–Mamá, yo te ayudo a cocinar. –se prestó Karamatsu, con una sonrisa amable como solía lucir cuando no era doloroso. La mujer le devolvió el gesto y le cedió un sitio.
–Claro, cariño. Será la última vez que lo hagamos en mucho tiempo, ¿verdad? –cuestionó, mientras cortaban la verdura lentamente, y el azul miró a su madre confuso.
–¿A qué te refieres? –preguntó, tratando de seguir concentrado en lo que hacía. Pero por mucho que lo intentara, era evidente que no lo estaba logrando.
–Choromatsu nos ha contado que mañana te vas. Te mudas a Tokio. –explicó, y el ceño del chico se frunció. Pero no parecía molesto, sólo dolido.
–Le dije... Qué no dijera nada.
–¿Y vivir sin saber dónde estás?
–Yo... Lo siento. –se disculpó, y la mujer soltó el cuchillo encima de la encimera para acercarse a su cabizbajo segundo hijo y sorprenderle con un abrazo lleno de cariño maternal.
–No te disculpes. Sé que al fin y al cabo todos os acabaréis mudando. Debería acostumbrarme, tengo seis hijos. –murmuró, y ambos rieron suavemente.
–Mamá... Gracias. –agradeció, aferrándose más a ella con temor, como si fuera el niño asustado que solía ser. Qué recurría al refugio de su madre cuando tenía miedo.
–De nada. Te queremos mucho, que lo sepas. –dijo, besando su cabeza, sacándole una sonrisa cariñosa.
–Y yo a vosotros.
[...]
–Bon appétit. Cena por cortesía de mamá y moi. –dijo, sirviendo los platos a todos los que estaban sentados para poder cenar.
–Ha vuelto a cambiar de idioma, ayuda. –susurró el morado al de verde, el cual trataba de contener su risa.
–Oh, brother, sé que te encanta. –dijo, guiñándole un ojo pícaro, cosa que hizo que sintiera un escalofrío por su espalda.
–Lo odio, para. –suplicó con un tono monótono, y Karamatsu sólo amplió su sonrisa.
–Venga, venga. Disfrutemos de la cena y ya está. –intervino Matsuzo divertido, y todos asintieron alegremente.
–Espero que os guste, mis ninis.
–Pero ya no somos ninis. –un sonriente Jyushimatsu fue quien le recordó aquel detalle a la mujer.
–Lo sé... Pero siempre seréis mis ninis. –dijo, secando las lágrimas que amenazaban en salir, ganándose miradas de preocupación por parte de su marido e hijos.
–Mamá... –murmuró Choromatsu, apenado al ver a su madre de aquella manera.
–Estoy muy orgullosa de vosotros, chicos...
–Los dos lo estamos... –habló el hombre, abrazando a su mujer por el hombro con ternura, la cual se aferró a él.
–Papá, mamá...
–Nos haréis llorar a este paso... –comentó el menor de los seis, frunciendo el ceño para intentar aguantar.
–No deberíamos llorar, no es un día triste. –intervino Osomatsu, mostrándose sonriente con todos.
–Solo empezamos a trabajar.
–Lo sé, pero... Son lágrimas de felicidad, hijos míos.
–Gracias por todo.
–Bien, celebremos esto.
–¡La cena está deliciosa! ¿Y esas caras?
–Será la última vez que comamos algo tuyo, Karamatsu nii-san. –el amarillo ya no sonreía, ahora miraba a la comida con lágrimas acumuladas en sus ojos.
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Sakura No Ame. | OsoKara
FanfictionPasado, algo que nos ata a lo que somos como cadenas en una condena. Presente, en el cual simplemente nos dejamos llevar pensando en lo que venga después, a veces, atrapados en el pasado. Futuro, aquel tiempo el cual o queremos alcanzar o queremos e...