi papá. 

Después de todo ya no tenia la opción de seguir mintiendo. Ya él doctor Carrillo debió haber revelado que nunca fui a algún congreso. Comprendía que para mi papá no iba haber excusa que valiera para haber abandonado de tal forma mis estudios y para colmo mintiendoles. 

—Lo siento papito. Me temo ...que... ya no lo soy—dije con poca voz—. Perdóname papi... en serio perdóname.

El otro lado del teléfono se había quedado en un profundo silencio, e internamente me estaba imaginando la cara de decepción de mi padre ante mis palabras. La verdad nunca llegué a decepcionarlo de maneras tan crueles como lo estaba haciendo ahora. Estaba segura que él sabía en que manera lo decepcioné. Y todo estaba relacionado a un viaje que para él no tendría sentido.

—Si me sigues teniendo aunque sea un poquito de consideración, supongo que me vas a contar como fue que me decepcionaste—él parecía contener la respiración.

Ante esa orden, yo regresé mi mirada a Chris. Él cual se había puesto de pie para arrimarse a la puerta. Precisamente ahora me evaluaba serio.

—Creo que tú ya lo sabes—le contesté, mientras caminaba hasta el otro extremo de la terraza para que Chris no oiga nada—. Ya me contaron que él doctor Carrillo te llamó. Y también me dijeron que tú ya sabías que no estoy en California por motivos de estudio.

Tu recuerdo en mí- (Christopher Vélez- CNCO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora