Kyuu.

442 68 5
                                    

–¡B-Buenos días, O-Osomatsu! –saludó, en un intento más que fallido de ocultar su nerviosismo. El mayor se frotó los ojos para despertarse un poco más.

–Buenos días, Karamachu... –saludó de vuelta, y miró con preocupación al azul al ver su rostro rojo y con gotas frías de sudor cayendo por los laterales de su rostro. –¿Acaso te pasa algo?

–N-No, no me pasa nada... –negó con la cabeza, riendo y sonando mucho más sospechoso. Osomatsu se acercó a su rostro violentamente, haciendo que el corazón del menor se acelerara.

–¿Seguro? Estás rojo como mi sudadera. –comentó, y al estar tan cerca, el azul recordó el acontecimiento que tuvo lugar la noche anterior. Aquella suave y cálida sensación se posó de nuevo sobre sus labios en forma de recuerdo. Y de nuevo sintió su su cuerpo entero ardía.

–T-Te lo imaginas...

–Si tu lo dices... –dijo, encogiéndose de hombros. El azul dió un suspiro silencioso de alivio, agradeciendo que dejara de preguntar. Se llevó los dedos a los labios, acariciándolos suave, sin creerse del todo que hubiesen estado en contacto con aquellos que tantas veces había observado, teniendo un vago deseo. –Bueno, iré a dar una vuelta. ¿Te vienes?

–S-Sí, claro... –respondió, aún tenso y algo incómodo por verle tras el incidente pasado. Pensó que no pasaría nada extraño y que se le pasaría a medida que el día avanzara, por lo que pasar tiempo con él no le vendría. Ambos eran el punto de mira de Choromatsu, que no entendía el comportamiento extraño de su hermano azul.

–Hey. –le llamó una muy grave voz desde su lado, haciendo que dejara de mirarlos y se centrara en quien le hablaba. Oyó la puerta cerrándose y pensó que los menores ya habían partido, por lo que se giró y encontró con el rostro de su hermano pequeño morado.

–Oh, Ichimatsu. –habló, dejando en la mesa el periódico que fingía leer. Miró a su hermano, el cual sabía perfectamente que había estado observando a los dos mayores. La mirada inquietante y fija del chico incómodo al tercero, por lo que decidió interactuar él. –¿Pasa algo?

–Quería hablarte de un tema. –respondió, con la mirada ahora baja, pues se le hacía costoso hablar con el verde, ya que no solían hablar demasiado. El mayor de ambos sonrió algo comprensivo, dispuesto a escucharle y ayudar en lo que pudiese.

–Claro, ¿de qué se trata? –preguntó amigable, con una sonrisa que extrañamente agradó a la par que extrañó al chico sombrío. El de verde esperaba su respuesta con paciencia, era de los pocos hermanos con el cual podía conservar aquel aspecto.

–Prefiero hablarlo a solas... –comentó en voz baja, mirando de lado a lado y observando como los dos menores y sus padres aún seguían en la casa. Choromatsu no podía decir que no se sorprendió porqué mentiría. Estar con Ichimatsu a solas era una idea que sólo había imaginado, pero jamás puesto en práctica a excepción de una vez. Y fue desastrosa.

–¿Q-Quieres dar una vuelta pues...? –preguntó, nervioso. Y allí se preguntó el porqué de sus nervios al oír la palabra que a tantas personas daban nervios. Pero que a él, en esa situación, no debería.

–Porqué no. –respondió, tratando de ignorar también los nervios. Al contrario que Choromatsu, sabía esconder bien lo que sentía. Y por su bien, era mejor que el verde no supiera como se sentía.

[...]

–¿¡Qué!? –exclamó el tercero, muy sorprendió y alarmando a alguna que otra persona que paseaba tranquilamente por el mismo parque en el que habían parado para sentarse.

–Lo que oyes. –afirmó, encogiéndose de hombros. La verdad, esperaba esa reacción puesto a que su hermano era algo lento en estas cosas y solía creer que sólo él sabía que pasaba en aquella casa.

Sakura No Ame. | OsoKaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora