Capítulo 5.

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Elie había declarado no sentirse apta para soportar las estupideces de Harry y a Matt todo alterado y maldiciendo cada dos por tres, dejando solos a los hombres al salir ella por la puerta con destino a la casa de una amiga. Ashley, probablemente, pensó Harry. 

 La chica era una rubia con pocas neuronas en uso, obviamente teñida, pero rubia hueca a fin de cuentas. Solía ser novia de Louis, cuando estaba en la época de "No me importa que sea una tonta, es una chica y con ella tengo acción", es decir, cuando Louis tenía dieciséis años. 

Uno simplemente no es un idiota en la adolescencia porque sí, siempre hay un "por qué" detrás de todo. Louis tenía el propio, convirtiendo al adorable, delgado y pequeño niño de ojos azules en un tonto que tiene sexo con una rubia que ni siquiera le cae bien. 

Desde niño Louis tuvo esa apariencia de buena persona y en la que confiarías con sólo verlo, pero luego te parabas a ver cuando sonreía, veías mejor la expresión de sus ojos, veías el conjunto de todo en su cara y sabías que Louis de tranquilo e introvertido no tenía nada. 

Su cara delataba la travesía que haría, delataba que de niño fue una pesadilla para sus padres. Es decir, pesadilla en el 'buen sentido' porque, hacía muchas locuras y los hacía rabiar demasiado, pero para ningún padre un hijo es una pesadilla.

A Harry le gustaba opinar que era la forma de las cejas de Louis, que estaba demasiado cerca de sus ojos, haciéndolos ver un poco más chicos y traviesos. 

 Pero de todas formas, Louis no tenía nada que ver en el asunto de Harry molesto por su ropa comprada en París sucia con pintura blanca y un Matt histérico por los insistentes llamados de Zayn Malik intentando ubicar a Styles.

—Si tu amigo vuelve a llamarme una sola puta vez más, te juro que iré hasta su casa y le meteré el celular por el-

—Bueno, bueno, Matt. Tranquilo. Dame el maldito celular y hablo con él.— La interrupción había dejado a Matt haciendo señas obscenas aún, haciéndolo revolear los ojos y luego pasarle el celular al rizado, para luego tirarse en un sofá.

Buscó el último número que había llamado en el teléfono y apretó el botón verde para llamar.

Uno, dos, tres tonos y la voz cargada de acento británico respondió del otro lado de la línea. 

—QUIERO HABLAR YA CON HARRY ¿QUÉ NO ENTIENDES, MATT?

Y sólo porque Harry era un bueno amigo y se comportaba siempre como eso, dejó a Zayn un rato más gritando insultos a Matt y a toda su familia para él reírse silenciosamente.

—Sí, Zayn, le recordaré a Matt que salude a su abuela y esa parte de ella que mencionaste, pero cálmate. Acá estoy.—rió un poco más, ahora a carcajadas, mientras escuchaba a Zayn insultar ahora a su madre. 

—Y la próxima vez que no vuelvas a atender el teléfono por tanto tiempo voy a enseñarte por cuenta propia lo que se siente que te rompan- —Con el ceño fruncido, Harry lo interrumpió.

—No gracias, Zayn. Te recuerdo que a mí no me gustan esas cosas.  

La risa baja en el otro lado de la línea le dio una pista de a dónde llevaría ahora la conversación su mejor amigo. —Mmhm, a mí tampoco me gustaba hasta que, ya sabes, una noche de borrachera trajo a un sexy rubio con su encantadora sonrisa seduciéndome y, ¡JA! acá estoy, siendo gay.

  —Bueno, querido amigo, puedo asegurarte que ningún rubio sexy de sonrisa encantadora va a seducirme y tenerme a su disposición en un baño luego de haber tomado sólo una cerveza porque; primero, no me emborracho con tan poco y segundo: no soy gay. 

El documental de Harry Styles. [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora