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Me levanté intentando darle un cambio a esa mentalidad derrotista, el pintar me calma y me llena de ilusiones, termine un dibujo que le había prometido al Pastor sobre su familia y sobre el bebé. Como a la una de la tarde llegó Magnolia, desde la calle me dijo: - mañana a las siete en punto, en punto, espero que mi bicicleta esté bien engrasada, se echo a reír. Agregó tranquila, yo llevo frutas, encárguese de llevar unos buenos sánduche y se despidió con la mano.

Quedé sorprendido, ni un saludo, ni un, sí se podrá. Lo daba por hecho y yo en lugar de ponerme feliz, me sentía incómodo. Me puse a organizar, arreglar las bicicletas y salí a comprar lo necesario para hacer dos buenos sánduche, era como un autómata que cumplía órdenes. Me acosté temprano para no fallarle y estuve muy a las seis de la mañana listo. Ella llegó puntualmente a las siete, la hice seguir, le ofrecí jugo de naranja y café, le escribí una nota a Adiela y nos fuimos.

No deje de mostrarme como la persona dueña de las circunstancias y con cierto tono de amabilidad y de superioridad, le pregunté que tal montaba. Su respuesta fue cortante, yo nací sobre una bicicleta y me lo demostró porque sin conocer la máquina la dominó en el acto. Concertamos irnos uno al lado del otro para poder conversar y nos dirigimos hacia la zona de los parques. Era una buena distancia, el ambiente agradable, estaba despejado y el clima fresco. La conversación un tanto monótona y aburrida, hasta que me decidí preguntarle, con cierto tono de superioridad: - oye niña, cuáles son tus sueños.

Su respuesta fue inmediata, no dudo en contestarme. Terminar mi carrera universitaria. Yo soy de un pueblo del Tolima, zona guerrillera, en ese pueblo mi padre tenía una droguería que suplía las necesidades de la zona y pueblos vecinos, a mi me tocaba repartir domicilios en bicicleta. Papá estaba cansado con la extorsión de la guerrilla, los enfrentó y lo mataron. Nos tocó empacar nuestras cosas y salir de allí. Un hermano de papá que tiene unas droguerías y vive en Ibagué, fue quien se hizo cargo de nosotros hasta que logramos salir adelante. Yo terminé en Ibagué la secundaria y mi tío me consiguió aquí en Bogotá, una beca para hacerme técnica en sistemas y computación. Estudie y trabaje hasta que logré que todos se estabilizaran económicamente, luego si empecé mi carrera de Sicología. Desde que me vine he trabajado con los ingenieros vecinos suyos, ahora ellos tienen su propia sede, siempre han confiado en mí.

Yo soy la mayor, luego sigue mi hermana que vive con mi madre, estudia enfermería y las dos se hace cargo de la droguería. Mi hermano es el menor empezó este año a estudiar medicina, yo le costeo la carrera, vive con mi madre. Mi sueño es terminar mis estudios y seguir en la Institución donde hago prácticas con niños especiales, yo los adoro porque cada uno tiene un mensaje y una vivencia increíble para dar, es una labor tan hermosa que no entiendo por qué quieren hacer leyes para acabar con ellos y matarlos desde el vientre.

Estábamos entrando a uno de los parques, de pronto me dijo, bueno ya me confeso, ahora sí, cuáles son sus sueños. Impresionado por lo que ella había manifestado le exprese, hay un problema, cuando empiezo a soñar, llega algo y me despierta y el sueño se me va. Mi primer sueño era terminar mi bachillerato en el colegio de los Hermanos, me gustaba, me querían, era excelente alumno, apreciado por los maestros y compañeros. Pero no pude porque a papá, lo trasladaban a Chile y nos fuimos para ese país.

Luego volví a Colombia, mi mayor sueño era estudiar arte, dedicarme a la pintura, pero papá envió por nosotros a Londres, para que estudiara en una de las mejores universidades, algo que no me interesaba. Cuando termine esos estudios fui a otra ciudad, tuve un maestro de pintura y escultura con el que congeniamos y se dedicó de tiempo completo a enseñarme sus secretos y a formarme en estas artes que eran el sueño que siempre había deseado realizar. Estaba feliz en lo mío, iba a llevar mis cuadros a una exposición que estábamos preparando, pero mi padre me mandó a Colombia, mi sueño quedó en dos grandes cajas de cartón. Me vine para acá, trabajo en traducciones y documentos empresariales que deben hacerse en idioma inglés y otros que hay necesidad de pasarlos al español, es un trabajo bastante técnico. Me pagan bien. Parte del trabajo lo realizo en casa, tengo la oportunidad de dedicarme a leer, escribir, y sobre todo a pintar, vivo solo y me siento bien. Comimos los sánduche y como empezaba a llover nos devolvimos rápido, ella me llevaba una buena ventaja. Ya en casa se despidió y agradeció el paseo. Le dije, hay que repetirlo, ella se río y se fue, me quede en la mitad de la sala más confundido que alegre y sin ninguna expectativa. Magnolia era una mujer centrada, con objetivos claros y con una filosofía indiscutible sobre la vida. Yo había hecho el ridículo de la bicicleta con la ilusión de un posible romance y había corrido como un adolescente para impresionarla, pero ahora resulta que el impresionado había sido yo.


EL PINTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora