–Agh... La cabeza me da vueltas. –se quejó el primogénito, llevándose la mano a la cabeza y observando al cielo para comprobar que ya era de noche.
–Normal, idiotas. Bebisteis mucho por la tarde y caísteis redondos. –les recordó Chibita, dando un suspiro agotado. Aquellos seis chicos le llevarían a la desesperación un día.
–Me muero... –comentó Todomatsu, quien no levantaba la cabeza de la barra se madera, pues le pesaba demasiado para aquello.
–No exageres tanto. Anda, tomad. Bebed agua y desapareced. –dijo, dejándoles uno vaso de agua a cada uno para que bebiesen y pudiesen hidratarse un poco con algo sin alcohol.
–Gracias, Chibita... –agradeció Karamatsu de parte de todos los hermanos, que ya bebían de su agua. Y éste no fue menos.
–No recuerdo nada de hace unas horas. –comentó Choromatsu, quejándose con el ceño fruncido por no haber podido mantener el control.
–Si que nos ha dado fuerte... –comentó un morado agotado, que sentía que su cuerpo caería de nuevo en cualquier momento.
–Todomatsu, hiciste fotos. Aunque no sé si algunos querrán verlas... –dijo Chibita, y el menor asintió agradeciéndole la información. Encendió el teléfono y se dirigió a la galería de imágenes. Lo que vió realmente le asombró.
–¿Eh? ¿¡Qué mierda!?
–Todomatsu, ¿qué pasa? –preguntó Choromatsu preocupado, no sabía que habían hecho y si era demasiado grave.
–Mirad esto. –el rosado mostró la pantalla del teléfono a sus cinco hermanos que abrieron los ojos con mucha sorpresa.
–Inutilmatsu nii-san y Kusomatsu nii-san están... –comentó Jyushimatsu, con una sonrisa alegre en su rostro. Recordaba que él pidió esas fotos y no se arrepentía en absoluto. Por parte de los dos mayores, no podían creerlo.
–¿¡Besándonos!? –exclamaron con sus rostros totalmente ruborizados, sintiendo vergüenza por haber actuado sin precaución delante de sus hermanos y del propio chico que besaban. Osomatsu no podía sentirse peor, ya era la segunda vez que lo hacía. Y Karamatsu vió como en las fotos él también se abalanzaba hacia él. ¿Qué pensaría el mayor?
–Oh, y hay más...
–¡Choropajerovski y Emomatsu! –exclamó asombrado el rojo, mirando al azul con travesura. Éste último sacó un billete de su bolsillo y se lo dió al mayor, quien había ganado la apuesta.
–¿¡A quién llamas Choropajerovski, Inutilmatsu!? –se molestó un muy avergonzado y nervioso tercer hermano, que no podía sentir más calor en aquel momento. En pura primavera y sentía que se encontraba en el más caliente de los veranos.
–Choromatsu nii-san, ayer se me olvidó comentarte algo sobre Kusomatsu y Osomatsu nii-san. –cambió de tema rápidamente el morado, pues él sí recordaba lo que había sucedido, pero prefería no comentarlo.
–¿El qué?
–También escuché a Chibita y Kusomatsu hablar sobre el tema. Kusomatsu está muy enamorado de Inutilmatsu. –confirmó Ichimatsu, y Choromatsu no podía decir que le sorprendía. Podía ver con que ojos miraba a Karamatsu.
–Ya veo...
–¿Qué deberíamos hacer? –preguntó curioso, aunque sabía que no debían meterse.
–Nada. Suficiente problemas tenemos ya como para intervenir sin permiso... –dijo en un suspiro agotado al pensar en todo lo que le preocupaba en aquel momento de su vida.
–¿Qué problemas tienes tú?
–Últimamente no puedo dejar de pensar en una persona. –confesó con sus mejillas rojas. Era algo muy personal, y decírselo a la persona en cuestión no era muy normal para él.
–Lo más probable es que te guste esa persona pues. Deberías actuar. –aconsejó Ichimatsu, encogiéndose de hombros. Le gustó pensar que podía tratarse de él, pero esas ideas se desvanecieron por completo, al menos hasta que el verde volvió a hablar.
–¿Y si esa persona lo ha hecho por mí? –preguntó, y el morado le miró con confusión por no entender a qué se refería.
–¿A qué te refieres?
–Y si... ¿A-Anoche me besó...? –tartamudeaba, bajaba la mirada y se sonrojaba hasta las orejas. Y aquella reacción hizo ruborizar al menor de ambos por volver a pensar en aquello que tanto quería.
–¿Quieres decir...? –cuestionó el morado, con un sonrojo que a Choromatsu se le hizo irresistible y le costaba obligarse a callar. Por eso, decidió ser él el que dan el paso aquella vez.
–E-Esa persona eres tú, Ichimatsu... –murmuró, pero llegó a los oídos del morado sin dificultad alguna. Y ambos rostros enrojecieron de igual forma. –¡N-No es qué sea raro...! ¿Verdad? –cuestionó arrepentido al ver su reacción tan callada.
–¿Y qué si lo es? Yo siento lo mismo. –admitió, con una sonrisa tierna que hizo que Choromatsu se sintiese afortunado. Y el de verde depositó un nervioso beso en los labios del morado.
–Será un secreto. Quiero restregar a Osomatsu que yo si he tenido coraje. –comentó, mirando al rojo con desprecio. El morado soltó una risa divertida.
–Está bien. –aceptó, y volvió a besar sus labios. Mientras tanto, los dos mayores se miraban en completo silencio que empezaba a resultar incómodo.
–Sobre el beso... –empezó Karamatsu, para poder sacar el tema que sabía que ambos deseaban tratar. Osomatsu miró con compasión al confuso Karamatsu, que ansiaba respuestas. Y decidió ser un mentiroso, una vez más.
–Estábamos borrachos... No creo que tengamos que tomarlo muy enserio. –mintió, y mintió con dolor. Y ese dolor fue el mismo que le hizo sentir al azul con aquellas tan dolorosas pero inevitables palabras.
–Ya veo... Entonces no debo darle importancia. –comentó, mordiendo su labio inferior. Se sentía sucio, muy sucio. Y aún así, sonrió dolorido para él.
–Exacto. –siguió mintiendo hasta el final, para dar media vuelta y emprender su camino hacia casa con los demás.
¿Cuánto dolor podía causar una simple frase?
[...]
–Hay un pequeño problema respecto a tu contrato... –empezó a hablar. Estaba claro que aquella convocatoria tan inesperada no sería acerca de algo positivo. Tragó saliva y trató de mantener la compostura.
–¿Cuál es? –preguntó algo ansioso, y Atsushi realmente parecía apenado por tener que decirle aquello.
–Es una condición que no querrás cumplir. –avisó, y el azul frunció el ceño ofendido por aquella duda que estaba teniendo acerca de él.
–¡La cumpliré! –aseguró, y el trajeado no vió opción alternativa a decirlo. Soltó un suspiro apenado y miró fijamente al Matsuno que apretaba sus puños con fuerza.
–Deberás trasladarte a Tokio. –soltó, y los hombros del chico se relajaron. Jamás hubiese esperado aquella condición tan compleja para él.
–¿Trasladarme...? –asimilarlo no sería fácil, desde luego.
–Entiendo si no... –empezó, pues sabía que sería algo muy duro para él. Pero Karamatsu interrumpió, de nuevo con aquella mirada segura que tanto agradaba a Atsushi.
–Lo haré. –aceptó, sin rodeos, sorprendiendo a su jefe.
–¿Y tus hermanos? –cuestionó, recibiendo una sonrisa que el de azul se atrevió a dedicarle. De misma forma que el día anterior había sonreído a Osomatsu. Fingiendo que todo iba bien.
–Precisamente por ellos.
–Está bien, entonces. –dijo, y el azul tomó el bolígrafo pata aceptar todo lo que implicaba el contrato.
Ya no había vuelta atrás y su tiempo se acababa.
[...]
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Sakura No Ame. | OsoKara
FanficPasado, algo que nos ata a lo que somos como cadenas en una condena. Presente, en el cual simplemente nos dejamos llevar pensando en lo que venga después, a veces, atrapados en el pasado. Futuro, aquel tiempo el cual o queremos alcanzar o queremos e...