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Nunca sabe el ser humano los caminos que sin saberlo le aparecen de pronto. Quedé atónito, confundido y sin saber qué hacer. Mi mente hace demasiado ruido, tanto que no soy capaz de tranquilizarme, estoy en un estado tremendo de depresión y angustia. He guardado en sitio secreto los cuadernillos, me culpo de haberlos dejado a la vista de todos y no haberlos leído con tiempo, tal vez no les puse el interés que requerían, los dejé pasar restándoles importancia y veo ahora el problema en que estoy metido.

Mi mente no tiene descanso, antes poco y nada pensaba, el pintar, el leer, el escribir, todo fluía, pero ahora me detengo, reviso mi vida desde que me conozco e imagino situaciones. Aumenta mi preocupación, estoy inventando unas películas con un final desastroso que se agolpan en mi mente y hacen que mi cuerpo se contraiga con un rictus de cólera. La carga de energía emocional que soporto me produce ira y el miedo no me abandona, estaba por acostumbrarme a vivir en este país, me estaba liberando, pero ahora me estoy enfermando. Los famosos cuadernillos me han borrado de la pizarra esas emociones bonitas y mi "sentir" se ha convertido en razonamiento.

Adiela me pregunta y me irrita. Cuándo es que va a encontrarse con su familia, deseo saber si vengo o no, en esos días. Me explica que le gustaría hacerle un buen aseo a la casa y que el esposo de ella, si es posible, retocara las paredes y algunas cosas que están rotas. - No sé, dígale a su esposo que venga. Me mira extrañada, dentro de mí hay algo que debo revisar, observar y encontrar alguna respuesta, pero no soy capaz de dejar de pensar, lo que me arroja a espacios llenos de temor y sufrimiento. Atendí al esposo de Adiela, hicimos la inspección sobre las cosas que requerían arreglo, hacía calor y le brinde una cerveza, me contó que doña Audelia estaba vendiendo la casa de la esquina porque se va para Alemania. Me dio miedo hacerle preguntas, acordamos los arreglos, los precios y un costo sobre materiales, todo quedó hablado, el hombre se fue y yo descansé.

Oh Dios, que débil es un ser humano sin carácter, cuántas verdades se ocultan por apariencias sociales, por fingir un status que se creó de la nada, apellidos que a lo mejor desde el pasado ya vienen manchados y que de pronto por azar más que por predestinación alcanzaron un puesto en lo político o en lo económico. Hasta dónde llega la vileza del alma que se atormenta por tapar la verdad y hacer esclavos a tantos. Ahora me encuentro atado a la lealtad de una muerta, por haberme prestado en la adolescencia a un situación romántica que como siempre por falta de carácter no afronte. Cuanta culpa hay de todos en esta desgraciada historia, los padres de la pianista por su fatuidad, los de Eduardo por su complacencia y no haber entendido a su hijo adolescente, los profesionales que intervinieron por su mutismo tramposo. Pero y Andreina, ella por qué tiene que cargar con esa saga y hasta cuando. Si por cumplir mi palabra a una muerta me someto a crear una historia ficticia y estúpida, qué será de mí.

Por qué los padres de Rosalina no fueron capaces de rescatar esa verdad, fueron unos cobardes sociales. Eduardo un desecho, incapaz de entender que no todos somos iguales. Mi pianista con sus sueños llenos de melodías, dibujándome en el espacio por miedo a expresarme sus deseos, su amor y cayó débilmente como una flor marchita por el sol. Ahora entiendo porque veía su figura tenue en mis sueños, que me llevaba a serle fiel. Murió por mí, en su pensamiento estaba mi nombre, en la creación de su hija mi esperma que se regaba para hacerla feliz. Dios qué hago, me enseñaron que la mentira es mala, que es igual al robo, a la insensatez, que el mentiroso cae porque cae, que los abismos están hechos para sepultar al que miente, pero qué hago en medio de esta encrucijada.

Volví a leer uno por uno los cuadernos de Lucy, revisé aquello que no había entendido, o tenía confuso. Al ir leyendo empecé a sentirme incómodo, había algo que me preocupaba, mis músculos se tornaban tensos y a medida que leía sentía temor. Qué podría haber pasado, qué me iba a pasar en un futuro, qué podría ser peor que el pasado que se diluía en este presente. Vino la presencia de la muerte a manifestarse cuando tocó a Rosalina, ahora a Lucy, podría extenderse a mí y a Andreina. La presencia de la muerte estaba ahí, era una realidad, en Rosalina se transmuto en un ángel, qué va a pasarme

He llorado sobre los cuadernillos y le he pedido a Dios que me ilumine sobre qué hacer, el dilema esta planteado: la verdad o la mentira. La motivación que tenía sobre el encuentro con mi familia se vino abajo, más parezco un sonámbulo que un ser encantado con la fecha que se aproxima. Me siento solo, paso la noche tendido en el sofá de la sala, lo único que tengo son esos vagos recuerdos que ahora tratan de asfixiarme. La muerte para esta preciosa niña fue una fascinación hacia la nada, un enciérrate en ti misma con tu soledad. El estar separada de unos padres que no entendía ni la entendían, fue el lazo que la llevó a morir, era lo único que había en medio de su orfandad. Fue al exilio tranquilamente, iba a expiar su culpa en comunión con el amado, daría un paso tranquilo de la vida a la muerte dejado que la soga la acariciara y sin un rictus de dolor y mucho menos de tragedia, se difuminaría en el aire.

Se entregó, se dio sin reserva, se entrelazaron tranquilamente la vida y la muerte, se creó una unión entre las dos y el nudo del fatal lazo, fue lo único que las separó. Habían quedado sola, incomunicada, llegó la soledad que devora lo que toca y produjo la caída de un ser que nació con un delito a cuestas, el hecho de haber nacido enigmática, extraña, dentro y fuera de su familia regular, que seguía los pasos culturales, éticos de una sociedad bien formada. Su delito haberse salido de esos cánones establecidos, ahí estuvo su desgracia. Era tal la soledad de esa alma que no hubo gritos, ni llantos, solo un desprendimiento deseado que no buscaba culpables, porque no los había.

Todos hicieron lo suyo, lo propio para ella era la muerte porque vida y muerte eran lo mismo, sin trascendencia viajaron sus restos al vacío y en esa oquedad no hubo rezos porque no los merecía, solo un hueco abierto en la tierra para esconderla, se reconciliaba con el futuro, no había nada y como nada la ató por eso pudo volar sin dejar huella. Esa noche se cerró la puerta de su destino y yo quedé en la mitad de un camino que se bifurca. Estoy soñando o debo hacer realidad esta problemática que me mueve de un lado para otro. Cuál es el sitio más indicado donde debo ubicarme. A dónde ir a pedir un consejo, una orientación, un algo que me ayude a tomar una decisión de la cual no tenga que arrepentirme. Si me escondo, si huyo, será que esta mentira se acaba y si me sepulta, si me arrincona, si me persigue y no me deje nunca ser feliz. Por qué esa imagen se me presenta en sueños y me agradece mi fidelidad, por qué esas notas que salen de un piano me persiguen a donde voy. A quién confiar mi secreto. He pasado noche tras noche en vela, retomo la lectura de ciertos apartes de los cuadernillos y me confundo aún más, nunca me había sentido tan indefenso, tan inseguro,

Reviso nuevamente con mi memoria aunque escasa los acontecimientos, es cierto que siempre deje conocer a mi manera mis sentimientos. Rosalina formada con un mentalidad en la cual el sentir era pecado, no lo expresaba, era lo más ilógico. Yo debía haber intuido que ella estaba vetada por sus padres, por sus convicciones, por su estilo de vida para abrirme su corazón y manifestarse abiertamente. Dónde está la excusa para salir de esta engorrosa situación. Si afirmo que no sentía nada por ella, es falso, que me era indiferente, igualmente falso, que no me sentía atraído por su música y por sus miradas, es aún mas falso, yo le correspondida a mi manera e iba formando una ilusión que empezaba a cristalizarse.


Los seres humanos pueden relacionarse sin hablar, ese era el caso mío con Rosalina. A la hora de la verdad yo era un ser solitario que buscaba ayuda prestándome a oír a otros, con el ánimo de oírme a mí mismo. Desde ahí viene mi soledad y sentía el rechazo que tenían de vivir conmigo, yo era un ser problemático por eso decidí vivir solo. Un día quise que esta casa fuera el sitio de reunión de mi familia, que todos vinieran y estuviéramos juntos, pero no lo aceptaron, ahora entiendo porque en tantos años nunca nadie ha venido a visitarme. Soy un ser aislado, vivo en medio de la soledad, siento que nadie me extraña y todos tienen una excusa para evadirme.

EL PINTORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora