#39: Llamada 2/2

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#39: Llamada 2/2

Aleit

Después de pronunciar su nombre, Susann me entregó el móvil y se marchó del cuarto, antes alzando sus dedos pulgares y guiñándome un ojo.

¿Me habrá deseado suerte o es una forma de decirme que mantenga la calma?

-¿Cómo estás? - la voz de Dierk produjo un revuelo en mi estómago.

Puse la llamada en manos libres y dejé el móvil en la cama frente a mí, mientras que yo me sentaba en posición indio.

-Muy bien- enfaticé. Quería que supiera que en su ausencia la pasé genial.

O eso quería hacerle creer.

-Me gradué hoy- contó. Alcé ambas cejas sorprendida.

-Enhorabuena- respondí cortante, pero tenía unas inmensas ganas de felicitarle de buena manera.

-Gracias... - quiero pensar que me imaginé el tono desolado de su voz. Tragué grueso intentando dispersar el dolor en mi garganta.

¿Estoy siendo un poco dura con él?

No tengo otro remedio.

-¿Por qué llamaste, Dierk? - fui al grano.

Él se quedó un momento callado, y yo me desesperé todavía más. Después de un tiempo, respondió:

-Para hablar contigo.

-¿Para hablar conmigo?- solté una risa sarcástica y él pareció notarlo.

-Rojit...

-Aleit- Le interrumpí con rudeza- mi nombre es Aleit.

El silencio que hubo después de mis palabras fue angustiante. Me imaginé la cara de Dierk en estos instantes, seguro se encontraba sosprendido por mis palabras pero... ¡Estoy enojada! No puede desaparecer durante cinco meses sin dar señales de vida y luego venir y llamarme así.

Aunque he de admitir que me enamoré de los tres apodos acompañados de su voz.

- Aleit- dijo a regañadientes - tienes que escucharme.

-Adelante.

-No podía quedarme en Alemania, mi padre me amenazó después de la pelea con Maik y Natasha.

Acerqué mi móvil a mí para prestar más atención.

-¿Con qué?

-Me dijo que debía venir a Francia porque le estaba causando muchos problemas, estaba muy enojado. Pero en su amenaza estaban incluidos tú y tu familia.

Abrí los ojos y fruncí el ceño, todavía más confundida.

-¿Qué quieres decir?

-Me amenazó con conseguir que tus padres se quedaran en paro y que tú y Alois nunca iríais a una Universidad, porque él haría que no os aceptaran en ninguna- confesó.

Abrí la boca con horror. No puede ser.

-P-pero él no podría hacerlo...

-Es mi padre, Aleit. Con su influencia política podría mover cielo, mar y tierra hasta conseguirlo.

Dejé caer mi espalda sobre la cama y me llevé las manos a la frente. ¿El señor Karl podría ser más hipócrita y malvado de lo que ya era? Ahora veo que no le importan mis padres, siempre iba con una sonrisa por delante para disimular, porque para él lo primero es su imagen.

Voy a cumplirlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora