11.Un leve reencuentro

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Maratón parte 3 de 3


El contarle a Ami toda la historia loca, no me resultó tan difícil como creí. 

Por un momento pensé que le iba agarrar un ataque de pánico, donde saldría corriendo otra vez a esconderse de mi, pero no. Ella tomó las cosas relajadamente. Mas bien su única reacción había sido la de abrir la boca atónita cuando le conté que yo había viajado en el tiempo. Luego de eso, solo se había mantenido callada escuchando mis relatos de ciencia ficción.

—¿Estas bien? —yo la miré evaluadoramente, ya que ella solo se había quedado perdida en sus pensamientos.

—Si, claro—ella tragó duro—Y puede que te suene raro, pero creo que ya veía venir algo como esto. Y creo que por eso me vine preparando mentalmente para cualquier barbaridad que dijeras. 

—Pues menos mal, porque la verdad esto de estar contando historias de hadas, monstruos, ángeles o lo que sea, ya me está cansando. Creo que hasta de memoria me lo sé. Yo debería escribir un libro sobre esto—yo me recosté sobre mi cama, mientras Ami tan solo me miraba pensativa—. Es tan raro que hasta haya podido hablar con ángeles. Esto es de locos.

—Pues creo que yo también soñé con un angelito—ella miraba mi barriga sin disimulo. 

—¿Y te dijeron algo?—yo le pregunté, temiendo a que le hayan dicho algo malo. 

—Pues creo que si—ella se rascó la cabeza—. Me dijo que te dijera, que eres una estúpida por no cuidarte cuando andabas de calenturienta con Chris—ella me decía burlona. Obviamente eso se lo inventó.

—¿Qué?—yo me puse roja

—Pues, te estoy tratando de decir que fuiste mensota hace cinco años—ella puso una mano sobre mi vientre—. ¿Acaso crees que esto apareció por obra y gracia de los ángeles?

Ahora lo entendía todo. Ella se refería al mini Bryant inexistente.

—Ahhh—exclamé riéndome—. Hablas del bebé que vamos a tener Chris y yo.

Aprovechando que estábamos tratándonos como en los viejos tiempos, me decidí a seguirle la corriente. Quería divertirme un poco a costa suya.

—No puedo creerlo. Este par de bobos van a ser papás—Ami estaba mas que emocionada—¡Ay, mi corazón no puede mas!

—Wou, esto es hermoso. No sabes lo feliz que estoy con esta nueva etapa de mi vida— le dije apretando los labios para no reírme. Ella estaba dichosa de verdad.

—Yo pido ser la madrina. Nadie me va a quitar ese puesto—ella de pronto alzó su bolso del piso, y sacó un articulo que por poco y hace que estalle en risas—. Yo me adelante a sobornarte por el puesto de madrina.

Amanda me había puesto frente a la cara, un osito de peluche que tenia puesto un pañal.

—Este va a ser el primer juguete de Amando—ella me puso el peluche en mis manos, haciendo que yo finalmente explotara en risas, sobre todo por el supuesto nombre para mi hijo.

—¡No friegues!— yo hablé en medio de mi carcajada. Casi ni podía respirar— ¡No... no... te creí tan ilusa!

Yo me estaba matando de la risa, mientras ella me miraba confundida. De hecho su mirada de confusión iba cambiando lentamente a la de asesina en serie.

—¿Por qué carajos te ríes?—ella me miraba con los ojos entrecerrados.

—Pues porque tu sobrinito no existe. Tan solo me lo inventé para poder retenerte conmigo el día del asalto. En ese momento cuando aparentemente iba a perder al mini Bryant.

Tu recuerdo en mí- (Christopher Vélez- CNCO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora