Capítulo 19.

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Al despertar, Harry sonrió como un completo idiota.

No era solamente los recuerdos de la noche anterior; los maravillosos orgasmos, las caricias de Louis, era también el despertar al día después desnudo en la cama del ojiazul, cubierto sólo por una sábana y totalmente apegado al cuerpo de Louis.

En cuanto ambos habían explotado en intensos orgasmos en la camioneta habían decidido vestirse y, entre besos y caricias, conducir de vuelta a casa.

—Ven a dormir a casa.— había sugerido Louis en cuanto el cartel de Bienvenidos a Aveley apareció en sus vistas.

—Y vamos por el segundo round.-— Harry no se hizo de rogar ni un poco, aceptando al instante, sonriéndole tontamente.

Había sido más como una batalla a quién sacaba la ropa del otro más rápido en cuanto habían llegada a la gran casa de Tomlinson.  Con besos y toques subidos de tono intercalados y risitas por la ansiedad y emoción del momento. 

Sabían que era una noche que quedaría marcada a fuego en sus memorias, ese recuerdo al que recurrirían seguido pasara lo que pasase luego. Ellos siempre recordarían la noche de la primera vez juntos como lo que fue; hermosa. 

No era sólo la lujuria lo que manejaba la situación, la noche entera; era más bien también la comodidad entre mejores amigos, la pasión entre amantes, el amor entre almas gemelas encontradas hace años. 

Entonces no apuraban nada y disfrutaban de cada paso que llevaba al esperado acto. Los besos, las caricias, el placer previo al gran placer. 

Harry había sido tirado tiernamente en la gran cama de Louis para luego ser aplastado y atacado en cosquillas y besos por el dueño de casa. Besos repartidos en el bello rostro estirado en una sonrisa que pintaba a ser perpetua y dedos enterrándose en el abdomen del rizado. 

Louis se dijo a sí mismo, aquella noche, que la vida era algo hermoso de vivir y más aún cuando tenías a tu merced a Harry Styles y su hermosa risa antes de hacer el amor. 

Harry miró el ahora bello durmiente que lo abrazaba por debajo de las sábanas, observó las pestañas pegadas a sus pómulos, el pelo tan revuelto como era posible y los labios entre abiertos, dejando escapar ronquidos que a Harry le causaban una gracia extrema. 

—Louis, hey Louis.

Sus llamados no son para nada correspondidos, Louis se acurruca más contra él y lo escucha balbucear entre sueños. 

Lo ve tan lindo, tan perfecto que se pregunta si esto es verdadero, si él puede realmente estar sintiendo todo esto ahora y se pregunta, más que nada, cómo antes no se dio cuenta del verdadero significado de cada pequeña cosa que sintió por Louis. 

El fuerte palpitar al verlo acercase, el impulso de suspirar cada segundo al tenerlo hombro con hombro, las grandes sonrisas al mirarle directo a los ojos.

Tan obvio y él había sido tan ciego.

—Louis, despierta. —sin respuesta. —bebé...

Una sonrisa traviesa se dejó ver cuando Louis escondió su cabeza en el pecho de Harry, dejándolo en realidad bastante expuesto ante los curiosos y brillosos ojos verdes. Sus labios se estiraron y arrugaron en un beso en la piel pálida y ambos sonrieron ante las chispas por el roce. 

—Yo no soy el bebé aquí...

La voz mañanera sonó a través del pecho de Harry, llegando a sus oídos como un dulce chocolate caliente y endulzándolo a más no poder. Rió bajito, llevando sus manos a la castaña cabeza sobre su pecho. Los labios de Louis apenas rozando su piel dándole cosquillas. 

El documental de Harry Styles. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora