36. Bienvenido de nuevo, Derek Jeffries

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Aviso: ¡Por favor lean la nota
al final mis amores!, bss.

Estado: California, Los Ángeles. Fecha: 27 de Agosto, 2016.

Los días transcurrían con suma lentitud para Kylie, trataba con todas sus fuerzas de no deprimirse; pero simplemente le resultaba imposible estando encerrada dentro de cuatro paredes todos los días. Se incorporó en la pequeña cama que tenía en su celda y prestó toda su atención a la mesita que tenía a su lado, en ella reposaban unas pocas fotografías, las tomó entre sus manos y comenzó a pasarlas, todas conformaban lo que ella denominaba «Los mejores momentos de su vida». Un par de lagrimas rodaron por sus mejillas y ella ni siquiera se molestó en quitarlas, incluso se puede decir que se había acostumbrado a ellas, a ese punto era muy difícil que no se soltara a llorar.

El oficial Andrew la observaba detalladamente desde su lugar, ni siquiera se había inmutado en llamarla para hacerle saber que se encontraba ahí. Decir que aquella pelinegra no estaba destrozada era cómo decir que el odio ya no existiría, una total mentira.

Sus dedos iban y venían por su barba, tratando de pensar en alguna solución para verla sonreír aunque fuese por un par de horas, la idea no tardó en aparecer y rápidamente se dirigió a la sala de interrogación por las cosas necesarias. Al regresar se dió cuenta que Kylie sostenía una fotografía de ella y de Justin, lo cuál hacía que llorara muchísimo más que antes.
El corazón del pelinegro se estrujó y para no verla sufrir más; finalmente la llamó.

—Psst... Psst... —con uno de sus anillos tocó una de las barras de acero—. Kylie

—Hola Andrew —medio sonrió Kylie mientras se limpiaba el resto de lagrimas y escondía las fotos—. ¿Todo en orden?

—Lamento informarte que todo menos "en orden" —Andrew abrió la celda de ella y le indicó que saliera—. Me dieron la terrible noticia de que... ¡La interrogación de hoy será al aire libre!, en el lago para ser específicos.

—¡Tonto! —carcajeó—. ¿Es cierto?

—Tan cierto cómo que mi segundo nombre es Javadd.

—¡Eres el mejor!.

Chilló emocionada cómo una niña y comenzó a correr por los pasillos mientras qué Andrew la seguía de cerca carcajeando a más no poder. En cuanto el oficial que custodiaba la puerta trasera abrió el portón que daba al lago; Kylie sintió algo similar a libertad luego de casi un mes en aquel lugar.

—Hace mucho quería conocer este lago... —murmuró más para sí misma—. He alimentado, a través de la malla, a una hermosa pareja de patos cada vez que nos dan permiso para salir.

—Pues, ahora los conocerás —vaciló él y Kylie se limitó a sonreír. En cuanto llegaron al borde del lago, Andrew tendió una manta y en cuanto se giró no encontró a Kylie detrás de él.
Inmediatamente se alarmó, pero de la misma manera se tranquilizó en cuanto la vió con los patos que había mencionado anteriormente, pero ahora habían diez patitos rondando al rededor de estos.

—¡Dios mío, mira esto And! —exclamó maravillada mientras tomaba uno de ellos entre sus manos—. Ya tienen una familia.

—Bien hecho Señora y Señor Pato —vaciló el pelinegro una vez que se acercó. Al instante Kylie lo tomó por sorpresa en cuanto le pasó el patito.

—¿Acaso no es precioso? ¡Mira sus alitas!.

La ternura que emanaba Kylie a veces podía resultar irreal y por un par de segundos a Andrew se le olvidó que el patito se había hecho una gracia en sus manos. En cuanto reaccionó comenzó a reír y finalmente colocó al pato en el suelo para posteriormente enjuagarse las manos en el agua.

Bizzle Gang » +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora