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Jimin era un aniversario de 19 años que se encontraba estudiando su primer año quién por fin después de muchos trabajos vespertinos y esfuerzo, juntó el dinero necesario para mudarse de la casa de su madre y vivir en un pequeño departamento algo decente en el centro de Seúl.

El único "problema" eran los grandes ventanales justo en su habitación, además de que su departamento se encontraba en el último piso, por lo que le habían dicho entre más alto sea el piso dónde resida, más barato costará su mensualidad, Jimin no era alguien tacaño pero quería tener algún ahorro por si algún problema sucedía y más por la razón de que se encontraba solo (y quería demostrarle a su madre que podía cuidar de sí mismo por lo cuál se reusaba rotundamente a llamarla en cualquier situación "difícil").

Después de desempacar y dejar cajas y cajas en su habitación que contenían libros, trofeos de competencias de baile, instrumentos de ejercico, ropa, su preciada guitarra, etcétera, volvió a percatarse de lo demasiado grandes que eran los ventanales de su habitación así que hizo una nota mental de comprar cortinas lo suficientemente largas para que nadie lo mirara.

Cayó la noche cuando terminó de acomodar sus cosas y fue a tomar una ducha, cuándo éste salió del baño con una toalla enredada en su cintura y otra en su mano mientras secaba su cabello, una cabellera rubia y una melodía algo audible a lo lejos llamaron su atención, Jimin creía que había visto un ángel, pero sacudió su cabeza y éste movimiento le hizo recobrar la cordura y centrarse. Lo siguiente que hizo fue apagar las luces para poder cambiarse e irse a dormir, se acostó con cansancio en su cama empezando a cerrar sus ojos lentamente mientras la tenue melodía escuchada anteriormente retumbaba ligeramente haciendo eco en su habitación.

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Un chirrido sonido algo molesto despertó a Jimin haciendo arrugar su nariz y ojos que casi desaparecen, recordó que era necesario graduarse para poder trabajar y se levantó con pereza de la cama apagando el despertador y dirigiéndose al baño para arreglarse.

El autobús lo dejó justamente enfrente de su institución, los autobuses pasaban frente a su edificio y lo dejaban frente a su institución, eran otras cosas positivas del haberse mudado además de independizarse, bajó con total tranquilidad con su mochila colgando de un hombro y peinando ligeramente con sus dedos su cabellera negra cuando se encontró con uno de sus mejores amigos, Jung HoSeok un chico de cabello naranja quién hablaba animadamente con otro grupo de chicos, el mencionado y Jimin se saludaron para dirigirse a su aula mientras hablaban.

Jimin iba a contarle a HoSeok cuán cansado fue desempacar y acomodar todo hasta que recordó que éste le había ofrecido su ayuda pero Jimin se negó rotundamente diciendo que podía hacerlo solo y que era un clase de prueba para sí mismo, cerró la boca y retomó otra conversación:

-Hobi hyung ¿Cuándo nos reuniremos para practicar? Necesito bailar~- canturreaba Jimin a lo que HoSeok contestó

-Ah~ querido Minnie ¿Qué te parece el fin de semana? No queremos interrumpir la vida estudiantil de Kookie recuerda que está por terminar el año- decía HoSeok con un aura de orgullo tal como si fuera un padre

El club de baile fue fundado por ellos dos dónde solo se encontraba un integrante más, Jeon Jungkook quien era menor que ellos y todavía estudiaba el último año de secundaria alta.

»Conocieron al chico en una cancha alejada del parque público del fraccionamiento dónde vive Hoseok mientras iban a casa de éste a practicar, Jungkook se encontraba bailando una canción cualquiera, pero ese no era el caso, el caso era con cuánta pasión bailaba el chiquillo apesar de su edad; a sus movimientos les faltaban algo de precisión, si, pero no era algo que no se pudiera solucionar y así fue cambiado el nombre del club a "JiSeKook".

El Chico Del Otro Lado De La Cuadra || 𝒚𝒐𝒐𝒏𝒎𝒊𝒏 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora