Diecinueve.

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Tras la salida de Anwar, Liam y Louis están conversando sobre lo maravilloso que fué conocer al alfa finalmente, siendo interrumpidos por constantes golpes en la puerta principal llamando su atención.

El ojiazul suspira haciendo su camino para atender. Se pregunta quién puede ser, es demasiado tarde para que el alfa de ojos zafiro haya regresado, por lo que queda descartado, y él no sabe quién más pueda saber dónde viven.

Su expresión se congela en una de sorpresa y temor; el hombre que está del otro lado lo hace sentirse inseguro. Pero se mantiene firme, no quiere que su amigo sepa que está ahí.— ¿Qué quieres?

Su voz es baja, casi amenazante, lo que provoca una sonrisa superficial en el más alto.— Quiero ver a Liam.

Louis infla el pecho y cruza sus brazos, ceño fruncido en molestia.— ¿Si? Bueno, qué lástima porque él no quiere ni verte.

Por lo regular, él se divertiría teniendo una discusión con el omega, pero no ésta noche. Su cuerpo vibraba de urgencia, necesitaba aclarar cada maldita cosa que estuviera suelta con él, exigir una razón del porqué se fué si estaba en cinta, esperando no uno, sino dos cachorros de él.

Más dudas de las que él podía contar rondaban su cabeza desde aquella tarde dónde, después de destruir media oficina del rizado, tuvo una buena charla con el ojiverde.

Miró a los pequeños orbes llenos de convicción mientras decía con su voz de alfa.— Vas a quitarte de en medio y me dejarás pasar para que pueda buscar a mi omega.

Podía ver la lucha interna que Louis estaba teniendo, hasta que finalmente se rindió, haciéndose a un lado con la cabeza baja en señar de sumisión. Puede que Tomlinson ahora actúe como si fuera un alfa, todo tosco y brabucón, enfrentándose a quien sea que amenazara a su familia, pero seguía siendo un omega; con todos los instintos que eso conlleva.

Pasó al interior de la casa e inmediatamente sus pulmones se llenaron de un aire hogareño.

No fué difícil encontrar al castaño. Pudo verlo en la sala, inclinado sobre la mesita del centro explicándole alguna cosa a la pequeña niña que él ya conocía, mientras su hermano sonreía a su lado. Su aroma debió haber advertido a los tres, porque ni bien puso un pie dentro, las cabezas giraron en su dirección y los pares de ojos fueron puestos en él enseguida.

Cole chilló emocionada, pero antes de que pudiera correr hacia él, la firme mano de su mellizo se envolvió al rededor de su muñeca. Su hija miró el agarre, haciendo un tierno puchero, antes de volver su vista a él. Las lágrimas hicieron presencia en sus grandes ojos, y Zayn tuvo que aguantar las ganas de acercarse a ella y abrazarla.

Su hija. Esas simples palabras tuvieron el efecto de acelerar su corazón.

—Hallie, ¿por qué tú y tu hermana no suben a su habitación? Yo enseguida los alcanzo.

Sin chistar, el alfa empujó a su hermana a las escaleras, obligándola a subir mientras miraba profundamente al pelinegro de pie frente a su padre; haciendo una nota mental de distraer a su hermana para poder bajar de nuevo, sólo por si acaso.

La mirada marrón siguió al par, hasta que desaparecieron al final de las escaleras. Suspiró y se dispuso a recoger los útiles de la pelinegra, evitando mirar a la imponente presencia.

Su mejor apuesta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora