–Ya estoy aquí. –anunció el chico de azul, exhausto y siendo recibido por el de verde, que le sonreía con amabilidad.
–Karamatsu nii-san, adelante. Ya íbamos a comer, menos mal que has llegado. –explicó, mientras el chico se quitaba sus zapatos para poder entrar y miraba a su hermano con compasión.
–Oh, os agradezco la espera. –agradecía, y lo hacía de veras. Era un bonito detalle. –Pero la verdad es que no tengo apetito. –se excusó, porqué su estomago estaba demasiado cerrado para dejar entrar ningún tipo de comida.
–¿Cómo qué no? –cuestionó enfurruñado, mirándole con el ceño fruncido. –Debes comer algo, sino no tendrás fuerzas. –aconsejó, pues debía tener muchas para el primer día de trabajo que sería en breve.
–No las tengo de igual forma, hoy. –comentó con una sonrisa débil, y el de verde cambió su expresión a una mucho más comprensiva.
–¿Ha pasado algo? –preguntó con preocupación, y el de azul, que ya estaba cansado de mentir le de dedicó una sonrisa más amplia.
–Demasiadas cosas. –confesó, y Choromatsu se volvió más serio al pensar en el tema que Ichimatsu y él conocían. El que tanta gente había captado, excepto ellos.
–¿Es sobre Osomatsu...? –cuestionó, poniendo en duda, ya que aunque lo sabía quería oírlo salir de él. No se había sincerado con ninguno de los hermanos excepto con Todomatsu, el cual afirmaba que estaba tontamente enamorado del primogénito de la familia.
–Sí, es sobre él. –admitió, y el tercero se sintió algo más aliviado al no tener que sacárselo a la fuerza.
–No le hagas caso. Ni tan solo sabe lo que quiere. –comentó, y quizás ahora no le entendía pues parecía confuso, pero sabía que más adelante podría comprender a que se refería.
–Por cierto, Choromatsu. He notado ciertos sentimientos tuyos hacia Ichimatsu. –comentó divertido, cambiando de tema y aprovechando los nervios de su hermano para escaquearse. ¿Sucio, no? Pero no le quedaba otra.
–¿D-De veras? –cuestionó, con el rostro rojo y sudoroso por los nervios que ese tema le causaba aún. Era extraño, pero era como si todos le juzgaran acerca de aquello.
–Sí, te lo comes con la mirada. Se nota que estás enamorado de él. –dijo, y Choromatsu no pudo evitar el hecho de creerle. Él estaba enamorado, y creyó que sabría lo que se sentía al estarlo.
–¿Enamorado...? –jamás le había gustado esa expresión. Era comprometedora, asfixiante y confusa. Estar enamorado es un concepto amplio que aboca a sensaciones. Sentimientos qué, si bien son hermosos, suelen llevar a confusiones y dolor en ocasiones. –Sí, supongo.
–¿Estáis juntos? –preguntó sin dar más vueltas, poniendo entre la espada y la pared al menor.
–¿Cómo...?
–Porqué me mira peor de lo que suele mirarme. –comentó divertido, y el de verde no pudo evitar sonreír al ver la mirada que le daba a Karamatsu. –Te dejo, Choromatsu. Nos vemos más tarde, estaré en la habitación.
–Está bien... –concluyó, suspirando.
Los do mayores acabarían con su paciencia.
[...]
Y con tal de despejarse y hacer algo de provecho, fingió que debía salir porqué estaba estresado con el tema del empleo y aprovecharía para hacer la compra. Y tenía algo de verdad, si necesitaba despejarse.
Pero no era estrés, sino tristeza. No sabía que era, pero algo le decía que las cosas se torcerían aún más. Qué el destino les separaría.
Suspiró apenado, bajando la mirada y tratando de mirar el lado positivo de cambiar su vida. Se convertirían en personas en bien, como siempre había soñado de niño. Eso le alegraba un poco, al fin y al cabo.
Además de que, por lo menos, había solucionado aquellos confusos sentimientos hacia Ichimatsu. Había resultado aquello que más temía en el mundo. Pero junto a él, no le aterraba. Le daba seguridad.
Y pensar que nada podía dar más miedo que Ichimatsu en sí le aliviaba un poco.
–Oh, Choromatsu-kun. –le saludaron, y al levantar la vista se encontró con la cálida sonrisa de su jefe que le hizo parar y hacer una reverencia de respeto ante él.
–¡Atsushi-san! –saludó tenso, pues aún no se acostumbraba a tratarlo como alguien cualquiera.
–Tranquilo, no te pongas tan nervioso. –rió divertido, y el de verde se unió a la risa. –¿Qué tal?
–Emocionado por mi nuevo y primer empleo, señor. –respondió, con una sonrisa algo más relajada y unos ojos llenos de ilusión que alegraron al trajeado.
–Me alegra ver tanto entusiasmo en tu rostro. –comentó, y Choromatsu se sintió profundamente aliviado. –¿Cómo lo lleva tu hermano? Karamatsu... –preguntó, y la pena en su tono de voz desconcertó un poco al chico.
–Oh, bien.
–Veo que lo de la mudanza lo lleva mejor de lo que pensé. –suspiró aliviado, pero se puso algo nervioso al ver el tono de piel del contrario tornarse pálido.
–¿Mudanza...? –murmuró, sin entender a que venía algo tan repentino. Y si sumaba que Karamatsu no les había mencionado nada, aquello solo generaba más dudas.
–Sí, a Tokio. –afirmó. –¿No os ha dicho nada?
–No, no nos ha dicho nada... –respondió, negando con la cabeza, deseando gritar a Karamatsu por haberlo callado.
–Lo siento, creí que... –se disculpó, pues no quería crear una disputa entre hermanos por su error tan estúpido.
–No se preocupe. Si me disculpa... –dijo, volviendo por donde había venido, olvidando por completo el detalle de que debía comprar algo para la cena.
[...]
El de verde llegó a su hogar, pero no como desearía haberlo hecho. Abrió la puerta con agresividad y la cerró tras él de la misma forma, alterando a los que estaban dentro. Ignoró las preguntas de su madre acerca de su comportamiento y se dirigió hacia las escaleras para subirlas rápidamente.
Los demás hermanos, sin entender muy bien lo que pasaba, subieron detrás de él para preguntar acerca de que le ocurría. Pero antes de que tan sólo llegaran a la habitación, un golpe llamó la atención de los cuatro que iban detrás del verde.
–Karamatsu, debemos hablar. A solas, chicos. –pidió, y los chicos bajaron de nuevo algo confusos.
[...]
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Sakura No Ame. | OsoKara
FanfictionPasado, algo que nos ata a lo que somos como cadenas en una condena. Presente, en el cual simplemente nos dejamos llevar pensando en lo que venga después, a veces, atrapados en el pasado. Futuro, aquel tiempo el cual o queremos alcanzar o queremos e...