Capítulo 2.

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Cuando vuelves a respirar aire puro luego de haber vivido unos largos años en la gran ciudad, que está tan contaminada de todo, se siente tan hermosamente extraño. 

Su cuerpo amó haber sentido ese aire otra vez en sus pulmones y se acostumbró en segundos, pero él se negó a aceptar lo bien que ese aire limpio le hacía y cómo los recuerdos volvían. Cuando levantó la cabeza y vio el cielo, pensó que parecía más una manta negra con millones de huequitos y una gran luz detrás, haciendo brillar esas luces entre la negrura del cielo.  Y, aunque se odiase por eso, le fue inevitable pensar en las tantas noches tirado en el pasto hablando de tonterías con quien solía ser su mejor amigo.

Pensar en Louis era algo doloroso y hasta vergonzoso para Harry. Louis era, básicamente, todo lo que su pasado significaba.

Él sabía todo sobre Harry. Sabía cómo sus padres podían atormentarte con historias de la aviación que a nadie más que a ellos mismos le interesaba; sabía que su economía siempre había sido media; sabía de cómo dio su primer beso, cómo fue el primer beso que él quiso considerar el primero (porque según él, el primero fue un error y un desastre total); sabía de la primera novia de Harry, sabía de cómo Harry se casó con dieciocho años con su primer novia y cómo luego la abandonó para seguir su sueño de estrella de rock.

Sí, Louis definitivamente podía hundirlo, y si llegaba a cruzárselo no sabría qué hacer. Deseaba que Louis se hubiese ido de ese pueblo, a estudiar o, lo que sea, pero su parte lógica le decía que Tomlinson seguía allí y tendría que lidiar con él.

El pueblo, obviamente, no contaba con un aeropuerto, por lo que habían aterrizado en una ciudad un tanto cercana y habían tomado un taxi, viajando cuarenta minutos, hacia el pueblo. Bajaron justo en frente de la entrada de la casa blanca de dos pisos. Matt siguió en el taxi, él se quedaría en un hotel.

Con la cabeza bien en alto, caminó hacia su casa. 

Tenía dos días aún para arreglar algunos detalles en su vivienda antes de que el productor de grabación y todo el equipo llegaran.

Si bien su casa era bastante elegante y había estado estos últimos meses pagando por una mejoría, aún era una casa muy... ¿de campo?

La decoración era digna de un pueblerino y Harry no quería que tengan esa imagen de él. Sabía bien que no había dependido en absoluto de él la decoración y todo se debía a Elie, su no-tan amada esposa.

Las condiciones en su relación fueron puestas cuando Harry había conseguido firmar en su actual discográfica. Fue luego de tres largos meses que él comprendió que realmente no amaba a Elie como debería hacerlo. Sabía que si ella hubiese sido el amor de su vida, él hubiese abandonado ese sentimiento de cumplir su sueño en cuanto se declararon marido y mujer, pero el deseo seguía ahí, torturándolo día a día. Llegó luego el momento en que Harry se decidió a tomar sus cosas y huir de ese pueblo, huir de Elie, de sus padres, de todas sus amistades; él simplemente tomó un poco de ropa, ahorros y voló al país donde se haría famoso.

Durante el primer mes él casi se arrepiente. Casi. Las llamadas insistentes de Elie, diciéndole que lo amaba y que la perdone, rogándole que vuelva. Sus padres diciendo que estaba siendo inmaduro, que con diecinueve años él debería de estar estudiando, no persiguiendo en una ciudad desconocida el sueño de un niño. Y, Dios, los mensajes de Louis: esos mensajes que le decían que hiciera su vida, que si podía cumplir su sueño lo disfrute, pero que se olvidara de él y lo mejores amigos que eran.

Era sabedor del dolor que causó, no sólo a su esposa y a sus padres, también a Louis. Su único y mejor amigo, el único que lo había acompañado en todo siempre.

Pero se dijo a si mismo que eso era lo mejor para su vida, que si ellos no lo entendían era porque ellos no querían lo mejor para él.

Pronto, cuando consiguió el contrato, él comenzó a no ser tan él.

El documental de Harry Styles. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora