Capítulo 18.

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Llegar al estacionamiento fue tarea fácil. Nadie los intentó parar y nadie dijo nada por sus manos entrelazadas y cuerpos marcados. 

La camioneta estaba en el estacionamiento y llegaron allí corriendo como niños pero las intenciones que tenían no eran ni cerca las de uno. 

Louis iba a abrir la puerta trasera del auto mientras Harry comenzaba a besarle el cuello pero se apartó y dándole un beso en los labios habló.

—Hay mucha luz y nos pueden ver.

Harry apoyó todo su peso sobre Louis, acorralándolo contra la camioneta. Mordió sus labios, los succionó.

—Que nos vean.

El ojiazul se rió contra los labios de Harry y negó con la cabeza.

Una cosa era disfrutar sin que nadie les diga nada y otra era dar un espectáculo en el estacionamiento sólo por dejarse llevar por la calentura. Había niños allí dentro, en la boda, y podrían verlos. 

Como Harry seguía insistiendo y siguió besándolo bruscamente, Louis sacó algo de su parte dominante interior. 

Agarró el cuello de la camisa de Harry fuertemente, juntando ambas partes cerca de su garganta y le miró con una sonrisa y ojos retadores.

—Vas a subirte a la puta camioneta y vamos a ir a mi casa. ¿Entendido?

El gemido de Harry hizo sonreír a Louis y lo empujó para que suba a la camioneta. 

—Ese tono debería haberme hecho enojar pero lograste calentarme más, maldito Tomlinson.

Louis rió entre dientes y dio la vuelta para entrar al lado del conductor.

—Tu gemido me había dado la respuesta ya. —respondió sacando la llave que había dejado entre el parasol y el techo del automóvil, con ese tono burlón. 

Harry se mantuvo con una sonrisa mirando hacia la ventana. Pronto salieron del estacionamiento para tomar rumbo a la ruta que los llevaría al pueblo. 

En cuanto Louis relajó los hombros y dejó de poner marchas, Harry se acomodó de costado sonriendo como un niño travieso. Louis le enarcó una ceja cuestionando y él sólo sonrió. 

Cuando el castaño tuvo la vista de nuevo sobre el camino, Harry estiró una mano suya al regazo del chico. 

—Eh, ansioso. —la risa de Louis no sirvió de interrupción para el rizado tocando suavemente en el bultoso pantalón azul, sino que le hizo sonreír de costado y hacer más presión.

Podías ver los signos en el rostro de Louis; cómo se mordía fuertemente los labios, como entrecerró los ojos y sus manos apretando el volante.

De un movimiento rápido cambió la marcha y entró a un pequeño camino de tierra al costado de la ruta y estacionó el auto bruscamente a un lado de la carretera pero a varios metros. 

—No aguanto más.

La respuesta fue una mano apretando el bulto en sus pantalones fuertemente. Louis se quejó.

—Hey, eso casi que dolió.

La presión que la mano del rizado proporcionaba fue reemplazada con el peso extra de Harry sentado encima suyo, sonriéndole tan ampliamente y con sus grandes ojos verdes mirándolo expectante. 

Louis no evitó la sonrisa, era imposible porque se sentía tan confusamente feliz, satisfecho de la cercanía, del momento.

—¿Por qué mierda no me di cuenta antes?

El documental de Harry Styles. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora