Cuando las horas se hacen segundos...
Si Tony hubiese tenido que definir lo que sentía en ese instante, quizás la palabra más adecuada era paz. Si, una calma inmensa. No miedo, no aquel terror que le invadía, constante, cuando estaba con James. No era lo que sentía.
Habían pasado varios minutos desde que había despertado. El castaño no se atrevió a mover un músculo, deseaba guardar en su memoria la imagen del rubio que dormía plácidamente a su lado. Ambos estaban en la misma posición, acostados en la cama, de frente uno a otro. Su ropa desarreglada. Las cremalleras abajo, dejando al descubierto sus partes íntimas. Se sonrojo al verse en aquella posición. Cuidadosamente acomodó su ropa, aunque extrañamente no se sentía expuesto. El brazo de Steve aún reposaba en su cintura, ahora suavemente, pero poco antes recordó el castaño su tensión justo cuando ambos habían llegado el clímax.
Poco recordaba de lo que sucedió después de eso, su memoria estaba en blanco por completo. Había sido extraño. Fue muy parecido a tener una primera experiencia, como si ambos fueran adolescentes y en medio de la sacudida hormonal y la ansiedad, habían buscado el placer mutuo en medio de ese traveseo. Pero ya no eran adolescentes. Tony, de hecho, sentía que llevaba muchos más años a cuestas de los que mostraba su documento de identidad. Sin embargo con el rubio actor se sentía un adolescente embobado por su primer amor.
Desde que lo vio por primera vez, Rogers había echo que sus sentidos colapsaran. El roce de su piel hacía que su interior burbujeara. Podía enloquecerlo de muchas maneras. Era atractivo, y el mismo Steve estaba consciente de eso, es más, presumía de ello. Tony lo sabía y le era insoportable su actitud, no podía negarlo. Nunca le hizo gracia las personas como Steve Rogers. Se lo dijo tantas veces a Pepper. Arrogante, narcisista, egocéntrico. Nunca aceptaba un no por respuesta. Todo se hacía tal y como era su santa voluntad. El mundo giraba en torno suyo. ¿Por qué le era eso tan desagradable?
Quizás porque Steve exponía su sexualidad y disfrutaba de ella abiertamente, algo que Tony nunca había tenido la oportunidad de hacer. Para el castaño el sexo se convirtió en una tortura, una forma de rebajarlo cada vez más. Pero así no era para el actor. Steve Rogers era aquello que Tony no pudo ser, y el castaño no estuvo consciente de eso hasta que supo su relación con James. Y es que era irónico: ambos habían sido las relaciones más importantes de James Barnes, pero con vivencias completamente distintas. Algo muy fuerte los unía y no era su atracción mutua. Pero eso era algo que el castaño prefería no recordar. No, era más importante lo que el mismo rubio había hecho por él esos meses.
Aquel actor a quien Tony había humillado en su firma de autógrafos había transformado por completo su vida. ¿Cómo era posible que ambos estuviesen ahí, recostados en aquella cama, alejados del mundo? Se preguntó cómo aquel hombre, capaz de proyectar aquella imagen frívola ante el mundo, pudo ser aquel que lo hizo olvidar a James? Podía tener todos aquellos defectos que Tony detestaba de un hombre, pero lo amaba, a pesar de todo.
Cerró los ojos con fuerza y nuevamente los abrió. Sentía la necesidad de asegurarse que todo aquello era real. Acercó su mano a su rostro, y sin tocarle pasó sus dedos cerca de su mejilla. Pudo sentir entre sus dedos su aliento. Dormía plácidamente, en paz. Era real.
Bajó su mano y la puso sobre la suya suavemente. La alejó de su cintura y la dejó en la cama. Lo miró por ultima vez y luego intentó levantarse sin despertarlo. Pero nuevamente sintió su brazo rodearlo, esta vez dándole la espalda. Pudo sentir en su cuelo el aliento del rubio. Éste suspiró, y sin abrir los ojos le susurró, -No te vayas.
-Debo... asearme -le respondió con nerviosismo, y casi automático respondió sin querer -... estoy asqueroso.
El rubio apretó su agarre, sin poner mente en sus palabras, -Te siento delicioso... duerme, Tony.
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El Reto
FanficUn exitoso actor, perseguido por chicas y chicos y abiertamente gay, conoce de pura casualidad a un excéntrico científico, lleno de complejos. Después de ser rechazado abiertamente, decide conquistarlo como un reto personal. Pero sin darse cuenta, é...