#35: un paseo, una discusión y...juntos.
Aleit.
Sábado.
Estaba en el salón sentada junto a mi madre viendo un documental, aunque la verdad es que no estaba prestando atención, mi mente estaba como ida, y todo esto tiene un nombre: Dierk, alias: Pitufo.
¡Novia!
Se siente tan bien. Es como si fuera la primera vez que salimos, como si no hubiéramos estado en una relación antes. Desde aquel día en el baño, él y yo nos volvimos inseparables; íbamos juntos a clase y regresábamos juntos, nos veíamos de noche en la ventana antes de dormir, nos mensajeabamos...todo perfecto.
—El primer día creí que estabas feliz porque aprobaste un examen, pero uno no está feliz durante toda la semana por un simple aprobado. ¿Se puede saber qué es lo que te tiene así?— la voz de mamá me quitó de mis cavilaciones. Ella me estaba mirando intrigada, me entraron ganas de reír.
Suspiré y me volteé en el sofá para quedar frente a frente. ¿Por qué no contárselo? Con tal, ella está al tanto de lo que pasó entre Dierk y yo.
—Dierk y yo hemos vuelto.
—¡¿Enserio?! ¡Wow, felicidades!— me dió un pequeño abrazo y me miró con una sonrisa. Me gustó que ella se mostrara feliz por mí— con razón estabas todo el rato con una cara de tonta. ¿Y cómo pasó todo eso?
Le relaté cada suceso sin saltarme nada, ella me escuchó con atención sin decir nada, pero su expresión al contarle la parte del periódico escolar habló por ella.
—¡Pero qué insolente!— se levantó del sofá agitando los brazos— ¿Quién se atrevió a crear esto? No, ¿El director está al tanto de eso?— preguntó enojada.
—No creo. Mamá, tranquil...
—¡El lunes iré a verme cara a cara con él! ¡¿Cómo no va a saberlo?! Se supone que es el director del centro, ¿No?
Creo que no debí contarle esta parte a mi madre.
—¡No! Mamá no vayas a montar un escándalo— la cogí de las manos— mira, sé cómo te sientes ahora, yo así me siento también pero ya nada me importa. Aquí lo importante es que Dierk y yo estamos juntos— me esforcé en hablar de la forma más convincente posible.
—¿Y si se le ocurre otra cosa más que decir sobre ti? Además no solo se trata de ti, hay otra gente de la que habla, y eso no está bien— habló más calmada.
Tiene razón. No soy la única de la que hablan en este periódico, otra gente también sale afectada.
—Te juro que voy a descubrir quién está detrás de esto— prometí.
Esta frase me recordó a Dierk. Tan mono...
—Yo también. Puedo hablar con las demás madres y juntas...
—Mamá, no— interrumpí.
Un destello de mamá viniendo con un traje de Increíble con su escuadrón de madres tras ella, todo a cámara lenta, me cruzó la mente.
Definitivamente no.
—Está bien— se rindió con mala leche. Entendía cómo se sentía en estos momentos, pero me quedaba tranquila sabiendo que no iba a montar un escándalo.
En este momento llamaron al timbre. Me levanté y fui hacia la puerta con la esperanza de que se tratara de mi novio. Pero cuando abrí me llevé una gran sorpresa.
—Hola, Maik— saludé confundida.
¿Qué estaba haciendo aquí?
Pero lo que más me sorprendió fue su vestimenta; tenía unos vaqueros negros que se ajustaban a sus piernas, una cazadora de cuero marrón junto con unas botas negras. Y...¿Unos cascos? Con curiosidad miré a sus espaldas y una moto negra estaba aparcada en la acera.
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Voy a cumplirlo ©
Fiksi RemajaAleit Rosensweig, lleva enamorada desde su infancia de Maik Lutremberger; un vecino suyo cuyo hermano es Dierk Lutremberger, aquel que en poco tiempo se ganó el odio de Aleit, y el sentimiento es mutuo. O eso dice Dierk. Por circunstancias desconoci...