#32: ¿Oportunidades?Aleit.
Sentí como si me hubieran propinado un puñetazo en el estómago, a la vez que un nudo se instalaba en mi garganta. Miré a Susann como intentando descifrar su rostro, para saber si este era otro de sus juegos.
—¿Qué?— pregunté.
Susann se sentó en mi cama e hizo un gesto para que me sentara a su lado, pero yo simplemente me quedé parada mirándola seriamente, instándola a hablar de una vez.
—Lo que has oído Aleit, yo... mentí.
—¿Por qué hiciste eso?— apreté los dientes.
—Porque no quería que estuvieras con él.
—¡Pero eso no te dió derecho a engañarme de esta manera!— exploté— ¡Por tu culpa ahora Dierk no está conmigo!.
Susann arqueó una ceja y me miró incrédula.
—¿Por mi culpa dices?— bufó— yo no tengo la culpa de que me hayas creído a mí y no a él.
Abrí la boca asombrada, pero no dije nada. Por una parte tenía razón, mi error fue no confiar en Dierk, y ahora me estoy sintiendo la peor persona del mundo.
—Vete de mi cuarto— ordené señalando la puerta. Susann se levantó, sin embargo no hizo amago de cumplir mi orden.
—Vine aquí en son de paz, Al— escucharla llamándome de esta forma me sentó raro. Llamarme así era señal de cariño, y Susann...vamos, cariño no me tiene.
—¿Paz?
—Sí. Aunque no lo creas la charla con tía Hann me ha abierto los ojos y...— resopló— sé que tú no tienes nada que ver con que no reciba un buen cariño de parte de mis padres. Te pido disculpas por la manera en que te he estado tratando todo este tiempo, Aleit.
Mi boca se abrió de la sorpresa. ¿Susann se estaba disculpando? ¡¿Enserio?!. Un momento...
—¿No estarás...
—No, esta vez no estoy mintiendo. Me estoy disculpando de verdad— dijo mirándome a los ojos.
Sé que sonará increíble, pero podía ver arrepentimiento en sus ojos. Pero simplemente no podía perdonarla así como así, no después de lo que hizo. Tampoco estoy segura de si estaba hablando totalmente en serio, podía ser otra trampa suya.
—Es difícil de creer— dije.
—Entiendo que no te fíes de mí y que sigas enfadada conmigo. Pero sólo prométeme que me darás una segunda oportunidad.
Me crucé de brazos— no puedo prometerlo— respondí, porque era cierto. Quizás esté siendo dura, o quizás no, pero Susann me hizo mucho daño y no estaba dispuesta a perdonarla fácilmente.
—Está bien— dijo tristemente— a parte de pedirte disculpas, también quería decirte que te doy el camino libre con Dierk. Veo como os miráis y sé que estáis hechos el uno para el otro, debo asimilar de una vez por todas que ya lo perdí.
Me quedé perpleja, y me sentí mal por Susann. Se notaba que quería a Dierk— a su manera, pero le quería—, y todos sabemos que el amor no correspondido es el que más duele.
«No seas mala, perdónala. Todos cometemos errores y tú bien lo sabes»
«¡Ni se te ocurra perdonarla!»
«Todos merecemos una segunda oportunidad»
«Ella no. ¡Piensa en Dierk, Aleit! ¡Piensa en Dierk!»
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Voy a cumplirlo ©
Novela JuvenilAleit Rosensweig, lleva enamorada desde su infancia de Maik Lutremberger; un vecino suyo cuyo hermano es Dierk Lutremberger, aquel que en poco tiempo se ganó el odio de Aleit, y el sentimiento es mutuo. O eso dice Dierk. Por circunstancias desconoci...