#20: Príncipe azul.
Aleit.
Dos semanas después.
Ya pasaron dos semanas desde que nos enteramos de lo de Margrit, y hace una semana nos vengamos del animal de Damian. Saskia propuso que les contemos la situación a Cord, Carl y Dierk para que los tres le monten una buena paliza a Damian, pero Margrit se opuso, dijo que no quería meter a los chicos en un gran problema. Así que al final la venganza consistió en:
Flashback.
—¿Por qué no me llevan con ustedes? A mí también me gustaría destrozar el coche de este idiota— nos preguntó Bett, la hermana de Margrit.
—Tienes que quedarte en el coche, por si algo sale mal tengas el coche preparado para cuando subamos— dijo Margrit. Bett suspiró y asintió al final, de acuerdo con el plan.
Mis amigas y yo bajamos del coche de Bett con las herramientas en la mano y sigilosamente nos acercamos al auto de Damian, que se encontraba a unos metros lejos de su casa. ¿Quién deja su auto lejos de su casa?. Son las dos de la mañana, tuve que decirles a mis padres que me iré a estudiar con Margrit y que a la vez pasaré la noche con ella.
Ya al lado del coche, mis amigas y yo nos miramos, Margrit asintió, dando órdenes para empezar.
Pobre coche.
Actualidad.
Escuché voces masculinas abajo y ya que me aburría estando encerrada en mi cuarto decidí bajar. La mesa del salón estaba repleta de latas y botellas de cervezas, patatas fritas y más chatarra. Mi hermano y unos tres amigos estaban jugando a la play. Entre ellos pude reconocer a Edwin, Richard y el otro no sé su nombre, pero su cara me es conocida del instituto.
Alois se dio cuenta de mi presencia.
—Hermanita, ¿Ya despertaste?.
Qué pregunta más estúpida. Pensé. Estaba apunto de hablar cuando un desagradable olor a cigarrillo inundó mis fosas nasales. Pronto me di cuenta que el responsable era Edwin.
—¡Eh! No puedes fumar en casa— señalé. Él sonrió y tiró el cigarrillo en el suelo. Fruncí el ceño— recógelo.
—Relájate, nena— sonrió y recogió el cigarrillo.
—GOOOOOOOOOOLLLLL— salté de mi lugar por el repentino grito de mi hermano.
Fui hasta él y lo di un manotazo en la cabeza, se quejó del dolor pero luego se giró a burlar a Richard. No soportaría convivir con dos o tres chicos de mi edad o un año más. La verdad son insoportables.
Me di la vuelta para salir del salón pero choqué contra un pecho duro.
—¡Auch!— arrugué la nariz.
—Lo siento Pequitas— alcé la mirada y me encontré con la sonrisa de Dierk. Sonreí.
—Hola, ¿Cómo entraste?.
—Por la puerta. Vine con estos idiotas, solo que fui a por una cerveza— me señaló la botella. Ruedo los ojos.
—Este salón se va a convertir en una piscina de cervezas— reí y él me imitó.
Dierk pasó por mi lado y se echó en el sofá junto con mi hermano y Richard. El otro amigo de mi hermano— del que todavía no conocía su nombre— estaba sentado en el sillón y Edwin en una silla, quien ahora estaba mirándome fijamente.
—¿Por qué me miras?— pregunté incómoda.
—¿Eres la chica de Maik?— Dierk miró en nuestra dirección.
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Voy a cumplirlo ©
Fiksi RemajaAleit Rosensweig, lleva enamorada desde su infancia de Maik Lutremberger; un vecino suyo cuyo hermano es Dierk Lutremberger, aquel que en poco tiempo se ganó el odio de Aleit, y el sentimiento es mutuo. O eso dice Dierk. Por circunstancias desconoci...