35. Quiero pasar el resto de mis amaneceres a tú lado

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Estado: California, Malibú. Hora: 6:10 a.m
01 de Enero, 2015.

Omniscient.

El clima cálido de la zona había regresado, el sol comenzaba a abrazar las playas de Malibú, las cuáles no podían dejar de ser un atractivo exótico para los turistas en el primer mes del año. Por otro lado, en la mansión finalmente todo se encontraba en orden y todos los miembros de la pandilla habían regresado.

En la habitación principal una hermosa pareja de jóvenes compartía pensamientos acerca de todo tipo de temas, luego de pasar toda la madrugada saciando su deseo por el otro, habían quedado agotados en su totalidad. Kylie se removió entre los brazos de Justin mientras carcajeaba con ganas gracias a las cosquillas que él le estaba proporcionando.

—Cariño... —en un intento por salvarse, la pelinegra trató de zafarse del agarre, pero todo resultó en vano cuando el castaño la tomó por las caderas y la volvió a recostar en su cama—. Drew ¡ya detente por favor!.

Y lo único que obtuvo a cambio fue a un Justin reírse ante su obvio estado de debilidad—. Si realmente ansías que me detenga, entonces admitirás que estoy más bueno que ese tal Zane Efron.

—En realidad se llama Zac y ni estando muerta lo admitiría. Controla ese ego, niño.

—De acuerdo, tus deseos son órdenes, mi reina.

Aquellas últimas palabras pusieron a Kylie en alerta, quién, en un rápido movimiento logró derribar al castaño haciendo que este cayera boca abajo mientras ella se sentaba sobre el trasero de él, haciendo que quedara totalmente a su merced. Ella tomó la muñecas de él y las sostuvo sobre su espalda.

—¡Ja ja! ¿Quién es el indefenso ahora, uh? —se burló mientras se acercaba al oído de él—. No trates de jugar conmigo, Bieber.

Justin puso los ojos en blanco y sonrió de lado, ella había aprendido todas y cada una de las frases que él utilizaba cuando extorsionada, o bien, cuando castigaba a los traidores. Y simplemente lo volvía completamente loco la manera en la que Kylie las usaba cómo parte del humor negro que solo ellos dos entendían.

—Si tienes claro que soy veinte veces más fuerte que tú ¿cierto?—se burló el castaño mientras soltaba una carcajada. Kylie por otro lado, ni lerda ni perezosa ejerció fuerza sobre el agarre y elevó los brazos de él un poco más causándole algo de dolor.

—¿Me decías?

—¡Oh mi Dios! —exclamó dramáticamente el castaño—. Me rindo ¡auxilio!.

Para ambos fue inevitable soltarse a reír ante la patética voz qué fingió Justin y finalmente ella se dejó caer a su lado. En cuanto el castaño dejó de reír, levantó su rostro y observó con suma delicadeza a Kylie, ella continuaba riendo y justamente era su momento favorito —antes que el sexo—, ella resultaba ser su musa de inspiración. Cada vez que sonreía sus ojos se cerraban un poco y sus mejillas se lograban apreciar mejor, aparte de que era sumamente contagiosa.

—Demonios... —masculló sin darse cuenta y Kylie dejó de reír para prestarle toda la atención.

—¿Sucede algo?

—No logro superar tu sonrisa, es malditamente perfecta —admitió con ternura y en el rostro de Kylie se dibujó una sonrisa aún más grande mientras lo abrazaba con toda su fuerza.

Después de juguetear un rato más, la pelinegra se percató del evento tan increíble que estaba a punto de ocurrir, por lo que saltó de la cama para colocarse su ropa interior y posteriormente la camisa blanca que el castaño había utilizado la noche anterior.

Bizzle Gang » +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora