#28: Nochebuena...¿buena?

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[He tenido que resubir los capítulos 28 y 29 por un fallo que hubo; el capítulo 29 aparecía antes que el 28. Lo siento mucho]

#28: Nochebuena...¿Buena?

Aleit.

—¡Feliz Navidad!

El grito eufórico de Saskia a través de la pantalla del ordenador me ensordeció por un segundo. La eché una mirada recriminatoria porque, además de haberme dejado sorda temporalmente, me dió un tremendo susto por tener conectado los cascos a volumen máximo.

Volví a colocarme los cascos y la miré; había cortado su cabello por encima de los hombros, y seguía estando hermosa. Nos dijo a Margrit y a mí que quería hacer un cambio de imagen y que pronto se quitará el tinte rubio y volverá a su natural cabello castaño.

—Todavía no es Navidad— respondí.

—Sólo faltan unas horas más— se encogió los hombros en un gesto desinteresado— además, Nochebuena equivale a Navidad.

Rodé los ojos y decidí callarme, porque sabía que si me ponía a discutir sobre el tema, su lengua no se quedaría trabada y entonces empezaríamos una discusión estúpida.

—¿Y Margrit?, ¿Qué hay de ella?— preguntó.

—Supongo que ya se fue de viaje con su familia. Dijo que no tendrá WiFi en todas estas vacaciones.

Ella asintió comprensiva y empezamos a hablar de cualquier cosa que se nos pasara por la mente; Saskia me contó que pasaría la nochebuena con su madre, sus cuatro tías—«hermanas de su madre»—, los maridos de tres de cuatro y sus hijos—«Unos primos a quienes estamparía una sartén recién salida del fuego en cada rostro»— , crueles palabras de ella.

—Nosotros cenaremos con los Lutremberger— respondí desinteresada.

Y no es que lo estaba, al contrario, me moría de felicidad y al mismo tiempo de nervios porque pasaría la nochebuena con Dierk. Y bueno, los nervios se debían a que hoy haremos nuestra relación oficial contándoles a nuestros padres. Pero el caso aquí es que no puedo mostrar mi emoción a Saskia porque su noche no será la mejor y no quiero restregarle la mía.

—¡Wohoo! ¿Qué bien no?— exclamó con una sonrisa y se acomodó para verme mejor. No reaccionó como me esperaba, y esto me gusta.

—Sí— sentí mis mejillas calentarse aun con el frío que hacía.

—¿Y esa cara tan roja?, ¿Has cometido algún pecado zorrilla?— dijo en tono juguetón. Me reí un poco mientras negaba.

—No, es solo que...estoy nerviosa porque hoy les vamos a contar a todos que somos novios y no sé cómo mi padre reaccione y menos el señor Karl— respiré hondo cuando sentí que me faltaba el aire— ¿Y si no le gusto a su padre?. Él y yo no nos llevamos tan bien como lo hago con la señora Angelika. ¿Y si se enoja con Dierk? ¿Y si dice que terminemos? ¿Y si...

—¡Para el caro tonta!— interrumpió con incredulidad soltando después una carcajada— todo va a ir bien, Dierk es un buen chico.

—Ya sé pero su padre...

—Olvídate de este señor. Además, él nunca te ha tratado mal, solo a Dierk porque éste no quiere seguir su camino y bla bla bla.

Acomodé mis piernas en forma de indio y apoyé mi cabeza en el respaldo de la cama. De pronto, escuché el sonido de una piedra atestar contra mi ventana y supe de inmediato que se trataba de Pitufo. Sin siquiera avisar a Saskia, me quité los cascos y corrí hacia mi ventana. La abrí y le vi ahí, sujetando dos camisas elegantes de botones en cada mano. Pero, las camisas pasaron a segundo plano y yo solo podía mirarle boquiabierta.

Voy a cumplirlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora