Voy a cumplirlo ©

#9: la cita 1/2

#9: la cita 1/2

Aleit.

¿Por qué tienen que pasarme estas cosas?. Recuerdo hace años, antes de que los hermanos volvieran, cómo no tenía ni citas, osea, era invisible para todos los chicos. Sólo a los trece años tuve algo con un niño que venía de intercambio en la escuela, pero le dejé porque sentía que tener novio no era lo mío, quería estar libre. Y lo bueno de todo es que él regresó a su país, porque se la pasaba rogándome a que volviéramos.

Pero ahora mirarme, tengo a dos hermanos muy guapos pidiéndome salir.

Osea estoy muy contenta de que Maik me lo haya pedido, llevo desde que tengo uso de razón esperando este momento. Pero, Dierk...enrolla mis pensamientos, osea, pienso en decirle sí a Maik pero luego aparece Dierk en mi mente y me confunde. No sé qué hacer.

Hace poco tuve una videollamada con mis amigas, y, como siempre, tienen unas ideas contradictorias:

— Tú lo que tienes que hacer es salir con Maik, ¿Es lo que llevas esperando todo este tiempo, no?— dice Saskia. Margrit rueda los ojos.

—¿Pero qué le veis a Maik?. No me da buena espina, Dierk me gusta más— contradice Margrit. Suspiro y froto mi cara, en señal de cansancio.

—Chicas, no me ayudáis.

—¿Quién te lo pidió primero?— pregunta Margrit con los brazos cruzados.

—Dierk.

—¿Pues qué más quieres?. No le hagas el feo.

—¿Pero de quién llevas enamorada todos estos años?— ataca Saskia.

—De Maik...

—¿Entonces?.

Y ahí corté la videollamada.

—¡Mamá!— llamo bajando de dos en dos las escaleras.

—¡En la cocina!— sigo la dirección y ahí la encuentro sentada en el taburete, charlando con...¡Angelika!. Carajo, y yo que quería pedirle un consejo a mamá, ¿Cómo lo haré ahora con la madre de los chicos que me pidieron una cita presente?.

—Eh...hola Angelika— saludo mientras me posiciono al lado de mamá.

—¡Aleit!. ¿Qué tal?— pregunta con una sonrisa enorme. Su sonrisa me hace recordar a Dierk.

—Bien. ¿Mamá?...

—¿Mmm?.

—¿Podemos...hablar en privado un momento?— susurro, intentando que solo ella lo haya escuchado. Pero cuando ambas se miran confusas me da señales de que no.

—¿No lo puedes decir con Angie presente?— la miro sororendida— hija...Angie es como tu tía, cualquier cosa que yo no pueda responder ella podrá hacerlo. Yo no soy tan experta en estos temas.

¿Pero qué cree que le voy a preguntar?.

—Claro. Yo sé mucho sobre sex...

—¡No es sobre sexo!— exclamo avergonzada. ¿Cómo pueden pensar que yo, siendo la última en el mundo a quien le gustaría escuchar a sus padres hablarle sobre sexo me ofrecería a preguntarlo?.

—¿Entonces?— suspiro. Pues tendré que hacerlo, no hay otra alternativa.

Me acomodo en el taburete que se encuentra al lado de mamá y enfrente de Angelika. Me siento incómoda bajo las miradas atentas que me echan, pero ya me metí en la boca del lobo, y no saldré hasta dejarle satisfecho.